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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Accidentes en escalada clásica. Reflexiones

Accidentes en escalada clásica. Reflexiones

El pasado domingo 18 de septiembre de 2016 tuve un accidente haciendo escalada clásica en el Pico de la Miel.  Resultado: tres largos meses de escayola por varias roturas de tres huesos en el pie derecho. Como soy tremendamente analista y a mí me gusta observar, reflexionar y aprender de todo, me he decidido a escribir este artículo con mis reflexiones para todo aquel que le pudiera interesar.

Para poner en situación, lo primero de todo contaré un poco el accidente, con los detalles más destacables para la posterior reflexión, y luego analizaré todas las cosas que envuelven un accidente de estas características.

Alguno estará ya pensando que cuando ocurre una cosa de estas lo pasado pasado está y no vale la pena comerse el coco de que si yo hubiera hecho esto o esto otro no hubiera pasado, o cosas por el estilo. Pero ya digo que mi objetivo no es, ni mucho menos, comerme el coco con lo que ya ha pasado, sino aprender y sacar conclusiones que pueden resultar interesantes. Lo que ha ocurrido tiene sus circunstancias y además, salvo que seas un descuidado de la seguridad, cuando ocurren cosas de estas suelen ser fruto de varios factores que tenemos la mala pata de que coincidan todos en el mismo momento.


El accidente

Estoy escalando con un compañero en el Pico de la Miel. Acabábamos de hacer el primer largo de la "Emilio", para continuar luego por la "José Andrés". Encabezo yo este segundo largo, ya de la José Andrés, un largo en teoría no muy difícil, pero que resulta muy raro, algo peleón y de no fácil protección.

El largo va haciendo una travesía diagonal por un muro vertical hasta alcanzar la reunión. Estoy en pleno muro vertical, que se presenta prácticamente sin apoyos para pies, salvo un par de pequeñas cornisillas horizontales. No es facil acuparse a la primera de estas dos cornisillas por la falta de apoyos para pies, pero de una forma atlética consigo subirme. Previamente habia colocado un friend a conciencia en la grieta horizontal en la primera cornisilla, grieta que mira hacia arriba y donde es complicado meter correctamente un seguro, pero he conseguido dejar un seguro bastante sólido, lo que ya me da un poco de confianza de no ir del todo desprotegido. Subir a la segunda cornisilla me da más guerra todavía y tengo que recurrir, a falta de pies y de agarres de manos decentes, a empotres de manos en la fisura horizontal que la gobierna para poder auparme a ella, también de forma atlética.

Subido a la segunda cornisilla, la continuación no la veo clara. Hay un pequeño matorral que ya tengo muy cerca de mí. También hay un parabolt a mi izquierda, pero que me ha dicho mi compañero, que se conoce el Pico de la Miel como la palma de la mano, que mejor si no lo utilizo, porque es de otra vía y si lo chapo luego me va a tirar mucho la cuerda.

Me da la impresión que haciendo una travesía horizontal y subiendo por la derecha del matorral podría ser más fácil que tirar para arriba por la izquierda del matorral, donde todas las regletillas las veo invertidas y poco útiles para agarrarse, en un sitio donde la verticalidad se acerca al desplome. Hay una especie de agujero-grieta en forma de ojal y no veo ningún otra fisura o agujero donde poder meter un seguro. Bueno, pues parece conveniente meter un seguro en ese ojal en la roca. Tiene un estrechamiento y dirección casi horizontal pero bajando hacia la derecha. Pienso que si voy a ir hacia la derecha puedo encajar un fisurero orientado hacia la derecha que me proteja de una posible caída, y así ahorro friends por si me hacen falta después, aunque parece poco probable. Estoy en una postura forzada, ya que la roca escupe hacia atrás, asi que intento encajar el fisurero como puedo, pero no queda todo lo perfecto que me hubiera gustado. Como estoy en mala postura y con dificultades para mantener el equilibrio pienso "bueno, no importa que no haya quedado perfecto, porque no creo que me caiga; y además el friend de abajo sí que lo he puesto bien y si por casualidad fallara este fisurero me pararía en una poco probable caída".

