Año 2014. Participantes: Iván y yo.
Teníamos previsto para este domingo una excursión relámpago de un día para hacer el Diedro Esteras al Almanzor. Íbamos a ir inicialmente Fran y yo, y luego se nos unió Iván a los planes. La cuestión es que Fran se lesionó la rodilla en el último momento y no pudo venirse, así que finalmente solo fuimos Iván y yo.
Dado que por un lado a Iván no le va mucho el Almanzor (por la cantidad de gente que te encuentras luego para rapelar de él y porque lleva un poco más de aproximación, cosa a tener en cuenta cuando haces toda la actividad en un día desde el coche), y que en cierto modo yo también tenía en cabeza esperar a Fran para hacer el Esteras en otra ocasión, finalmente partimos sin tener muy claros los planes, aunque rondaba en nuestras cabezas la posibilidad de hacer algo en el Casquerazo o por esa zona.
Empezamos (podéis pinchar en las fotos para verlas más grandes):
Datos:
Actividad: alpinismo y escalada en hielo; Zona: Sierra de GredosDatos:
Dificultad de los tramos técnicos: Cascadas de la Araña: 120m WI3; Canal de los Diedros: 150m, normalmente AD (Algo difícil) y 55º pero variable con las condiciones; las condiciones que nos encontramos son 55º-60º muy mantenidos + un resalte de hielo de unos 4 m siendo la mitad inferior de este resalte totalmente vertical (aunque creo que este resalte nos lo encontramos porque me desvié al final por la izquierda por despiste).
Características: En las aproximaciones buenas condiciones de la nieve no existiendo ningún problema. En los tramos técnicos mucho hielo, con uso masivo de tornillos para asegurar. El descenso hasta la Laguna Grande es empinado pero no presenta problemas técnicos.
Material: 6 tornillos de hielo, estacas, ancla de nieve, juego de fisureros, algunos friends, cintas exprés, anillos cinta y demás.
Cimas: cresta del Cuchillar de las NavajasMaterial: 6 tornillos de hielo, estacas, ancla de nieve, juego de fisureros, algunos friends, cintas exprés, anillos cinta y demás.
Altitud máxima: 2460 m; Altitud mínima: 1750 m
Longitud total: 15,5 km; Desnivel acumulado positivo: 1270 m; Desnivel acumulado negativo: 1270 m
(son aproximados y están basados en los nuestros, pero pueden variar bastante en función de las condiciones y de las paradas que se realicen. Están descontadas las 4 paradas largas que hicimos)
Plataforma-Laguna Grande: 2 horas
Laguna Grande-pie de las Cascadas de la Araña: 1 hora o algo menos
Cascadas de la Araña + Canal de los Diedros: 4 horas
Cuchillar de las Navajas-Laguna Grande: 1 hora
Laguna Grande-Plataforma: 2 horas
Laguna Grande-Plataforma: 2 horas
Track:
Grabado "in situ", depurado y simplificado debido a errores de localización en algunos puntos que han sido eliminados (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).
Fecha: 16 de febrero de 2013
Llegamos la noche anterior a Hoyos del Espino. La verdad es que ni Iván ni yo llegamos en muy buenas condiciones: yo acumulaba unas cuantas horas de sueño a lo largo de la semana tan agitada que había tenido; e Iván llegó con el cuerpo revuelto llegando incluso a vomitar ya en Hoyos del Espino, hasta el punto de llegar a cuestionar si volvernos a pesar de estar ya allí. Como parecía que el estado de Iván mejoraba un poco tras vomitar decidimos dormir allí y ver cómo nos levantábamos por la mañana.
Nos despertamos a las 5 y nos ponemos en marcha rápidamente. Ninguno de los dos comenta nada; habíamos dicho anoche de ir viendo sobre la marcha a ver que tal iba la cosa, aunque solo resultara en un paseo a la Laguna Grande. Desayunamos, recogemos y nos subimos al coche.
La subida en coche a la plataforma la tengo que hacer despacio. La carretera está helada y con una potente capa de escarcha que la abarca por completo. En esas condiciones está prohibido tocar el freno, y tengo que usar marchas cortas en los tramillos de descenso para poder controlar la velocidad del coche y que no se embale sin tener que tocar el freno.
Una vez en la plataforma nos preparamos rápidamente. Son aproximadamente las 6 y el coche marca una temperatura de -4ºC; apenas se pueden aguantar unos momentos con las manos sin guantes, así que las operaciones de atarse botas y demás hay que hacerlas todo lo rápido que puedas.
