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lunes, 11 de mayo de 2015

Midi d'Ossau por la Arista Peyreget

Midi d'Ossau, por la Arista Peyreget
Año 2010. Participantes: Vero, José y yo.

Tras la subida el año anterior del Midi d'Ossau por la normal, que nos dejó un excelente sabor de boca, ese año se nos ocurrió una excelente actividad en el mismo pico: subirlo, pero recorriendo toda la arista desde el collado del Peyreget hasta la cima, pasando por coronar el afilado Petit Pic. El resultado fue una jornada de lo más aventurera y realmente espectacular.

No voy a volver a hablar de las excelencias y características del Midi d'Ossau, porque ya lo hice en la entrada de Midi d'Ossau por la normal y no quiero repetirme. Solo volveré a recordar que para mí es el pico más llamativo y emblemático de los Pirineos, a pesar de no ser un "tresmil".

La ascensión por la arista Peyreget, pasando por el Petit Pic, es una opción más complicada y larga pero muy interesante por su espectacularidad, que sin embargo solo exige un nivel técnico bastante básico de escalada. Aunque casi casi se podría hacer sin cuerda, ésta en algunos momentos se hace altamente recomendable, especialmente para el rápel de bajada del Petit Pic si no quieres destreparte un IV- bastante alto y vertical y con buen patio... posible pero nada recomendable. Aparte de este rápel, en algún que otro paso del resto del recorrido aunque no resulta obligado del todo el uso de la cuerda, sí que es recomendable emplearla para mantener un cierto nivel de seguridad y tranquilidad. Además, el llevar una cuerda o al menos un cordino te va a proporcionar un plus de seguridad al disponer de una herramienta para escapar de algún embolado en el que te puedas meter. 

P.D. He recibido un comentario que en un principio pensaba contestar, pero al final he decidido que tenga el honor de ser el primer (y único por el momento) comentario del blog que he eliminado sin ser spam, debido a la gran cantidad de "sinsentidos" que contenía, llegando incluso a la falta de respecto. En él, aparte de otras incongruencias y absurdas películas que se montaba el autor (anónimo), se quejaba de que leyendo este artículo estuvo a punto de realizar esta actividad sin llevarse cuerda. En este sentido, en el párrafo anterior cito literalmente que "casi se podría hacer sin cuerda" (importante ese "casi"), pero que es "altamente recomendable". También hablo de un "nivel técnico bastante básico de escalada", lo cual claramente quiere decir que para un escalador es sumamente fácil, pero por supuesto hay que tener al menos unos conocimientos básicos de escalada y del uso de cuerdas y anclajes. Conozco personalmente alguna persona que sería capaz de hacer esta ruta sin cuerda, pero, para que quede claro y no haya más iluminados que se crean superiores, que interpreten esas frases a su manera y además no sean capaces de valorar las dificultades cuando se describen en el texto, diré claramente que el 98-99% de los mortales necesitamos cuerda y algo de material de aseguramiento para superar algunos puntos de esta ruta. Quizás más por seguridad que por dificultad, pero la necesitaremos. Aún así los habrá que se crean superiores a ese 99% estando muy lejos de serlo, pero eso ya no lo puedo evitar.

En mis descripciones intento ser todo lo transparente que puedo, contando las cosas como las he visto y cómo las he sentido, sea positivamente o negativamente. Del texto del artículo cualquier persona normal puede deducir que no pretendo dármelas de crack ni mucho menos, de lo que se me acusaba en el comentario. De hecho, yo me encargué de la logística y de preparar y llevar a cabo toda la navegación durante la arista, pero las partes más técnicas como el largo de escalada en las placas blancas o la chimenea en ensamble de camino a la cima del Petit Pic las encabezó José, que en ese momento (la actividad es del 2010) tenía más experiencia que yo en escalada clásica.  

Continuando con el asunto del comentario, la valoración de las dificultades es muy subjetiva, y lo que para uno es fácil para otro no tanto, e incluso para una misma persona puede variar de un día a otro. Pero lo que sí que suele resultar bastante objetivo es la cotación de dificultad, que eso está perfectamente indicado a lo largo de mi texto en cada uno de los puntos críticos. Por poner un ejemplo, cualquier escalador sabe perfectamente que evitar un rápel destrepándose un IV- de 40 metros verticales está muy lejos de ser lo más razonable, o que treparse una chimenea de grado III+ con botas normalmente está en el límite de necesitarse o no cuerda, según se atine o no con los pasos adecuados o según el nivel de exposición que haya. Entre la cotación, la descripción y las fotos creo que la mayoría de la gente se puede hacer una idea bastante cercana a la realidad de lo que se va a encontrar. Lo que no resulta lógico es pretender ir sin cuerda y cacharros en un sitio así por ahorrarse un poco de peso, salvo que seas un crack y/o te conozcas al dedillo todo el recorrido de haberlo hecho varias veces. Es algo que cualquier persona que sepa moverse en este tipo de terrenos sabe de sobra, pues además de las propias dificultades es fácil embarcarse en algún sitio y meterte en un lío del que sin una cuerda a lo mejor lo puedes tener mal.

También está el asunto de contrastar la información, algo en lo que insistimos la mayoría de los que tenemos blogs de este tipo en la "Advertencia del Autor" o similar, en mi caso ubicada en la columna derecha de la página. Lo que no se puede es meterse en este tipo de actividades sin que nadie del grupo tenga un mínimo de experiencia y tenga en cuenta todo este tipo de cosas. Y luego encima pretender que si se enmarronan la culpa la tengamos los que escribimos este tipo de artículos. En fin... después de este inciso seguimos con la descripción de la actividad: 

Como en la otra ocasión, también hemos previsto hacer la actividad en un fin de semana, pero, dado que el recorrido nos va a llevar algo más de tiempo que el subir al Midi d'Ossau por la normal, en esta ocasión hemos decidido acampar junto al refugio de Pombie, siendo nuestro plan el siguiente:


  • El viernes hacer el viaje en coche y subir, aunque sea de noche, al refugio de Pombie, donde montaremos las tiendas para acampar y pernoctar.
  • El sábado hacer la arista, llegando de nuevo al refugio de Pombie para volver a dormir.
  • El domingo levantarnos tranquilamente, descender al coche y hacer el viaje de regreso.
 Con ello, el sábado nos ahorraremos casi 2 horas, las de ida y vuelta del coche al refugio de Pombie.


Subida al refugio de Pombie
30 de julio de 2010

Datos: 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: no
Dificultad: Ninguna dificultad técnica. Pero atención, porque debido a la existencia de varias redes de senderos serpenteantes en la parte baja, es muy fácil desorientarse y acabar haciendo recorridos en círculo si no hay visibilidad (de noche o con niebla).
Longitud total: 4,1 km;     Desnivel acumulado positivo:  410 m;     Desnivel acumulado negativo: 120 m 
Tiempo: Aproximadamente 1 hora.