Cuando empiezo a ir a la derecha y se lo digo a mi compañero, éste me corrige y me dice que no me vaya por la derecha porque la vía va por la izquierda del arbusto. Como lo conoce bien, reculo y me dispongo a tirar hacia arriba por donde me dice mi compañero. Sigo sin verlo claro, pero pienso que si consigo subir aproximadamente metro y medio y colocar algún pie apoyando en el ojal donde he puesto el fisurero el resto ya será algo más fácil pues parece que la verticalidad cede un poco y confío en poder agarrarme de algo aunque sea romo.

Después de haber observado por dónde intentar auparme, me lanzo hacia arriba y doy un par de pasos... pero me quedo en muy mala postura... me he quedado vendido y no puedo ir ni para adelante ni para atrás. No sé si tirando de decisión y confianza podría llegar a salir por arriba sin caerme, pero como tengo muy poca confianza en ello prefiero intentar recular y volver a la cornisilla, pensando que si no lo consigo por lo menos me acercaré al último fisurero colocado con ánimo de intentar reducir el vuelo.

Intento bajar lo que pueda, con los dedos sujetando un agarre no muy bueno y descolgando los pies por la pared intentando buscar algún apoyo por malo que sea, pero no veo ni por dónde van los pies ya que donde las piernas desploma un poco y no llego a ver nada, yendo totalmente a ciegas y al tacto. Como era de esperar, me acaban deslizando los dedos de las manos antes de haber conseguido colocar ningún pie en ningún sitio. En principio no me preocupo ya que pienso que me sujetará el fisurero y además algo sí que he bajado y el vuelo será incluso pequeño.

Empiezo a caer y a pensar: "bueno, ahora me parará enseguida la cuerda y a volver a intentarlo mejor"... "vaya, parece que estoy volando más de lo esperado"... "¿joer, qué pasa que esto no para?"... "me dan ganas de gritarle a mi compañero que tense cuerda, pero sería absurdo, porque él ya estaba atento"... "no me lo puedo creer, el suelo se me viene encima y esto no para"... ¡¡¡PATAPOF!!!, aterrizaje del orden de 5-6 metros más abajo de donde estaba, en la zona derecha de donde la placa del primer largo de la Emilio, en todo el musgo negro. Caigo sobre el pie derecho, se me dobla y reboto, cogiéndome ya la cuerda. Noto un dolor tremendo en el tobillo derecho y mi primer pensamiento es que me lo he destrozado, pues el impacto ha sido muy fuerte. Inmediatamente dirijo mi mirada al tobillo y me tranquiliza el ver que el pie sigue alineado y que parece que algo lo puedo mover, aunque sea con bastante dolor. En cierto modo he tenido suerte de aterrizar en una placa inclinada en lugar de una superficie horizontal donde las lesiones hubieran sido mucho más gordas con semejante caída.

Todos los pensamientos que he puesto en el párrafo anterior que me han pasado por la cabeza mientras caía, aunque no lo creáis han sido realmente así, y es que no os podéis ni imaginar lo largos que pueden llegar a hacerse esos 6 metros cayendo y todo lo que te da tiempo a pensar mientras tanto... es increíble. La explicación es que en estas situaciones la mente funciona tremendamente rápido y hace parecer que el tiempo pasa muy despacio. 

Me entra un mareo terrible, que no me deja hacer nada, así que le digo a mi compañero que estoy muy mareado y necesito unos minutos, durante los cuales me quedo apoyado en la placa colgando de la cuerda. Así me quedo del orden de 10 largos minutos, tras los cuales me recupero lo mínimo para poder empezar a reaccionar. Una chica que está en la vecina reunión de la Ezequiel y lo ha visto todo se ha puesto muy nerviosa, aunque nosotros no nos damos cuenta en el momento, ya que estamos pendientes de lo que nos traemos entre manos, y nos lo confesaría después. A todo esto, veo junto a mí el fisurero que había usado para asegurar el paso, confirmación de que había saltado el seguro en la caída, aunque evidentemente ya había deducido que era eso lo que había pasado y que ha ocurrido por haber cambiado de opinión de ir por la izquierda en lugar de por la derecha y no haber cambiado el fisurero que estaba únicamente preparado para parar una caída por el lado derecho.