Partimos a la luz de los frontales. Se puede subir bien sin crampones, aunque con alguna precaución en algún sitio que hay hielo. Hace mucho frío, pero al empezar a subir vamos cogiendo calor en el cuerpo. Hay luna llena, o casi, así que la noche no es totalmente oscura.
Subimos a un ritmo lento. Le dejo marcar el ritmo a Iván, aunque va un poco lento, porque por un lado no quiero forzarle un ritmo, pues imagino que después de lo de ayer no está en perfectas condiciones, y por otro lado yo así también voy cómodo ya que mi estado tampoco es perfecto como he comentado al principio.
Con paciencia y buena letra llegamos al alto de los Barrerones. Allí hacemos una pequeña parada para, hacer pis, beber agua y comer algo rápido.
Continuamos nuestra marcha, que ya desciende en dirección a la Laguna Grande. Al poco de iniciar el descenso, el día empieza a clarear. Vamos teniendo una vista magnífica y ya vemos que el día va a ser magnífico en cuanto a meteorología. Hay algunas nubecillas, pero ya se ve venir que van a durar poco
Grabado "in situ", depurado y simplificado debido a errores de localización en algunos puntos que han sido eliminados (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).
Fecha: 16 de febrero de 2013
Llegamos la noche anterior a Hoyos del Espino. La verdad es que ni Iván ni yo llegamos en muy buenas condiciones: yo acumulaba unas cuantas horas de sueño a lo largo de la semana tan agitada que había tenido; e Iván llegó con el cuerpo revuelto llegando incluso a vomitar ya en Hoyos del Espino, hasta el punto de llegar a cuestionar si volvernos a pesar de estar ya allí. Como parecía que el estado de Iván mejoraba un poco tras vomitar decidimos dormir allí y ver cómo nos levantábamos por la mañana.
Nos despertamos a las 5 y nos ponemos en marcha rápidamente. Ninguno de los dos comenta nada; habíamos dicho anoche de ir viendo sobre la marcha a ver que tal iba la cosa, aunque solo resultara en un paseo a la Laguna Grande. Desayunamos, recogemos y nos subimos al coche.
La subida en coche a la plataforma la tengo que hacer despacio. La carretera está helada y con una potente capa de escarcha que la abarca por completo. En esas condiciones está prohibido tocar el freno, y tengo que usar marchas cortas en los tramillos de descenso para poder controlar la velocidad del coche y que no se embale sin tener que tocar el freno.
Una vez en la plataforma nos preparamos rápidamente. Son aproximadamente las 6 y el coche marca una temperatura de -4ºC; apenas se pueden aguantar unos momentos con las manos sin guantes, así que las operaciones de atarse botas y demás hay que hacerlas todo lo rápido que puedas.
Partimos a la luz de los frontales. Se puede subir bien sin crampones, aunque con alguna precaución en algún sitio que hay hielo. Hace mucho frío, pero al empezar a subir vamos cogiendo calor en el cuerpo. Hay luna llena, o casi, así que la noche no es totalmente oscura.
Subimos a un ritmo lento. Le dejo marcar el ritmo a Iván, aunque va un poco lento, porque por un lado no quiero forzarle un ritmo, pues imagino que después de lo de ayer no está en perfectas condiciones, y por otro lado yo así también voy cómodo ya que mi estado tampoco es perfecto como he comentado al principio.
Con paciencia y buena letra llegamos al alto de los Barrerones. Allí hacemos una pequeña parada para, hacer pis, beber agua y comer algo rápido.
En el alto de los Barrerones |
Continuamos nuestra marcha, que ya desciende en dirección a la Laguna Grande. Al poco de iniciar el descenso, el día empieza a clarear. Vamos teniendo una vista magnífica y ya vemos que el día va a ser magnífico en cuanto a meteorología. Hay algunas nubecillas, pero ya se ve venir que van a durar poco
Vista del circo de Gredos |
Mirando al Almanzor puedo apreciar perfectamente que el Diedro Esteras está en perfectas condiciones. Me da muchísima rabia, pues no es fácil pillarlo en condiciones tan buenas y encima en un día tan magnífico como el que va a hacer, pero es lo que toca. En estas ocasiones es cuando hay que pensar que seguirá estando ahí para otra ocasión, si no este año pues el que viene (aunque este pensamiento cuando hay que usarlo con más fuerza es en las ocasiones en que las condiciones no son adecuadas).