Track: 
Ajeno, de internet (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).




Fecha:  30 de julio de 2010

El viernes salimos tranquilamente después de comer hacia el Pirineo y llegamos a la zona de párking del Portalet, pasada la frontera con Francia. Es ya prácticamente de noche, así que mientras preparamos las cosas para partir, se hace ya completamente de noche.

Cerca de nosotros han aparcado otros montañeros que van a subir al refugio de Pombie. A ellos les ha avisado el guarda del refugio de lo tremendamente fácil que es desorientarse y no enlazar bien la subida al refugio cuando es de noche (como es el caso) o hay niebla, así que, aunque ya han estado aquí otras veces, nos preguntan si conocemos bien la subida y si pueden unirse a nosotros para subir al refugio sin desorientarse. Les comento que no hay ningún problema y que además llevo una antena GPS que se comunica con el móvil por bluetooth dándole las coordenadas y nos va a permitir no perdernos (en esos momentos todavía no existían los móviles con GPS). En nuestra anterior visita, en la que llegamos al coche ya de noche, ya pudimos comprobar que es bien fácil desorientarse en la oscuridad, debido a la configuración de senderos que hay y su trazado describiendo amplios arcos.

Cuando estamos todos listos, iniciamos la marcha ambos grupos. Vamos totalmente a oscuras y encima debe haber neblina, pues el ambiente está como con agua pulverizada que te va mojando poco a poco. Gracias al GPS puedo ir enlazando bien la ruta, hasta que llegamos a las zetas de subida al collado de Pombie. Una vez cogidas estas zetas empieza la subida más en serio y ya disminuye el peligro de perderse a poco atento que vaya uno, aunque yo voy con la sensación de ir subiendo con una orientación algo distinta...el GPS confirma que vamos bien... sin duda el recorrido hasta coger estas zetas me ha producido algo de desorientación.

Un poco mojados por la tremenda humedad del ambiente, alcanzamos el collado de Pombie. Seguimos el sendero, con suave tendencia descendente, y unos minutos después llegamos al refugio, que hemos podido identificar un poco antes gracias a sus luces.

Nos despedimos de nuestros compañeros de subida y nos acercamos a la zona que tiene el refugio señalizada para la acampada con tienda. Allí encontramos un buen hueco donde montar las tiendas a la luz de los frontales, muy cerca de la orilla del ibón.

Digo tiendas en plural, porque llevamos dos tiendas de campaña: José y Vero llevan una y yo llevo la mía. La verdad es que nos podíamos haber apañado solo con la mía que es de tres plazas, y ahorrarme una buena carga de peso hasta aquí, pero como solo ha sido 1 hora de subida optamos por no dormir apretados y cargar con las dos tiendas.

Una vez montadas las tiendas, hacemos la cena y cenamos en animosa charla hasta que nos acostamos, creo recordar que sin haber fijado una hora para levantarse mañana... es la 1 de la madrugada, un poco tarde para acostarse, pero entre prepararnos, subir, montar la tienda y cenar tranquilamente, se nos ha ido el tiempo que da gusto.     

Preparando la cena, junto a nuestra tienda.



Midi d'Ossau por la arista Peyreguet
31 de julio de 2010

Datos: 
Actividad: Montañismo/arista;      Zona: Pirineos
Cimas: Petit Pic (2807 m) y Midi d'Ossau (2884 m)
Dificultad: Recorrido muy aéreo con algunos pasos prácticamente de escalada rozando el IV y un rápel. Hay que tener cuidado e ir muy bien informado porque el recorrido muchas veces no resulta del todo evidente y es fácil irse por donde no es. Id bien provistos de agua, ya que la actividad es muy larga y no hay agua durante el recorrido.
Longitud total: 6,9 km;     Desnivel acumulado positivo:  1130 m;     Desnivel acumulado negativo: 1130 m 
Tiempo: Es una actividad muy "entretenida" y dependerá mucho de lo que os entretengáis disfrutando del entorno y el paisaje, de lo ágiles que estéis en las trepadas y rápeles, de lo bien que vayáis localizando la ruta, de las pequeñas incidencias que os puedan ocurrir, y del tiempo que os lleven las medidas de seguridad que necesitéis en algunos pasos. No obstante, contad con que es una actividad bastante larga, el tiempo se va que da gusto y no es difícil acabar superando las 10 horas entre unas cosas y otras. En cualquier caso, creo que es difícil hacerlo en menos de 6 o 7 horas, a menos que seáis unos cracks. Si lo hacéis desde el coche hay que contar con 2 horas más entre ida y vuelta.

Track: 
Obtenido de internet y adaptado (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).




Fecha:  31 de julio de 2010


Como decía, no hemos determinado ninguna hora para levantarnos, pero la luz del día acaba despertándome. José y Vero son mucho más remolones y siguen durmiendo. Yo me entretengo como puedo mientras ellos se deciden a levantarse. Salgo de la tienda, contemplo las vistas, doy una vueltecilla por los alrededores...
 
El Midi d’Ossau en todo su esplendor. Tal y como lo recordábamos: ¡impresionante!
Hemos acampado cerca del refugio, junto al ibón de Pombie.
El ibón está lleno de peces. Sus tranquilas aguas reflejan el bonito entorno, deleitando nuestra vista



Finalmente Vero y José se levantan. Son más de las 9... creo que nos estamos confiando demasiado.

Desayunamos y preparamos todo, no sin antes dedicar algún ratillo que otro a contemplar el estupendo panorama que nos rodea e intentar visualizar el recorrido, aunque desde donde estamos no se observa bien.
Poniéndonos crema solar
Intentamos visualizar el recorrido
La misma foto sin líneas ni textos
 
Cuando tenemos todo listo, nos acercamos a la fuente del refugio a coger agua, no sin antes hacernos una foto de partida y desde ahí ya iniciamos la marcha. Son casi las 10 de la mañana cuando salimos, una barbaridad de tarde... la verdad es que se nos ha ido un poco de las manos el horario, lo cual no ha sido nada prudente pues la jornada va a ser muy larga.
 
Foto junto a nuestras tiendas, justo antes de ir a la fuente y partir

Cogemos el sendero que sube al collado de Peyreget. La subida es en constante pendiente por un terreno más bien herboso con multitud de pequeñas rocas. El sendero está muy marcado, así que no tiene ningún problema.

Iniciando el sendero que sube al collado de Peyreget

Cuando ya hemos hecho gran parte de la subida al collado llegamos a un bonito y solitario ibón (bueno, aquí en Francia lo llaman “lac”) que bordeamos por la derecha. Tras sobrepasarlo, nos queda para llegar al collado una fuerte rampa de unos 100 metros de desnivel que se sube en zigzags y que comento que recuerda a las típicas de Picos de Europa.