Lo primero es llegar a la reunión donde está mi compañero. He quedado casi a su altura, pero unos cuatro metros a la derecha, así que apenas me tiene que dar algo de cuerda y yo ya penduleo hasta alcanzar la reunión. Intento pisar con el pie malo pero no puedo, ya que el dolor es muy intenso. Una vez en la reunión mi compañero me descuelga y yo voy rapelando a la pata coja por el primer largo de la Emilio hasta llegar al suelo. Una vez en el suelo y tras desatarme me tumbo unos minutos en él, ya que sigo mareado. El tobilllo parece un globo de lo hinchado que está. Un escalador que había allí preparándose me ofrece zumo pero apenas me entra un poco en el estómago. Ese mismo escalador asegura a mi compañero para que recupere el material y luego ya rapela hasta el suelo. Ya algo recuperado del mareo, mi compañero me dice que si bajamos él me lleva al centro de salud o lo que sea, pero le contesto que sin ni siquiera poder apoyar el pie es imposible bajar por estos senderos que tienen incluso pequeños destrepes cada dos por tres; y en caso de conseguirlo podría tardar varias horas en llegar abajo. Yo soy de los de molestar a la gente lo menos posible, pero tengo claro que es inevitable llamar a emergencias.

Llamo a emergencias. Hay varios intercambios de llamadas y whatsapps, para valorar la situación y tener toda la información que necesitan,  hasta que ya me comunican que va a venir el helicóptero a por mí. El helicóptero todavía tardará unos minutos en venir, así que aprovechamos para organizar todo. Mi compañero se va a bajar al coche todo menos lo que necesito llevarme: el móvil, la cartera con la documentación y un polar por si en algún momento tengo frío. Tras sugerirlo mi compañero, también me dejo sin quitar el arnés ya que puede venir bien para el helicóptero. El pie dañado lo he dejado al descubierto, quitándome el pie de gato con mucho cuidado. El otro pie de gato lo he cambiado por la zapatilla. También le doy las llaves de mi coche a mi compañero.

Viene el helicóptero, se medio posa en una roca de las proximidades, suelta tres miembros del GERA y se va. Los tres miembros del GERA suben hasta donde estoy yo con un "inmovilizador" hinchable para la pierna. Todo va sobre ruedas, ya que ellos van perfetamente preparados con lo que necesitan en función de lo que les he dicho y yo tengo todo preparado y lo que me dicen que hagamos ya lo tenemos hecho. Además el arnés que llevo puesto les viene bien para izarme al helicóptero. Me inmovilizan la pierna y en pocos minutos está de vuelta el helicóptero, suelta el cable de la grúa hasta donde estamos, me enganchan al ventral del arnés, y para arriba.

Los bomberos del GERA me inmovilizan la pierna con una férula hinchable
Esperando el cable del helicóptero en la plataforma de inicio de las vías Ezequiel, Emilio y José Andrés
Izado al helicóptero...
... que a la vez se va yendo de camino al helipuerto

No voy a enrollarme y aburriros con mis deambulares por el Centro de Salud de El Molar, el Hospital Infanta Sofía y el Hospital de Torrejón de Ardoz, aunque alguna que otra anécdota hay. Solo diré me diagnostican inicialmente fractura del cubóides y del calcáneo del pie derecho, y posteriormente detectan que una zona del astrálago está hecha papilla con multitud de fragmentos de hueso, y alguna pequeña cosa más; que he tenido suerte porque a pesar del destrozo todo sigue más o menos en su sitio y que tengo prohibidísimo apoyar el pie bajo el riesgo de que todo se complique.