El Almanzor y su Diedro Esteras que sube por el centro |
El descenso hacia la Laguna Grande lo hacemos un poco más rápido y en poco tiempo estamos pisando sobre la laguna en dirección al refugio.
Sobre la Laguna Grande. A la derecha el refugio Elola |
Llegamos al refugio y hacemos una parada para picar algo y beber. A continuación nos ponernos el arnés, los crampones y demás, pues pronto se empezará a empinar el terreno y resultará más complicado equiparse.
Avanzamos, con una primera idea que podría ser la de hacer la "Nacho" al Casquerazo, pero echando un vistazo al Casquerazo se ve mucho hielo y no la tenemos muy estudiada; además tampoco nos hemos enterado de cómo se baja de ahí. Ante las dudas lo descartamos.
Iván se conoce muy bien el "Gredos invernal", así que me dejo llevar. Vamos rumbo al Cuchillar de las Navajas. Allí hay muchas cascadas de hielo y varias canales. La verdad es que no sé qué idea lleva Iván en la cabeza pero me da la impresión que él no tiene nada decidido y de momento se dirige a la zona para ir viendo qué pinta tienen las cosas y decidir.
Cuando llegamos a la zona de las Cascadas de la Araña me lo indica y me dice que si me parece bien nos metemos en ellas. La parte inferior del todo está medio enterrada en la nieve, pero de todas formas tiene una pinta estupenda. Buscamos un sitio donde establecer la primera reunión; el lugar va a ser distinto al habitual al estar las condiciones diferentes a lo que podría considerarse como normales o más habituales.
Iván sube hacia donde ve que se podría montar la reunión. Yo voy unos 20 metros más abajo. En un momento dado, Iván clava el piolet para avanzar y se desprende una placa de nieve considerable. Tiene bastante extensión, por lo que me resulta imposible esquivarla; además el terreno está tan inclinado, de hecho voy avanzando clavando la punta de los piolets, que me resultaría imposible cualquier maniobra rápida para apartarme ni siquiera un poco. Total, que me trago de lleno la placa. Afortunadamente aunque es muy extensa, tan solo tiene unos 10 cm de espesor debido a las últimas nieves caídas, por lo que me aferro fuertemente a los piolets y la cosa no pasa de dejarme enterrado en la nieve los brazos y el pecho.
Después del incidente, llegamos al punto que ha previsto Iván para la reunión y la monta utilizando un tornillo de hielo que no entra del todo, por lo que hay que abrazarlo con una exprés en lugar de usar el enganche normal del tornillo.
Iván sube hacia donde ve que se podría montar la reunión. Yo voy unos 20 metros más abajo. En un momento dado, Iván clava el piolet para avanzar y se desprende una placa de nieve considerable. Tiene bastante extensión, por lo que me resulta imposible esquivarla; además el terreno está tan inclinado, de hecho voy avanzando clavando la punta de los piolets, que me resultaría imposible cualquier maniobra rápida para apartarme ni siquiera un poco. Total, que me trago de lleno la placa. Afortunadamente aunque es muy extensa, tan solo tiene unos 10 cm de espesor debido a las últimas nieves caídas, por lo que me aferro fuertemente a los piolets y la cosa no pasa de dejarme enterrado en la nieve los brazos y el pecho.
Después del incidente, llegamos al punto que ha previsto Iván para la reunión y la monta utilizando un tornillo de hielo que no entra del todo, por lo que hay que abrazarlo con una exprés en lugar de usar el enganche normal del tornillo.
Iván en el sitio en el que va a montar la primera reunión |
Donde estamos nos está espolvoreando nieve desde arriba constantemente |
Vistas hacia la Laguna Grande |
Sacamos las cuerdas, organizamos el material y sale Iván. Hay un primer tramo en travesía y luego directos hacia arriba. Hay mucho hielo, así que usamos unos cuantos tornillos. Las reuniones, o puntos desde donde se puede rapelar normalmente la cascada cuando te quieres bajar deben estar enterrados en el hielo, aí que las reuniones hay que montarlas donde mejor te parezca. Cuando se acaba la cuerda Iván monta reunión con un tornillo y una estaca y subo yo. El largo está bastante verticalizado pero se sube bien y pronto me reúno con Iván, aunque resoplando del esfuerzo y con los gemelos a tope.