A mitad de subida al collado de Peyreget llegamos a un ibón...
... y lo bordeamos por la derecha. La continuación son unas empinadas "zetas" que recuerdan a Picos de Europa

Cuando llevamos solo unos 40 minutos desde que salimos, alcanzamos el col de Peyreget. Aquí llegan algunos senderistas que pasan de un lado al otro del collado o simplemente suben para contemplar las vistas. El Peyreget le tenemos a la izquierda a tiro de piedra y sólo nos costaría unos 40 minutos más subirlo y bajarlo, pero no podemos perder mucho tiempo pues no sabemos si nos podrá faltar a lo largo del día, en función de que en nuestro recorrido vayamos encontrando más o menos fácilmente la ruta correcta o de complicaciones que surjan. Lo que nos interesa está justo en sentido opuesto.
 
Al llegar al collado de Peyreget, miramos a la izquierda y vemos el Pico de Peyreget bastante al alcance. Hay algunos montañeros en el collado
Vista de por donde hemos subido, con el ibón y más a lo lejos el refugio. En el horizonte el Pallas y el Balaitús.

Es el momento de repasar el recorrido e intentar situarlo visualmente antes de meternos en el fregado. El entorno que vamos a atravesar presenta una cierta dificultad y cualquier equivocación nos puede llevar a una encerrona. Llevo un buen dossier de fotos, pero a pesar de que voy bien documentado sabemos por experiencia que el tema no es fácil y hay que tener mucho cuidado ya que luego todas las rocas parecen iguales y además es increíble lo que cambia la apariencia y perspectiva de los picos según vas avanzando o cambiando sólo unos pocos grados su ángulo de visión (a veces pierdes de vista la cumbre tras las rocas y es hasta normal confundir otra punta con la cumbre). También cambian muchísimo las cosas de verlas de lejos a macroescala, como las vemos ahora, a verlas luego en el detalle.

No obstante, hay algunos puntos clave que realmente no se ven hasta que llegas a ellos, pero una vez llegas a ellos te van a confirmar que vas por el sitio correcto. Los más destacables son principalmente un corredor blanquecino y la formación denominanda "Mano de Peyreget", antes de llegar al Petit Pic, y el rápel de descenso y unas características placas blancas, en la continuación.

La perspectiva también engaña mucho en cuanto a las distancias. Parece que en un periquete te vas a plantar en la cima del Petit Pic, pero la realidad es que queda un huevo; unas cuantas horas.

Es el momento de repasar el recorrido
Vista desde el collado. Las distancias engañan muchísimo
Este es aproximadamente el recorrido, pero la perspectiva engaña muchísimo con las distancias

El recorrido en cuanto a escalada no es de un nivel de dificultad alto, con máximo grado III+ o rozando en algún punto el grado IV. Sin embargo en cuanto alcanzas la arista y asomas a la vertiente de “La Grande Raillère”, la que da al refugio, se podría decir que la dificultad es relativamente sostenida durante todo el recorrido, lo que aunque puede llegar a suponer un cierto estrés para el que no esté acostumbrado, le da un grandísimo aliciente, resultando un recorrido tremendamente entretenido. A esto se añade el magnífico ambiente de gran pared que hay durante todo el recorrido debido a los altísimos precipicios con cientos de metros bajo ti en los que te encuentras trepando al poco de empezar la cresta y que a partir de ahí tienes continuamente ya hasta finalizar la segunda cumbre (Midi)

Nos ponemos de nuevo en marcha y continuamos. Con el Balaitús de fondo vamos recorriendo el inicio de la cresta por la zona herbosa. A pesa de tener que llevar sólo las cosas del día, la mochila va relativamente llena ya que llevamos dos cuerdas de 60 metros cada una, el material de escalada (casco, arnés, pies de gato por si acaso, cintas, cordinos, mosquetones, aseguradores, friends y demás ferretería), ropa de abrigo y para el agua, material de supervivencia (funda de vivac, brújula, antena gps, etc), los víveres del día, el agua y otras cosillas como cámaras de fotos, crema solar, cubremochilas, etc. Al final, la mochila pesa y la jornada va a ser larga, así que hay que apretarla bien por la cintura para que no cargue demasiado los hombros.

Pasamos alguna apertura en las formaciones rocosas desde donde podemos contemplar el ibón de Pombie, el refugio, e incluso agudizando la vista podemos ver nuestras tiendas. A lo largo de nuestro recorrido habrá muchos puntos desde donde las podremos ver.
 
Vistas desde alguna "ventana" que deja la roca
La misma foto sin carteles

La zona herbosa enseguida se empina con rabia. Cuesta su esfuerzo ir subiendo y de vez en cuando hay que hacer algunos segunditos de parada para ir recuperando la respiración. No obstante, poco a poco nos vamos aproximando ya al terreno rocoso y cambiaremos la hierba por la roca. De vez en cuando observamos con satisfacción a nuestras espaldas cómo le vamos ganando altura al Peyreget hasta irle sobrepasando en altitud.

La zona herbosa enseguida se empina con rabia
Vamos a meternos ya en territorio rocoso. La foto que estoy haciendo aquí es la siguiente...
... de la cima del Peyreget, que falta muy poco para que estemos a su altura. El col de Peyreget queda ya muy abajo
Vista más a la derecha

Nos metemos ya en zona rocosa. Al principio vamos por roca con mucho afloramiento de hierba, aunque ya tenemos que ir usando las manos para progresar. Llegamos a un curioso rellano en el que nos deleitamos unos minutillos con las vistas, antes de continuar.

Tenemos que empezar a usar las manos
Estamos en un rellano, contemplando el paisaje
El col de Peyreget queda ya muy abajo
Ya estamos a la altura de la cima del Peyreget. El col de Peyreget abajo a la izquierda.

Tenemos que cruzar ya a la vertiente de La Grande Raillere y hay que buscar el paso correcto. Con las fotos no resulta muy evidente identificarlo, pero deduzco que es por la izquierda de un pequeño pico. José está convencido que es por la derecha de ese pico. Como yo tampoco es que esté muy seguro dejo ir a José por donde él piensa y Vero y yo le seguimos. Por ahí asomamos a la vertiente de La Grande Raillere y el espectáculo es alucinante, ya que aparecen todos los precipicios y la sensación de vértigo... pero no se ve ningún punto de paso. Aprovechamos para intentar visualizar  la ruta y hacer unas fotos.

Al asomarnos a la vertiente de La Grande Raillere  el espectáculo es alucinante. La cima de la izquierda es la del Midi d'Ossau (2884 m) y la de la derecha la de la Punta de Aragón (2715 m).
Un detalle de la Punta de Aragón
Y del Midi d'Ossau. Al ver esto no puedes evitar pensar «¿y por ahí voy a tener que subir luego?»
Haciéndonos una foto

Visto que no era por ahí, retrocedemos y vamos por la izquierda del pequeño pico de antes, para lo cual lo rodeamos.

