jueves, 7 de junio de 2018

Tipos de anclajes fijos en roca

Tipos de anclajes fijos en roca


Supongo que la gran mayoría de escaladores de clásica conocemos los principales tipos de anclajes fijos que te puedes encontrar escalando en paredes de roca. Pero igualmente estoy seguro que una parte importante de escaladores no sabe distinguirlos y/o no conoce sus características y por lo tanto no son capaces de valorar correctamente el nivel de seguridad que aporta cada uno, una cuestión que tiene su importancia.

En efecto, el saber qué grado de seguridad da un anclaje puede ayudarte a decidir, por ejemplo, si una reunión conviene reforzarla o qué tipo de montaje de reunión es el más adecuado.

Por supuesto, el conocer todos estos anclajes no solo te va a resultar útil en escalada, sino que son los mismos que te vas a encontrar en otras actividades, como el barranquismo o en invernales.

Pasamos a ver los principales anclajes fijos en roca:


Clavo

Es el que más incertidumbres da y, principalmente por ello, normalmente el menos fiable. Son clavos específicos para escalada colocados en grietas y oquedades a base de mazazos. Entre eso y que hay muchos tipos de clavos muy distintos entre sí, podemos deducir que es difícil asegurar con rotundidad que van a llegar a alcanzar una cierta resistencia una vez colocados. Por eso es mucho más frecuente verlos como seguros intermedios que como anclajes para reunión, aunque también se ven en algunos casos como anclajes para reunión.

Reconocerlos es fácil, ya que, aparte de estar hincados en grietas u oquedades, están hechos de una única pieza con un ojal para mosquetonear, y suele estar ennegrecidos o tener el color del óxido al estar expuestos a la intemperie y no tener tratamientos de protección como, por ejemplo, los parabolts. No obstante también hay clavos que llevan buena protección y no se oxidan.

Un típico clavo viejo que se encuentra frecuentemente en muchas clásicas
Otros dos clavos de otro tipo en una fisura
Hay multitud de tipos de clavos

No hay una forma rotunda de saber la fiabilidad de un clavo (salvo que te salte, jejejeje), pero sí que hay unos indicios que te pueden dar algunas pistas:

  • Si sobresalen más de la cuenta de la grieta y/o se mueven, es una señal que inspira poca confianza. Además, cuando sobresalen de la roca más de la cuenta el anclaje a ellos debemos hacerlo lo más pegado a la roca posible, para que no haga palanca y pueda flexionar el clavo.
  • Si están en una vía por la que pasan cordadas con mucha frecuencia usando ese clavo y no se ven signos de deterioro, es una señal de que probablemente sea un anclaje bastante sólido... aunque nunca puedes tener un 100% de certeza de ello y que a pesar de que pasen por él cientos de escaladores al año te toque la china a ti.   
  • Si se ven señales muy claras de corrosión o se aprecian deterioros por el uso y la intemperie más vale que no bases toda tu seguridad en ellos si no te queda más remedio que usarlos.
  • Hay veces que incluso llegan a estar rotos, por lo que siempre hay que hacer una rápida inspección de los mismos, ya que si están rotos no nos servirán para nada y más vale que nos busquemos otro seguro. En alguna ocasión puede llegar a ser posible realizar algún tipo de apaño o montaje para aprovecharlos de alguna forma, pero no es lo frecuente y desde luego hay que saber bien lo que se hace.
El clavo de abajo sobresale mucho. Tu anclaje debe transmitir el esfuerzo al clavo lo más pegado a la pared posible, para lo cual debes ingeniártelas como en la foto

En definitiva, como anclaje intermedio simplemente si tienes la precaución de no alejar demasiado el seguro anterior ni el siguiente, no sería un grave problema si el clavo fallara.

Si te los encuentras en reuniones, no es raro encontrar tres de ellos (o más... algunas veces me he encontrado hasta cuatro, aunque normalmente es porque alguno de ellos es directamente descartable por verse muy poco fiable), en cuyo caso conviene usarlos todos los que se pueda para montar la reunión con el adecuado reparto de fuerzas, que puede ser equitativo o no en función de lo sólido que se vea cada uno de ellos. Si solo hay dos suele ser conveniente reforzar la reunión con un tercer anclaje; ya sé que muchas veces no lo hacemos por agilidad cuando vemos que los dos clavos tienen una apariencia sólida, pero creo que no es lo más prudente y sólo deberíamos montar sin reforzar cuando su solidez no ofrezca absolutamente ninguna duda o cuando uno de los dos no sea un clavo sino otro tipo de anclaje más sólido y fiable.

Si solo hay un clavo para montar reunión deberías montar un par de seguros más para tener tres puntos de anclaje. Según sea el caso, podría llegar a ser necesario emplear técnicas para montaje de reuniones precarias. No hay que olvidar que la reunión es el pilar básico de la seguridad en escalada.


Espit

El espit es el siguiente peldaño de seguridad en cuanto a anclajes fijos en roca, pero, ojo, siempre considerando que esté en buen estado.

Consta en primer lugar de un taco expansivo autoperforante, que primeramente sirve para ir haciendo la perforación en la roca, con ayuda de un espitador y una maza. Una vez hecha la perforación se introduce el taco con un cono de expansión en su punta, de tal forma que al introducirlo de nuevo con el espitador quedará expansionado con ayuda del cono, dentro de la roca y quedará fijo. Luego se coloca la chapa y el tornillo que sujeta la chapa y se atornilla al taco que ha quedado fijado en la roca, que es hueco y con rosca por dentro.