Iván atacando el primer largo |
un zoom |
Llegando a la reunión |
Entre que me lo pienso un poco y me hace falta un pelín de reposo, y que Iván quiere largarse ya de la reunión, pues no es nada cómoda, vuelve a salir Iván. Cuando se acaba la cuerda, como el lugar no es muy adecuado para montar reunión y la continuación ya es más fácil, acordamos en seguir en ensamble, así que Iván coloca un tornillo de protección donde está, yo recojo la reunión y empezamos a subir a la par. Iván ya no necesita poner más cacharros, pues aunque la pendiente es algo elevada ya se puede subir sin seguros; no obstante yo tengo que ir parando para ir recogiendo los tornillos del largo anterior, que tengo que remontar.
Llevábamos unos walkies para comunicarnos, pero el mío se ha mojado y no funciona; no obstante, aunque no nos vemos ni nos oímos, nos entendemos bastante bien pues vamos suponiendo lo que va haciendo el respectivo compañero según notamos las cuerdas.
Finalmente llegamos a una hoya, que hace las veces de repisa donde poder estar por fín un rato en terreno más o menos horizontal. Allí hacemos una parada más o menos larga, lo justo para tomarnos un buen respiro, comer y beber, pero no quedarnos demasiado fríos. Allí aprovechamos también para recrearnos con las vistas de este magnífico día y hacernos algunas fotos.
Vista del Almanzor |
Un zoom donde se aprecia bien la portilla del Crampón y en el lado derecho de la foto la Canal Este |
Vistas hacia el norte |
Toca continuar. Vamos a seguir hasta coronar la cresta del Cuhillar de las Navajas por la Canal de los Diedros. La canal se ve muy empinada; en principio creemos que podremos subirla sin usar las cuerdas, pero no estamos del todo seguros, así que recogemos las cuerdas alrededor de nuestro cuerpo para tenerlas a mano por si hacen falta.
Tomo yo el relevo y el encargo de abrir huella, aí que me encamino a la canal en travesía y me meto en ella. Iván me sigue. Hay bastantes zonas de hielo pero yo voy buscando los punto de pasos que me parecen más fáciles para no tener que usar la cuerda. Vamos dejando a la derecha el Diedro Gallego y el Diedro Calé.
Un poco más arriba se abren como dos posibles caminos: uno por la derecha y otro por la izquierda. La verdad es que el más lógico era el de la derecha, pero mientras en la derecha se ve que queda un poco de canal, en el de la izquierda diviso una cornisa que se ve relativamente cerca y pienso que a través de ella se alcanza ya la cresta del Cuchillar de Navajas, así que equivocadamente tiro por el lado izquierdo.
Cuando subo hasta la cornisa y me encuentro con la sorpresa que por el otro lado cae muy verticalmente y por la misma vertiente norte. ¡Vaya cagada! Más arriba se ve un resalte de hielo de unos 4 metros, con unos 2 primeros metros totalmente verticales y luego tumba un pelín. Observo y pienso que parece muy delicado pero como no es muy largo el resalte puede ser factible superarlo sin cuerda. Veo una posibilidad de hacerlo algo más fácil haciedo un pequeño arco por la derecha. Observado todo esto, subo por un terreno muy verticalizado que posiblemente superaba los 60º hasta alcanzar el resalte. Iván se queda un poco más abajo a observarme.
Me meto en el resalte y lo empiezo a intentar superar haciendo el arco por la derecha. Como voy sin cuerda intento asegurar bien cada movimiento, pero cuando estoy a mitad de resalte, el hielo está muy duro y no es muy espeso, así que veo que progresar así sin cuerda entraña un riesgo altísimo y la caída sería tremenda pues toda la zona está muy verticalizada. En un momento dado me veo que no puedo ni seguir hacia delante y bajarme del resalte es harto complicado y delicado. Iván se pone un tanto nervioso de verme, viendo que me puedo caer; no obstante al final consigo bajarme del resalte.
Al pie del resalte, de primeras no tenemos muy claro qué hacer. El sitio no es muy adecuado para hacer una reunión y poder salvar el resalte en un largo. Yo opino que debemos descender con cuidado, llegando incluso a la bifurcación para subir por el otro lado, pero a Iván no le hace mucha gracia "destrepar" puesto que está tremendamente empinado y lo ve peligroso. Al final empiezo a destrepar e Iván me sigue, ya que en el fondo no hay muchas más alternativas. Cuando llego a un punto un pelin menos vertical y en el que no aflora roca me dice Iván que pare para intentar montar reunión ahí. Mientras Iván baja y empieza a montar la reunión yo me dedico a escavar para formar una repisilla en la que poder estar sin tener que estar agarrados a los piolets.