Bordeando el pequeño pico para acceder por su izquierda

Como la cosa se va complicando, decidimos ponernos ya el arnés para estar preparados ante cualquier dificultad. Buscamos una repisilla para poder ponérnoslo sin tener que hacer mucho equilibrismo y encontramos un buen sitio a la sombra, donde aprovechamos también para beber agua y picotear un poco de comida.

Una parada para ponerse el arnés y darse un pequeño refrigerio.

Entre unas cosas y otras se nos va bastante tiempo en esta parada. La verdad es que se está muy a gustito aquí en la sombra. Pero finalmente espabilamos y continuamos... hay que buscar el punto de paso a la vertiente de La Grande Raillere. Unas trepadas por roca, donde la hierba ya desaparece, y acabamos asomando a la vertiente de La Grande Raillere.

Salimos de nuestra sombrita donde hemos hecho la parada, ya a base de trepadas
Las trepadas ya son continuas y cada vez más "entretenidas"...
... y no tardamos mucho en volver a asomar por la vertiente de La Grande Raillere

Ahora sí que vemos punto de paso, así que parece que hemos acertado.

Una vez metidos en esta vertiente, la diversión y el vértigo están asegurados, ya que estamos asomados a los precipicios de esta vertiente. En nuestro recorrido las trepadas son constantes... bueno, trepadas y destrepes, porque aunque la tendencia general es de subida, la realidad es que se va "onduleando". El recorrido más o menos se va adivinando y no presenta excesivo problema el encontrar por donde seguir, aunque para ello hay que estar muy atento y no despistarse.

Una vez metidos en la vertiente de La Grande Raillere, la diversión y el vértigo están asegurados
Tenemos el ibón de Pombie y el refugio a nuestros pies
Pallas y Balaitús al fondo
Emocionante
Destrepando
Las imágenes hablan por sí solas
Más destrepes. Aunque la tendencia global es de subida, el recorrido por estas zonas es como una montaña rusa y va alternando tramos de subida con tramos de bajada.

Entre medias de los continuos trepadas y destrepes, en algún momento aparece algún pequeño tramo más tranquilo, en el que no hay que usar las manos tan continuamente. Pero eso es lo raro, y lo habitual es tener que valerse intensamente de las manos.

Un tramito un poco más tranquilo, de andar.
Vistas al vacío
Hay que seguir subiendo

En toda esta parte no vamos realmente por el filo de la arista, sino por la vertiente de La Grande Raillere.

Llegamos a un tramo un poco comprometido, ya que se trata de un pequeño corredor de subida bastante vertical pero con tierra y piedras totalmente sueltas. Subimos con mucho tiento, porte está todo tan suelto que parece arena de playa con "tropezones" (las piedras). Resbalas continuamente hacia abajo, con el riesgo que ello puede conllevar ya que en el fondo el vacío está a nuestras espaldas. Hay que dar los pasos despacio y pisando bien para no escurrirte, y aún así te pegas un buen resbalón cada dos por tres. La verdad que este tramo acaba siendo un poco desagradable, e incluso hay algún metro que otro que te cuesta un poco superar.

Terminando una delicada canal muy vertical de piedras y tierra muy muy suelta, en la que resbalas continuamente.

Superada esta desagradable canal, continuamos nuestra marcha por estas verticalidades.

Más vistas al vacío...
... y levantando un poco más la vista

Llegamos a un punto en el que para continuar hay que trepar por una arista de roca, para lo cual hay que sacar el cuerpo totalmente al vacío. No es un tramo excesivamente difícil, pero da su respeto e incluso pienso si no había llegado el momento de sacar la cuerda. José propone que solo saquemos la cuerda lo indispensable, para no retrasar mucho nuestro horario. Aunque da un poco de respeto el iniciar el paso, enseguida ves que no se trepa mal y se hace mejor de lo esperado. En cualquier caso va a haber que acostumbrarse de una vez al vértigo, porque todavía queda para rato.

Trepando un espoloncillo de roca, que daba su respeto, pero finalmente fácil.

Seguimos subiendo por estos sitios tan verticales y con el Midi de fondo, que parece vigilarnos. La tendencia de subida se ha ido acrecentando cada vez más y más.

Mientras seguimos trepando, el Midi d'Ossau parece que nos vigila.
Llegando a un "descansillo"
Trepando y trepando
Puff, todo lo que llevamos ya y todavía nos queda todo esto para coronar el Petic Pic... esto parece que nunca se acaba

Aunque hemos ido prácticamente todo el rato por la vertiente de La Grande Raillere, el recorrido nos ha llevado ahora al filo de la arista, donde nada más llegar podemos contemplar la formación conocida como "Mano de Peyreget". Es una confirmación de que vamos por el sitio correcto, además de que también hay un hito. Allí nos detenemos a contemplar esta curiosa formación y a hacernos fotos con ella.

La "Mano de Peyreget"

Tras este receso, continuamos nuestra marcha. La verdad es que estamos yendo relativamente tranquilos, más preocupados de disfrutar la jornada que de que se nos vaya el horario de las manos. Nadie quiere mirar el reloj.

Estamos bajo la cima del Petit Pic, pero queda todavía un porrón para coronarlo. Vuelves la mirada hacia arriba y parece que queda un huevo y no te ha cundido nada. Te entra complejo de enanito, ya que te sientes como una hormiga contemplando una catedral.

Mirando hacia arriba el Petit Pic te sientes como una hormiguita contemplando una catedral
Y a nuestra derecha, el Midi d'Ossau, desafiante

Ganamos de nuevo el filo de la arista, pero no pasa mucho rato hasta que tenemos que reincorporarnos de nuevo a la vertiente de La Grande Raillere.

Ganamos de nuevo el filo de la arista
Pero al poco estamos de nuevo en la vertiente de La Grande Raillere...
... y sus verticales precipicios. Aquí Vero me fotografía hacia abajo...
...y hacia arriba a José

De nuevo alcanzamos el borde de la arista.

De nuevo en el borde de la arista. Vista hacia atrás. El Peyreget ya se ha quedado muy pequeñito

Y vamos a parar al corredor blanquecino tan característico que hay en el recorrido. Una vez que lo ves, no hay duda que es el corredor buscado, porque tiene un color tan característico que no te ofrece ninguna duda. Esto nos confirma de nuevo que vamos por el sitio correcto.