   
Reflexiones

Lo primero comentar lo que más se me puede achacar como fallo mío: el fisurero colocado para ir a la derecha, que cuando he cambiado de opinión y optado por ir por la izquierda del matorral ya ha dejado de ser eficaz para parar una caída al cambiar de orientación y posición el escalador, y por descuido no he modificado. Ya lo comenté en los artículos sobre friends y sobre fisureros, que el fisurero es muchísimo menos eficaz que un friend, ya que el fisurero trabaja sólo en una dirección y es unidireccional, mientras que el friend es multidireccional, además de que el fisurero es un anclaje pasivo, mientras que el friend es un anclaje activo, que tiene a sujetarse más cuanto más tires de él, aunque se desplace a una zona algo más ancha. En estos artículos comenté que los fisureros sirven sobre todo para ahorrar friends que puedas necesitar más adelante, pues el anclaje realmente bueno es el friend. El primer fallo mío es haber usado un fisurero en un sitio comprometido, en lugar de un friend. El segundo, es no haberme dado cuenta en el momento que al cambiar de opinión para ir por la izquierda en lugar de por la derecha, la posición del fisurero ya no era correcta para parar una caída por el lado izquierdo... un despiste que ha tenido unas consecuencias. Además hay que dedicarle el tiempo necesario a la colocación del seguro para que éste resulte lo más fiable posible, aunque en mi caso ha sido más un problema de la orientación del fisurero que de una mala colocación.

Por otra parte, el parabolt cercano hubiera sido una excelente opción para hacer ese paso bien protegido. Si no pilla bien alineado con la vía, entonces se pone una cinta express alargada, y si luego roza en exceso se puede intentar volver para quitarlo una vez puesto el seguro siguiente, pero no se pueden desaprovechar estas facilidades cuando te tocan dar pasos que no tienen vuelta atrás y no estás suficientemente protegido.

Además, en mi (hasta ahora) mentalidad de poner siempre pocos seguros, me había saltado la grieta de la segunda repisa sin poner ningún seguro. Eso hubiera acortado mi vuelo lo suficiente para no tocar suelo. Teniendo en cuenta que lo que venía tenía muy difícil protección y que era la última opción de poner un seguro en un buen sitio, parecía lo recomendable, incluso hasta recuperando el friend anterior si se quiere.

Otra cosa a tener en cuenta es lo que puede llegar a dar de sí la longitud de la cuerda. Parece que vamos "cortos", pero luego entre la comba de la cuerda y el chicleo cedes bastantes más metros de los que piensas. Es una cuestión a tener muy en cuenta cuando andamos no muy lejos del suelo o de repisas en las que podemos aterrizar en caso de caída. Es algo que ya muchos (entre los que me incluyo y no por este caso) habrá experimentado más de una vez, pero que teniendo el suelo o resaltes cerca cobra una importancia muy alta.

Moraleja de todo lo anterior: no economizar el uso de seguros más de lo que nos vaya a exigir el largo y, sobre todo en tramos expuestos, dar preferencia al uso de friends, dando a los fisureros un papel secundario. Una caída con falta de seguros puede tener graves consecuencias, mientras que si por un uso excesivo de seguros te quedas sin ellos normalmente podrás descolgarte algo para recuperar alguno y "reciclarlo" o incluso directamente descolgarte hasta la reunión y replantearte el largo. Por ello creo que es mejor mentalizarse en pecar por exceso que por defecto; aunque yo hasta ahora lo hiciera al revés, por pura costumbre y a veces por ir excesivamente concentrado en la escalada y no darme cuenta.

En cuanto a la caída en sí, recordemos que el largo iba más o menos en travesía diagonal... ¿os imagináis que hubiera pasado si en vez de llevar la cuerda bien colocada la llevo cruzada por detrás de la pierna, como se acaba colocando sola la cuerda en las travesías si no la recolocas? Pues habría pasado que la propia cuerda me podría voltear y en vez de caer de pie podría haber caído, por ejemplo, de espaldas... ufff, no quiero ni pensarlo. Lo que resulta evidente es la tremenda importancia de llevar siempre las cuerdas bien posicionadas mientras se escala.