Una vez preparada la reunión sale Iván y sube hasta el pie del resalte. Cuando llega a él observa todo detenidamente durante unos momentos y para mi sorpresa lo ataca directamente. Al verle cómo lo supera me doy cuenta de todo lo que tengo que aprender de gente como Iván, con muchísimo más rodaje que yo en estas cosas: lo sube por el sitio que a primera vista parece más complicado, completamente vertical o incluso hasta un poco extraplomado, pero clava los piolets en lo alto, tracciona de ellos a modo de dominada, pudiendo, tras izarse, colocar los pies en apoyos más seguros abriéndose bien de piernas. Supera el resto del resalte ya más fácil y le pierdo de vista.
Al igual que anteriormente, no nos vemos ni nos oímos, pero nos entendemos, aunque en un momento dado le oigo gritar "¡Sube!, ¡pero está prohibido caerse!". Lo dice porque la reunión que ha montado no es todo lo segura que sería deseable. Recojo la reunión, llego al pie del resalte y recojo el tornillo colocado al inicio del mismo, y me dispongo a imitar a Iván en su forma de atacarlo.
Clavo los piolets en alto, da un poco de respeto colgarse tanto de ellos pero tracciono para colgarme y subir bien los pies, abrir piernas y ya estoy com buenos apoyos en los pies. La verdad es que, aqunque la maniobra da algo de respeto, me doy perfecta cuenta de que es mucho más segura que lo que estaba intentando hacer yo antes y encima sin cuerda.
Una vez superado el resalte, unos metrillos de nieve algo menos inclinada me llevan hasta la cresta del Cuchillar de las Navajas, donde tiene montada la reunión Iván.
Allí nos juntamos, recogemos la reunión, los cacharros, las cuerdas y reorganizamos todo. Es una parada ligeramente larga en la que también aprovechamos para comer algo, aunque yo dedico la mayor parte del tiempo a desenredar mi cuerda que al no tener cuidado se me ha quedado un tanto liada. Comentamos "las mejores jugadas" y me hace gracia la expresión que usa Iván que dice que la actividad ha estado muy bien y con un "final picante": son las palabras perfectas para describir también mi apreciación de la actividad y su final.
Cuando ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer, empezamos el descenso hacia la portilla de los Machos.
Al pie del resalte, de primeras no tenemos muy claro qué hacer. El sitio no es muy adecuado para hacer una reunión y poder salvar el resalte en un largo. Yo opino que debemos descender con cuidado, llegando incluso a la bifurcación para subir por el otro lado, pero a Iván no le hace mucha gracia "destrepar" puesto que está tremendamente empinado y lo ve peligroso. Al final empiezo a destrepar e Iván me sigue, ya que en el fondo no hay muchas más alternativas. Cuando llego a un punto un pelin menos vertical y en el que no aflora roca me dice Iván que pare para intentar montar reunión ahí. Mientras Iván baja y empieza a montar la reunión yo me dedico a escavar para formar una repisilla en la que poder estar sin tener que estar agarrados a los piolets.
Una vez preparada la reunión sale Iván y sube hasta el pie del resalte. Cuando llega a él observa todo detenidamente durante unos momentos y para mi sorpresa lo ataca directamente. Al verle cómo lo supera me doy cuenta de todo lo que tengo que aprender de gente como Iván, con muchísimo más rodaje que yo en estas cosas: lo sube por el sitio que a primera vista parece más complicado, completamente vertical o incluso hasta un poco extraplomado, pero clava los piolets en lo alto, tracciona de ellos a modo de dominada, pudiendo, tras izarse, colocar los pies en apoyos más seguros abriéndose bien de piernas. Supera el resto del resalte ya más fácil y le pierdo de vista.
Al igual que anteriormente, no nos vemos ni nos oímos, pero nos entendemos, aunque en un momento dado le oigo gritar "¡Sube!, ¡pero está prohibido caerse!". Lo dice porque la reunión que ha montado no es todo lo segura que sería deseable. Recojo la reunión, llego al pie del resalte y recojo el tornillo colocado al inicio del mismo, y me dispongo a imitar a Iván en su forma de atacarlo.
Clavo los piolets en alto, da un poco de respeto colgarse tanto de ellos pero tracciono para colgarme y subir bien los pies, abrir piernas y ya estoy com buenos apoyos en los pies. La verdad es que, aqunque la maniobra da algo de respeto, me doy perfecta cuenta de que es mucho más segura que lo que estaba intentando hacer yo antes y encima sin cuerda.