Vamos subiendo el corredor blanco y nos encontramos un resalte facilón, que no tienen nada, pero que requiere un paso atlético de tirar de brazos. A esta excursión había venido con la mano derecha lesionada, porque me la fastidié jugando al paddle una semana antes (bueno, realmente me la fastidié con unos trabajos de bricolaje y la acabé de rematar jugando al paddle)... y aunque inicialmente pensaba que no iba a poder venir a hacer esta actividad, al final vine. Ahora que viene este paso atlético tengo algo de duda con la mano ya que de vez en cuando me pega un latigazo de dolor al forzarla y ahora es la primera ocasión en la que me va a tocar forzarla más en serio. Por ello le pido a José que saque un tramo de cuerda y me asegure para ver cómo va la cosa. Supero el pasito viendo que la mano no me da ningún problema, lo que afortunadamente ya me despeja las dudas en ese sentido para el resto del día. 

José asegurándome
Recogiendo la cuerda, tras la maniobra
Tras el corredor blanco, toca buscar la chimenea de grado III+  que ya nos va a encaminar en dirección a la cima del Petit Pic. He leído que se llega a un punto alto y hay que bajar un pelin por detrás tras superarlo, para encontrar el inicio de la chimenea. Así hacemos y acabamos localizándola.

Para acometer la chimenea decidimos ir en ensamble. Va primero José, en medio Vero y yo el último. Estando José ya bien metido en la chimenea, opina que a lo mejor hemos valorado mal su dificultad y quizás hubiera sido más adecuado hacer un largo. Para buscar una solución que mejore nuestra seguridad, vamos a seguir en ensamble pero medio asegurándonos unos a otros aprovechando alguna repisilla en la que te puedes "empotrar" bien con los pies para anclarte (lógicamente colocamos algunos seguros intermedios) y teniendo mucho cuidado. Realmente el inicio de la chimenea ya tiene un pasito de equilibrio en el que hay que lazarse a pasar el peso del cuerpo de un pie a otro, que aunque no es nada complicado pero, hombre, da su cosilla. Sinceramente no lo creo, pero tampoco es descartable que nos hayamos equivocado de chimenea y hayamos cogido otra chimenea paralela, pues esta zona no es del todo evidente. 

En la chimenea nos empotramos en alguna repisilla para ir asegurándonos unos a otros.
Sentado en una repisilla de la chimenea, con los pies colgando, mientras aseguro a mis compañeros

A mitad de chimenea la dificultad baja y podemos acabar su segunda mitad fácilmente, saliendo ya por arriba.

La parte final de la chimenea es más fácil y la hacemos encordados normalmente
Rematando la chimenea, con la arista a mis espaldas

Ya solo queda la última subida para coronar el Petit Pic, pero para encarla hay que avanzar un tramo hacia la zona de La Fourché.

Llegamos a la "recta final" (en vertical) para acabar de coronar el Petit Pic. Es una trepada bastante vertical y aérea (para variar), pero más facil que la chimenea que acabamos de superar hace poco. Dado que pasamos cerca de donde debe estar la instalación de rápel que nos va a servir luego para descender a la nervadura de roca del collado de La Fourché, aprovecho para intentar localizar visualmente dónde debe estar, para que luego vayamos bien encaminados hacia ella.

Trepando los últimos metros del Petit Pic, aéreos y verticales, pero fáciles
La misma foto sin líneas ni textos

Enseguida alcanzamos la cima del Petit Pic. ¡Genial! Se me ha hecho muy largo, pero ya estamos aquí. A mí que esta cima el año pasado me parecía bastante inaccesible y hoy me encuentro aquí arriba... quién lo iba a decir.

Llegando a la cima del Petit Pic
En la cima del Petit Pic, con el Midi d'Ossau a mis espaldas

Una vez en la cima del Petit Pic, hacemos una parada para comer un poco más consistentemente de lo que lo hemos hecho hasta ahora. También disfrutamos de las estupendas vistas que tenemos. Y, por supuesto, nos hacemos la correspondiente foto cimera.

En el plano medio destaca el Anayet. Al fondo del todo Peña Collarada
El ibón de Pombie y el refugio
Foto cimera en el Petit Pic (2807 m)

Desde la cima del Petit Pic tenemos una buenísima oportunidad para visualizar el resto del recorrido hasta coronar el Midi d'Ossau, así que aprovechamos el momento. Visualizo perfectamente las conocidas placas blancas por las que hay que pasar, después de cruzar La Fourqué por la izquierda de su nervadura rocosa, con lo que ya sitúo todo.

El recorrido, en resumidas cuentas, que nos queda por hacer para alcanzar la cima del Midi d'Ossau, es el siguiente:
  • Destrepar los últimos metros que hemos trepado y desviarse hasta la instalación de rápel
  • Rapelar y continuar destrepando hasta llegar a cruzar el collado de La Fourqué por la izquierda de la nervadura rocosa.
  • Subir por el otro lado hacia las placas blancas, cruzarlas y coger una chimenea vertical, grado III+ que hay encima de ellas
  • Trepar esa chimenea y después continuar subiendo con una ligera tendencia global hacia la izquierda, hasta localizar una línea de chimeneas que sube en dirección a la cima
  • Continuar con numerosas trepadas de chimeneas siguiendo la línea más lógica hasta la cima.
Al final, como indico en las imágenes, entre las dos placas blancas nos complicamos un poco la vida ya que creo que había que haber bajado un pelín y nosotros seguimos rectos por un paso un poco peor. También, tras la chimenea posterior a las placas blancas, me equivocaría de ruta y me metería en otra  chimenea. Aunque luego lo comento, lo adelanto ya que sale indicado en las imágenes.

Recorrido de la continuación, en su parte baja
La misma foto sin líneas
Recorrido en la parte alta
La misma foto sin líneas

Tras haber comido, iniciamos el descenso del Petit Pic. Destrepamos por donde habíamos trepado antes y llegamos a la vira descendente que nos lleva a la instalación de rápel.

Desde la instalación del rápel no se ve nada, ni de cómo es el rápel de largo o de empinado, ni de dónde se aterriza, ni nada. Solo se ve el borde de donde estamos y ya muchísimos metros más abajo una pedrera, pero que está muy abajo. Por las reseñas sabemos que es de 40 metros y muy vertical (eso ya lo intuimos, je,je).

Empalmamos las dos cuerdas y baja José con un nudo machard por seguridad, entre otras cosas porque no sabemos qué nos vamos a encontrar. En pleno rápel José ve otra instalación de rápel intermedia; suponemos que es útil si solo llevas una cuerda de 60 metros, para hacerlo en dos rápeles.

Desde la instalación de rápel no se ve nada, así que hay que empezar a rapelar sin saber lo que nos vamos a encontrar
José iniciando el rápel

José llega abajo y avisa que todo está bien, así que a continuación rapelo yo, y Vero en esta ocasión se queda la última.

Yo, iniciando el rápel
José me fotografía desde abajo

El rápel efectivamente es bastante vertical y se baja muy bien. De hecho yo bajo tan rápido que tengo que esperar unos momentos para soltar el reverso porque se ha calentado mucho y casi no lo puedo tocar porque está quemando.