En el fatídico largo, de camino al "famoso" matorral que hay un poco más arriba. La caída es desde casi el matorral hasta la zona densa de musgo negro, casi a la altura de la reunión desde donde está hecha la foto. Se puede comprobar cómo llevo bien las cuerdas por la izquierda de la pierna izquierda y evitando que se cruce por detrás de esta pierna
El croquis de la vía, donde se aprecia mejor la perspectiva. Es la 26, en rojo. En el segundo largo se aprecia el matorral, ya cerca de la reunión (aunque la reunión realmente está un pelín más alta que lo marcado en el croquis) y la distancia de caída desde casi el matorral hasta el musgo negro de abajo, quedando prácticamente a la altura de la primera reunión

Pasando a otro tema, voy a comentar una cosa que a lo mejor son imaginaciones mías, pero como poco tiene algo de razonamiento. El pie de gato tiene una pega gorda en una caída de pie: que no tiene un tacón que amortigua como el de una bota o una zapatilla. Eso implica que con un simple salto desde poca altura ya te puedes hacer daño en el talón, ya que es como si cayeras descalzo (muchos seguro que ya lo habéis notado o sufrido más de una vez). Sin embargo, sí que he pensado que tiene una parte positiva: el hecho de que me haya hecho múltiples fracturas en el pie y éstas no se hayan desplazado significativamente, junto con lo tremendamente ceñidos que se ajustan los pies de gato, me han hecho pensar si este gran ajuste al pie ha servido también para contribuir a la sujección de los huesos fracturados para que no se desplacen las fracturas (o incluso para que éstas se recoloquen tras producirse, quién sabe). Evidentemente esto solo vale para el pie y no para tobillos o más arriba. Vuelvo a repetir que todo esto es un razonamiento mío que a lo mejor no es correcto, pero al menos tiene su lógica. En cualquier caso, esto me lleva a hacer una recomendación al respecto: mejor quitarse el pie de gato en el último momento, cuando ya se quede el pie sin usar y al aire hasta que te lo inmovilicen, y quitártelo con sumo cuidado... aunque esto último quizás sobra decirlo, ya que el dolor te va a obligar a ello.

Otra cuestión. En primera instancia mi compañero, que evidentemente no sabía el alcance de mi lesión tan bién como lo podía notar yo en mis carnes, me propone intentar bajar y llevarme en su coche al centro de salud. Yo, viendo que no podía ni apoyar el pie, lo desestimo y opto por llamar a emergencias. Después de ver la opinión de los médicos diciéndome que ni se me ocurra apoyar el pie bajo el riesgo de complicar las fracturas, he comprobado que lo que hice fue lo mejor. Intentar bajar por mi cuenta hubiera supuesto, además de un suplicio, un enorme riesgo de complicación. En definitiva, no hay que llamar a emergencias por cualquier cosa, pero si la situación realmente lo requiere no debe forzarse y correr el riesgo hacerse una lesión todavía más grave. Hay que aplicar el sentido común tanto para no movilizar innecesariamente semejante despliegue, como para recurrir a esa ayuda si realmente se necesita.

Por su parte, la sugerencia de mi compañero de no quitarme el arnés para facilitar el rescate con helicóptero fue del todo acertada. Me evitó las molestias de quitarme el arnés y de luego ponerne el dispositivo de aseguramiento de los bomberos del GERA y ésto últimos lo tuvieron bien rápido y fácil para enganchar el gancho del helicóptero al anillo ventral de mi arnés e izarme.

Por último, resaltar la importancia de llevar el móvil encima con suficiente carga de batería y el estar federado o asegurado para este tipo de accidentes.


10 comentarios:

  1. Hola Javi..... muy buena la entrada, muy claras tus reflexiones y bien detallado todo lo ocurrido, es bueno sacar conclusiones de un accidente para intentar que no pase mas veces, claro que esto a veces simplemente pasa porque la escalada es un medio propicio para que pasen cosas de este tipo aunque evidentemente hay que minimizarlas en lo posible.....mucho animo y que dentro de poco puedas continuar con las actividades......un abrazo.

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    1. Muchas gracias Wimbor, espero estar lo antes posible de nuevo en activo y que sigamos compartiendo ratos. un abrazo

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  2. Hola Javi, muy buen post y muy buenas reflexiones.
    Es curioso todo lo que nos puede pasar por la cabeza en un vuelo y lo largo que nos puede parecer.
    Ese día estaba haciendo el Manolín con un colega y cuando vi el helicóptero me preocupe porque pasó y oí que se paraba cerca, y este fin de semana pasado y me confirmaron el accidente.
    Bueno son cosas que pasan y de todo se aprende, aunque haya tenido que ser así. Espero que la recuperación sea todo lo rápida y satisfactoria y que pronto estés en la pared de nuevo.
    Un saludo y muchos ánimos!