Una vez superado el resalte, unos metrillos de nieve algo menos inclinada me llevan hasta la cresta del Cuchillar de las Navajas, donde tiene montada la reunión Iván.
Coronando la cresta del Cuchillar de las Navajas |
Iván en la reunión montada, un pelín precaria dado que el sitio no daba muchas posibilidades. |
Allí nos juntamos, recogemos la reunión, los cacharros, las cuerdas y reorganizamos todo. Es una parada ligeramente larga en la que también aprovechamos para comer algo, aunque yo dedico la mayor parte del tiempo a desenredar mi cuerda que al no tener cuidado se me ha quedado un tanto liada. Comentamos "las mejores jugadas" y me hace gracia la expresión que usa Iván que dice que la actividad ha estado muy bien y con un "final picante": son las palabras perfectas para describir también mi apreciación de la actividad y su final.
En la cresta del Cuchillar de las Navajas |
Desenredando la cuerda |
Cuando ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer, empezamos el descenso hacia la portilla de los Machos.
Bajando hacia la Portilla de los Machos |
El terreno ya es mucho más fácil, aunque tampoco hay que descuidarse porque hay zonas con la nieve muy helada y un buen tobogán hacia el sur. En unos minutos alcanzamos la Portilla de los Machos.
Vista atrás desde la Portilla de los Machos |
Desde la Portilla de los Machos emprendemos la empinada bajada hacia la Laguna Grande.
Rebasando la cornisa de la Portilla de los Machos |
Iniciándo el desdenso desde la Portilla de los Machos |
Según vamos bajando aprovechamos para ir inspeccionando las vías del Casquerazo Inferior. La verdad es que casi todas tienen pinta de cañeras y la única más asequible es la Nacho. Hay varias cordadas en ellas.
La verdad es que nos paramos de vez en cuando, tanto para observar las cordadas e ir "fichando" para otra vez, como para observar la magnífica estampa que tiene el Casquerazo Inferior.
El Casquerazo Inferior. Desde aquí no se aprecian las vías, pero intentamos adivinar la ruta de descenso. |
Desde aquí ya empiezan a verse las vías. Agudizando la vista se ven varias cordadas en diferentes vías |
La estampa del Casquerazo Inferior es magnífica y se le ven todas las vías formadas |
Por fin, entre tanto y tanto observar el Casquerazo Inferior, sus vías y sus cordadas, llegamos a la Laguna Grande. Allí hacemos otra parada para quitarnos crampones, guardar los piolets, el arnés, material, reorganizar mochilas, etc y hacernos alguna fotillo de despedida.
Foto de despedida sobre la Laguna Grande |
Tras dejarnos el frontal a mano, pues calculamos que nos puede oscurecer antes de llegar, empezamos el retorno hacia el coche. La subida hacia los Barrerones, como siempre se hace muy pesada, pero esta vez más pues llevamos un buen palizón en el cuerpo: hemos salido desde el coche esta madrugada, llevamos un montón de horas de montaña, y además la escalada en hielo desgasta mucho.
Por fin coronamos los Barrerones, llevamos los guantes finos puestos, pues son suficientes para la sudada de la subida a los Barrerones, pero llevamos los gordos a mano por si acaso. Continuamos el descenso de los Barrerones hacia el Prado de las Pozas. Al rato empezamos a sentir frío y me doy cuenta de una cagada (siempre se aprende alguna lección): al ir a ponerme los guantes gordos, éstos están completamente congelados y completamente rígidos. A Iván le pasa algo parecido. Me los voy introduciendo según voy pudiendo, intentando moverlos para deshelarlos y esperando que el calor de las manos también haga su trabajo. Hay un momento que las manos hasta me duelen del frío de meterlas en los guantes que son hielo, pero se que si aguanto un poco pronto la cosa cambiará. Efectivamente poco a poco el guante va deshelándose y cogiendo temperatura, aunque a lo tonto ya hemos llegado al Prado de las Pozas.
Seguimos el descenso y llegamos a la plataforma todavía de día. Allí nos cambiamos, nos tomamos unas latas de cocacola que Iván había dejado en el coche y que lógicamente ahora están bien fresquitas, y en cuanto podemos cogemos el coche y tiramos para casa.
Cualquier parecido de lo que hemos hecho con los planes iniciales es pura coincidencia, pero la verdad es que al final nos volvemos muy satisfechos con la actividad realizada y las aventuras corridas.
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