El aterrizaje es en un sitio inclinado, y desde ahí todavía hay que destrepar unos cuantos metros para bajar a La Fourché. En la siguiente foto, que sacamos más adelante del recorrido, indico cómo es la bajada del Petit Pic a La Fourché.

Bajada de el Petit Pic a La Fourché
La misma foto sin líneas

Cuando intentamos recuperar las cuerdas, se nos engancha el nudo entre las rocas. La suerte es que tenemos todavía los dos cabos y se puede ayudar uno de las cuerdas para subir a desenganchar el nudo. Se encarga José de subir, trepando con la ayuda de las cuerdas, aunque dice que se trepa bien y sin problemas (creo que es IV-). Llega hasta donde se ha empotrado el nudo y lo suelta. Para descender decide aprovechar la instalación de rápel intermedia que tiene cerca, así que suelta completamente una de las cuerdas para que la vayamos recogiendo nosotros abajo, y con la otra monta el rápel con el que desciende hasta nosotros. Todas estas pequeñas cosillas van haciendo desbaratarse los horarios; lo digo para que se tenga en cuenta que hay que contar con un suficiente margen horario.

José ha subido a "desempotrar" el nudo

Mentras estamos con todo este lío de desenganchar las cuerdas, observamos a dos montañeros que llegan por la cara norte y se meten por las placas blancas por donde nos va a tocar pasar en unos minutos. Esto nos sirve para observarles y ver cómo está el asunto y por dónde se sube. A uno de ellos se le ve con muchísima soltura, y va andando por las placas blancas como si fuera por el pasillo de su casa. No obstante, usan cuerda para pasarlas y el segundo ya no pasa tan "suelto", va usando las manos y le cuesta bastante más ir avanzando. 

Vemos a dos montañeros
La misma foto sin líneas
Un zoom

Una vez recogidas las cuerdas, realizamos el resto del destrepe hasta la Fourché, por lo menos unos 30 m, llegando a la izquierda de la gran nervadura de roca que domina el collado. Este destrepe no es difícil, aunque algo de cuidado sí que hay que poner.

Destrepando hacia La Fourché

Cruzamos por la vertiente oeste de la nervadura de roca de La Fourché, tras lo cual toca subir por una incómoda pedrera en dirección hacia las placas blancas, perfectamente visibles en todo momento.

Subiendo por la pedrera hacia las placas blancas, tras haber cruzado la Fourché por su lado oeste
Ya llegando a las placas blancas
Mirando atrás tenemos el Petit Pic, donde hemos estado antes
Unas estupendas vistas, algo habitual en todo el recorrido de hoy

Llegamos al inicio de las placas blancas. Por lo que hemos visto, tenemos claro que vamos a hacer un largo, aunque también hubiera cabido la posibilidad de hacerlo en ensamble. Hay un punto en el que se puede hacer reunión muy bien... aunque andamos un poco apiñados los tres en ella. Yo me coloco por encima de la reunión, porque no hay sitio, mientras Vero está por debajo de ella. José va a ser el encargado de ir primero. Por debajo de nuestros pies la altura de pared ha crecido considerablemente, ya que al desplazarnos a la izquierda desde La Fourché, el "suelo" baja de altitud muy bruscamente. Cuando nos vayamos más a la izquierda, la altura de pared aumentará todavía más a cada paso que demos.

José preparándose para iniciar el largo de las placas blancas
Yo, que hago la foto, estoy encima de Vero y de la propia reunión. El "suelo" pierde altitud muy rápidamente bajo nuestros pies, dejándonos ya a una buena altura

José empieza el largo, que consiste inicialmente en cruzar la primera placa blanca en travesía a izquierdas. Tiene una inclinación, escupiéndote al vacío, que no es tan alta como para que sea difícil, pero es la suficiente como para que dé su respeto andar sobre ella, especialmente con botas; llevamos los pies de gato en las mochilas por precaución, pero sin intención de usarlos salvo que lo viéramos muy necesario.

José cruzando la primera placa blanca

Hay un clavo al poco de salir que permite ir con mayor seguridad... no recuerdo si había algún clavo más. Pero en cualquier caso no es demasiado problema colocar los friends que se necesiten, ya que hay lugares para ello. Al llegar al pie de la segunda placa blanca, en lugar de pasar a su izquierda por abajo del todo, José se encarama un poco a ella y la cruza por la parte más estrecha. Tras haberla cruzado ve que es un buen lugar para montar reunión y así hace. Es buena idea, por que si sigue, la cuerda iba a rozar mucho.

Yo voy en segundo lugar. Veo que el sitio por donde ha cruzado José la segunda placa no debe ser el adecuado, pues a los montañeros de antes les hemos visto pasar por abajo. Por donde pasamos nosotros requiere algún pasito de esos de hacer despacio con equilibrio y algo de respeto, pero nada excesivamente problemático.

Llego a la reunión. Todavía falta Vero por cruzar y luego recoger todo, así que le digo a José que continúo un poco para ir explorando el terreno. Voy sin cuerda, así que mi intención es simplemente subir a localizar la chimenea de grado III+ que sale por encima de la segunda placa blanca.

Por la parte izquierda de la segunda placa blanca se trepa muy fácilmente hasta coronarla y justo ahí sale en vertical la chimenea de grado III+. Al llegar a sus pies la veo muy vertical, pero no muy complicada, así que decido meterme en ella sin cuerda a ver cómo se va viendo el tema. Trepo la chimenea y solo tiene un pasito hacia el final que supero sin excesivos problemas, así que la completo y ya me quedo aquí arriba mientras aviso a José y Vero que recojan del todo la cuerda porque la chimenea se hace bien sin ella.

Mientras ellos suben, decido continuar para ir explorando el terreno. Desde donde acaba la chimenea solo parece razonable ir por la derecha o por la izquierda, no recto. Decido ir por la izquierda y acabo en una chimenea que trepo, también con una dificultad similar a la anterior. Pero cuando corono por arriba y busco la continuación, me doy cuenta que tenía que haber ido antes por la derecha, más fácil y mejor encaminado, así que desde arriba les indico a Vero y José para que vayan por el sitio correcto y no se metan por donde me he metido yo, mientras yo voy por la parte de arriba hacia la derecha para encontrarnos.

Cuando recupero el recorrido correcto, José y Vero ya prácticamente me han alcanzado al haber ido por el otro lado. Sigo por una zona abierta, con ligera tendencia a meterme más hacia la cara norte del Midi dÓssau cuando la zona abierta se va acabando y se ve que irse más hacia la cara norte resulta complicado y hacia arriba se ve un sistema de chimeneas que se encamina hacia la cima.