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    1. Hola Laura, muchas gracias. Lo de que de tiempo a pensar tantas cosas en un vuelo así seguramente es debido a que en esas situaciones la cabeza piensa muy rápido y da la sensación de que el tiempo pasa más despacio.
      No dudes de que volveré a la pared en cuanto pueda. Saludos!

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  3. Ante todo, decirte que me alegro de que tus lesiones no sean graves. Luego, felicitarte por la capacidad de análisis y reflexión, algo que estimo más que necesario pues de los accidentes e incidentes siempre pueden sacarse conclusiones positivas, como es tu caso.
    Pero me permitirás una corrección amigo: ni los fisureros ni los friends son anclajes multidireccionales... sólo lo son los parasoles y similares. Para considerar multidireccional a un anclaje este tiene que aguantar un tirón desde cualquier ángulo, y el friend, evidentemente no lo aguanta en tracciones "hacia arriba", cosa que los parasoles sí.
    Un cordial saludo, a recuperarse pronto para que no tardes mucho en volver a escalar en "mi barrio".

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    1. Muchas gracias, Narciso, por todo. Si me permites ser purista desde el punto de vista léxico, tendríamos que distinguir entre los términos multidireccional y omnidireccional. Pero en el fondo creo que más o menos estamos hablando de lo mismo, así que me dejo de términos y te doy mi punto de vista del concepto que es lo que importa. Es cierto que un friend no va a funcionar igual de bien en la dirección para la que se ha colocado que en otra distinta, pero también es indudable que en direcciones distintas a la prevista es muchísimo más difícil que te salte que un fisurero. De hecho sólo te llegará a saltar un friend si el cambio de dirección produce un giro en el mismo y éste está colocado tan al borde de la fisura que dicho giro puede hacer que se salgan algunas levas de la fisura. Esto es todavía más patente con las nuevas generaciones de friends con vástago flexible que minimizan el posible movimiento del friend por estas causas. Yo personalmente consideraría un friend metido con suficiente profundidad en una grieta como totalmente multidireccional.
      Por cierto, me encanta tu barrio para escalar; un auténtico lujo. Ya he vuelto a él de visita, pero espero volver lo antes posible también a escalar. Un saludo y lo dicho, muchas gracias por todo.

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  4. Hola Javier, lo primero de todo quería desearte una pronta recuperación.
    Sigo tu blog desde hace tiempo y me encanta. Se agradece una visión tan crítica y reflexiva sobre los temas que tratas, y en esta ocasión sobre el propio accidente, que nos sirve a todos para pensar y aprender.

    Un saludo,

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    1. Hola Juanjo, muchas gracias. Me alegra saber que mis artículos gustan y pueden llegar a ser útiles. Mi mujer me dice que me enrollo mucho, jejeje, pero es también porque no está familiarizada con el mundo de la escalada y su terminologia y a veces se pierde un poco en el texto.
      Saludos

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  5. Hola Javier,me llamo Andrés y soy uno de los que abrieron la ruta,siento mucho tu percance y simplemente desearte una pronta recuperación,solo comentarte que a la altura del matojo y dentro de la grieta hay un clavo que protege la travesía a la reunión,siento que no le vieras antes.Un abrazo y nos vemos .

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    1. Hola Andrés. Lo primero es lo primero y en este caso es agradeceros a todos los que abrís vias y nos regaláis vuestro trabajo en este sentido.
      En cuanto al clavo, sí que me comentó mi compañero que había un clavo a la altura del matorral, concretamente me dijo que en su lado derecho. Yo no llegué a verlo, porque me caí antes de llegar a "tocar" el matojo y no lo busqué visualmente pensando que si voy por la izquierda del matorral y el clavo está a la derecha entonces el propio matojo me lo taparía visualmente. Sí que es verdad que haberlo localizado visualmente al menos hubiera sido de ayuda aportando confianza para llegar a él, pues desde donde estaba hasta la reunión aparenta no dejarse protejer y eso da cierta inseguridad.
      Un saludo

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