Cojo el sistema de chimeneas y empiezo a trepar por ellas. En general se trepan bien, pero hay que ir buscando un poco los mejores puntos de paso, porque a veces se bifurcan en dos, a veces se juntan, etc. En definitiva se trata de ir buscando los mejores puntos para ir progresando hacia arriba. Son chimeneas de grado general II con algunos pasos de vez en cuando de III, siempre con los precipicios de la vertiente oeste del Midi a nuestras espaldas.

En esta parte, la ruta correcta la vamos encontrando bastante bien y sólo nos surgen algunas pocas dudas puntuales que vamos resolviendo enseguida. Después de todo lo que hemos pasado esta parte no presenta dificultades reseñables, tan sólo algunos puntos que tampoco nos cuesta  mucho superar. Llevamos ya muchas horas a cuestas y estar casi una hora aquí trepando chimeneas sin parar al final se hace un poco largo… (se nota también en que de esta parte tenemos menos fotos).

Nos estamos ya hartando sobremanera de tanto trepar y trepar. Con lo divertido que nos parecía al principio del día, pero ya tantas horas de trepar y trepar van haciendo su mella. Pero llega un momento en el que las chimeneas se empiezan a abrir y el terreno empieza a volverse un poco más tendido. Ya se va oliendo la cima.

Hasta los mismísimos de trepar y trepar chimeneas en esta parte, pero ya parece que cambia el tercio.

Aunque desde el largo de las placas blancas había ido yo ligeramente por delante, al ver que el terreno se vuelve más dócil y que ya va oliendo a cima, Vero se arranca y se pega una especie de sprint final, adelantándome y siendo la primera en llegar a la cima.

Vero me fotografía llegando a cima. El terreno tumba bastante en estos metros finales

Llegamos los tres ya a cumbre. José ha traído tres chupachups para celebrarlo; yo no soy muy de chupachups, pero reconozco que esta vez lo agradezco y lo cojo con muchas ganas. Nos hacemos la correspondiente foto cimera y estamos unos minutillos bebiendo, comiendo y contemplando el paisaje.

Foto cimera en el Midi d'Ossau
Peña Collarada al fondo y Anayet por delante
Los Infiernos a lo lejos, fácilmente identificables por su característica marmolera blanca
La punta septentrional de la cima, conocida como Punta de Francia

No podemos olvidarnos de observar el Petit Pic. Parece mentira que hayamos estado ahí arriba hace un rato. Da vértigo pensarlo.

El Petit Pic asomando

Hoy hemos sudado lo suyo. Se nota en el pelo, quizás acrecentado por el uso continuo del casco. No obstante quizás es más por el esfuerzo físico que por el calor, que no hace mucho. Sobre todo en la sombra no se está muy sobrado en manga corta. No obstante no hace viento en la cima y no se esta mal.

Hemos debido perder muchísimos líquidos por el sudor. Lo malo es que el agua se nos queda corta y tras hacer una segunda comida en la cima sólo me queda a mí, que llevaba algo más de agua que los demás, pero solo tengo para 2 o 3 tragos de agua.

Entre que no tenemos casi agua y que no quedan demasiadas horas de luz, decidimos no enrollarnos mucho en la cima... aunque se esté de vicio. Así que, muy a nuestro pesar, recogemos e iniciamos el descenso, por la vía normal.

No me voy a extender mucho en contar el descenso por la vía normal, ya que lo podéis ver en la entrada de Midi d'Ossau, por la normal.

Descendemos por el Rein de Pombie, encontrando algún nevero que nos invita a coger algo de nieve para tener un poco de agua, pero preferimos no entretenernos en ello y seguir bajando más o menos rápido. Afortunadamente nos da la sombra, lo que nos va a ayudar para necesitar menos agua.

Algún nevero nos da tentaciones de para para intentar conseguir agua

Llegamos a la cruz del Portillón, que marca la situación de la tercera chimenea o primer rápel. De camino hasta aquí ya casi nos hemos pulido el poco agua que llevaba y solo queda un pequeño suspiriro de agua que conservo como oro en paño.

La cruz del Portillón

Nos cuesta ver la instalación del rápel ya que se trata de un pequeño trozo de cadena oxidado que se mimetizaba con la roca, y ya no nos acordábamos de su emplazamiento del año pasado. Para ganar tiempo sólo rapelamos los 25 metros superiores y el resto lo destrepamos. Así nos ahorramos montar la segunda mitad del rápel.
 
Rapelando la tercera chimenea
Rapelando, con la Cruz del Portillón arriba
Destrepando el resto de la chimenea

Continuamos y llegamos a la segunda chimenea. Rapelo yo primero que llevo la otra cuerda y así me voy adelantando para ir montando el rápel de la primera chimenea y ganar tiempo. Cuando Vero está empezando a rapelar la segunda chimenea, yo ya estoy de camino, presuroso, a montar el último rápel en la primera chimenea antes de que oscurezca.
 
Vero rapelando la segunda chimenea
José rapelando la segunda chimenea

Y ahora viene la última cagada del día: Bajando para buscar el rápel de la primera chimenea me despista un hito que veo. Ese hito me hace saltarme la canal correcta de bajada que me llevaría a la primera chimenea y me voy mucho más a la derecha. Total que acabo en otra canal de bajada, más allá de la correcta. Empiezo a bajar, o mejor dicho destrepar, por esa canal, pensando que era la correcta, y según voy bajando la dificultad empieza a crecer a pasos agigantados. Eso me hace pensar que me he colado y que tengo que volver hacia arriba para salir de ahí y buscar la canal correcta. El problema es que, cuando soy consciente de ello, la dificultad de subida ya es alta, lo que me hace intentar avanzar un poco más abajo para ver si encuentro alguna escapatoria.
 
Mientras tanto, Vero acaba llegando donde estoy yo, pero se queda arriba de la canal, esperando a ver si encuentro salida. A su vez, José coge la canal correcta y se sorprende cuando llega a la primera chimenea y no estamos ninguno de los dos. José empieza a hacer sonar el silbato para ver si nos conseguimos encontrar, mientras ya empieza a anochecer. Vero lógicamente se va al encuentro de José.
 
Mientras tanto yo había bajado más, hasta un punto en el que ya no veo una salida razonable. Dada mi situación mi única salida es volver a subir, pero me he metido en un punto tan chungo para volver a subir que me dan ganas de pegar un grito a ver si me oyen y me echan una cuerda para poder salir de ahí, pero Vero y José están en la primera chimenea, algo distante, y no me van a oír.
 
Ante la entrada de la noche, y puesto que tendré que salir de ahí de alguna forma, en un brote de rabia y energía positiva me trepo empotrando y como puedo prácticamente a oscuras toda la canal de nuevo hacia arriba. Retrocedo el tramo que había cogido por equivocación y, aunque todavía no he sacado el frontal de la mochila, ya localizo y cojo la canal correcta aunque está ya bastante oscuro. Bajo hasta el punto de rápel. Por su parte, José y Vero ya han rapelado la primera chimenea y me están esperando al pie de la misma. Me llevo grabada una buena lección de lo sucedido: si te has enmarronado, mejor retroceder que no posibilitar que empeore la situación. Son lecciones que uno ya sabe, pero que hasta que no las hayas sufrido en tus carnes no las aplicas con suficiente rigor.
 
La noche ya ha caído, así que saco y me pongo el frontal en el casco y rapelo, ya de noche a la luz del frontal. Una vez los tres juntos de nuevo, recogemos las cuerdas y nos quitamos los cascos, arnés y demás, guardando todo en la mochila.

El recorrido a partir de ahí todavía es largo, pero ya no tiene ningún problema a pesar de la noche, pues lo conocemos bien de la vez anterior, el año pasado. Por ello, ya en esta parte decidimos relajarnos un poco y continuar nuestra marcha tranquilamente y sin prisas a la luz de la luna.
 
Bajamos hasta el col de Suzon y seguimos el sendero de camino al refugio, llegando a la incomodísima zona de grandes bloques que nos indica que ya estamos acercándonos al refugio. Esta incómoda zona se me hace muy larga, pero finalmente salimos a parar al ibón de Pombie, teniendo nuestras tiendas a la derecha y el refugio a la izquierda.
 
De camino al refugio de Pombie, a la luz de los frontales

Alcanzamos las tiendas y soltamos, con muchas ganas de hacerlo ya, nuestras mochilas. Son aproximadamente las once de la noche... se nos ha ido un poco de las manos el horario, je,je, pero también es verdad que hemos tenido unos cuantos incidentes que nos han hecho perder mucho tiempo, entre los que destacan el enganchón de cuerda descendiendo del Petit Pic y mi gloriosa equivocación para encontrar la primera chimenea.

Después de haber soltado las mochilas, lo primero que hacemos es ir a la fuente a hidratarnos a base de bien y llenar todas las cantimploras, y lo siguiente es cenar tranquilamente, pues mañana ya no tenemos nada más que bajar al coche, charlando sobre el intenso y estupendo día que hemos vivido hoy.

Según estamos hablando, observo la luz de un frontal en las paredes del Midi, no muy lejos de la cumbre. Vero y José inicialmente no le dan importancia y dicen que pueden ser estrellas, un avión, etc, pero yo estoy convencido que es un frontal, por su ubicación ya que por donde están nuestra visual desde aquí sería de roca y no de cielo. José y Vero se fijan mejor y también acaban coincidiendo con mi apreciación, a la vez que aparecen otros dos frontales más. Nos percatamos que incluso se les oye ligeramente lo que dicen, pues están hablando a gritos entre ellos. Parece que están rapelando. Se les oye decir que tenga cuidado que si le va a quemar la cuerda rapelando y cosas así. De hecho pasado un buen puñado de minutos parece que han conseguido bajar ligeramente... pero bajar desde ahí arriba a base de rápeles en plena noche tiene tela...

Nos acabamos acostando con una cierta preocupación por si están muy enmarronados en la pared y necesitan ayuda, pero de momento no podemos hacer gran cosa ni tampoco se ve que hayan pedido ayuda.

Finalmente a las 5 de la madrugada oigo pasos de gente que llega con el tintineo de todo el material colgado en el arnés... respiro tranquilo pues claramente son los de los frontales que finalmente han conseguido bajar y llegar al refugio.
 

Regreso al coche y retorno
1 de agosto de 2010

Datos: 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: no
Dificultad: Ninguna. Solo precaución en la llanura final si se baja de noche o con niebla porque es fácil desorientarse.
Longitud total: 4,1 km;     Desnivel acumulado positivo:  120 m;     Desnivel acumulado negativo: 410 m 
Tiempo: Algo menos de 1 hora.

Track: 
El mismo que el de el primer día (pincha aquí para acceder al track en wikiloc), pero recorriéndolo en sentido inverso



Fecha:  1 de agosto de 2010

Me despierto. Amanece un día algo nuboso. Hoy toca día muy tranquilo, ya que solo tenemos que recoger, hacer la bajada al coche y tirar hacia Madrid. Me entretengo viendo las fotos del día anterior en el visor de la cámara y deambulando por los alrededores hasta que Vero y José se despierten.

Amanece un día algo nublado

Veo a los tres "enmarronados" de los frontales de la noche anterior haciendo vivac cerca de la fuente; no sé si es que no pudieron entrar al refugio por las horas a las que llegaron, si tenían previsto bajar al coche pero dadas las horas y el cansancio optaron por quedarse en vivac junto al refugio o si simplemente es que tenían previsto vivaquear como lo están haciendo.

Finalmente se levantan José y Vero. Nos llama mucho la atención el observar a los tres montañeros vivaqueando junto a la fuente, pues hay un cierto trasiego de gente para un lado y para otro... e incluso en algunos momentos les pega el sol directo... pero se ve que están tan rendidos que ni se inmutan... ni se mueven en los sacos. Todo el mundo en la zona está activo menos ellos tres.

Cuando paso junto a ellos para cargar agua me doy cuenta que son los tres montañeros que subieron con nosotros el viernes al refugio. También me doy cuenta de que se han debido meter en la vía sudeste, una clásica de aquí pero que también tiene fama de liosa y de que se te puede echar la noche encima a pesar de que no ser de mucho grado ni excesivamente larga... y vaya si se les echó la noche encima, aunque desconozco si hubo algún motivo en especial.

Cuando hemos desayunado, recogemos todo tranquilamente; no tenemos mucha prisa.

Estando ya listos, emprendemos el regreso al coche, pasando junto a los tres montañeros "vivaqueantes", que siguen sin moverse a pesar de que ya está bastante avanzada la mañana. En pocos minutos llegamos al collado de Pombie, teniendo una bonita vista del Anayet. Aprovechamos también para echar la vista atrás y despedirnos del Midi d'Ossau... hasta la próxima.

El Anayet
Despidiéndonos del Midi d'Ossau, hasta la próxima

Descendemos los 400 metros de desnivel de ladera y atravesamos la llanura previa al parking donde tenemos el coche. Vamos cargados a tope. Tan sólo la cuerda y la tienda ya me suman más de 7 kilos. Así que aunque sea poca cosa, el recorrer estas praderas de la llanura que hay que atravesar para llegar al coche, se me hace un pelín coñazo y estoy deseando soltar la mochila en el maletero del coche.

Como se ve vamos cargados a tope. Tan sólo la cuerda y la tienda ya me suman más de 7 kilos

Todo llega, incluido el momento de soltar la mochila. Cambio de calzado y ropa junto al coche y minutos después estamos ya en la carretera de camino a casa... incluso intentando idear con la mente por dónde podemos intentar subir la próxima vez a este increíble pico, que siempre te va a dejar con ganas de volver.


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