A la derecha el taco que se queda fijado en la roca, con sus dientes para que sea auto perforante, y a la izquierda el cono que se introduce finalmente en la punta para que el taco expanda gracias a las ranuras longitudinales del mismo

Esta es la segunda parte del kit. Una vez colocado el taco de la foto anterior, se le atornilla la chapa con ayuda del tornillo

Este sistema tuvo su época y supuso una gran evolución ya que permitía colocar seguros fijos mucho más seguros que los clavos, con ayuda de herramientas que no suponían una carga excesiva llevarlas encima. Por eso es frecuente ver espits por muchos sitios. Actualmente se sigue usando, debido principalmente a la facilidad de colocar un anclaje de forma manual, pero lo normal hoy en día es recurrir a otros anclajes más seguros.

Un espit bastante nuevo

La profundidad del tornillo que sujeta la chapa es de 3 centímetros, dato importante para poder comparar luego con los anclajes que veremos a continuación.

Los espits son fácilmente distinguibles, ya que lo que verás que sujeta la chapa es la típica cabeza hexagonal de un tornillo.

La cabeza hexagonal del tornillo indica que se trata de un espit

Debemos fijarnos en dos cosas antes de confiar nuestra seguridad a un espit. La primera es que esté bien colocado, para lo cual la chapa debe quedar perfectamente enrasada con la roca y la cabeza del tornillo pegada a ella. La segunda es que no esté deteriorado por la corrosión, para lo cual la presencia de óxido de forma notable en la cabeza del tornillo no es un buen síntoma.  

Este espit muestra claros signos de corrosión en su tornillo



Parabolt

Con la llegada de máquinas perforantes "portátiles", es decir los taladros para roca sin cable, se facilitó la colocación de anclajes más profundos y por tanto más seguros. Consecuentemente aparece en escena el parabolt, que acaba desbancando de forma generalizada al espit.

El parabolt es simplemente una especie de eje cilíndrico que lleva un sistema de expansión en su parte que queda hacia el interior a la roca, y una rosca en el extremo que queda hacia fuera, donde se coloca una tuerca y arandela para fijar la chapa.

Un parabolt con su tuerca. La mitad del perno está roscada y la otra es el sistema de expansión. El añadido de la punta es para recibir los mazazos sin estropear la rosca.

Para colocarlo primero  se realiza el agujero en la roca con la taladradora, llegando a la profundidad de casi la longitud del parabolt. Luego se introduce el parabolt en él con ayuda de una maza, quedando fijamente unido a la roca gracias al sistema de expansión. Por último se coloca la chapa, la arandela y la tuerca y se aprieta esta última hasta dejarlo todo fijado.

Hoy en día, el parabolt posiblemente es el anclaje fijo más ampliamente utilizado, especialmente en reuniones. De hecho, en escalada deportiva está ya totalmente descartado el uso de espits, puesto que en este tipo de escalada los anclajes sufren impactos y fuerzas dinámicas mucho más grandes que en escalada clásica, principalmente debido a los mecanismos autoblocantes de escalada deportiva que no amortiguan el bloqueo de la cuerda, y mucho más frecuentes. Además el llevar la taladradora hasta el punto de perforación puede ser un verdadero problema en un gran paredón de escalada clásica, pero en escalada deportiva la cosa es totalmente diferente. 

El parabolt normalmente alcanza una profundidad en la roca de 9 centímetros. Si los comparamos con los 3 centímetros del espit nos daremos cuenta de la diferencia en cuanto a seguridad y resistencia. Al parecer, en sentido práctico la resistencia del parabolt se ha comprobado que puede rondar el doble que la del espit.

Los parabolts también son fácilmente distinguibles, puesto que en vez de la cabeza hexagonal del tornillo como ocurría con el espit, en el parabolt verás una tuerca atornillada a un eje roscado.
 
La presencia de una tuerca, en lugar de la cabeza de un tornillo, indica que se trata de un parabolt y no un espit

Los parabolts no suelen presentar problemas de corrosión, al soler estar mejor protegidos frente al óxido y además ser, por lo general, más recientes de colocación. Por ello, el principal punto a vigilar es la correcta colocación. Para ello, el eje roscado no debería de sobresalir notablemente de la tuerca. Si vemos que sobresalen varios centímetros, esos mismos centímetros son los que se han perdido en profundidad dentro de la roca y, por tanto, su seguridad y resistencia ha quedado menguada en relación con esa pérdida de profundidad. 

Si encontramos alguno con la tuerca floja, podemos apretarla con la herramienta que muchas veces incorporan los sacafisureros, teniendo la precaución de ser moderados y no pasarse de apretar.


Químico

El anclaje químico es el más seguro y resistente de todos. En este caso se realiza la perforación y se introduce el anclaje, que en vez de fijarse con un sistema autoexpansivo se emplea una resina epoxi para cementarlo. Esa resina epoxi adquiere gran resistencia, quedando el anclaje sólidamente fijado a la roca gracias a ella. El anclaje en sí es un perno que finaliza en forma de aro o argolla.

El anclaje químico en sí es un perno que finaliza en una argolla

Estos anclajes suelen ser de unos 10 o 12 centímetros de profundidad, o hasta 14 centímetros en el caso de reuniones. Esa mayor profundidad, unido a que al no ser un sistema auto expansivo que se aplasta y sufre dentro de la roca, hace que este anclaje sea el que más resista. No obstante, aunque también se emplea bastante, a día de hoy no llega a emplearse tanto como el parabolt. En cierto modo puede explicarse porque el parabolt es de fácil colocación, está más extendido y realmente ya tiene suficiente resistencia. El químico puede resultar algo más engorroso de colocar, requiriendo una pistola para inyectar la resina y unos guantes para no mancharse, además de que es necesario un tiempo para que endurezca (factor a tener en cuenta si a continuación usamos ese seguro para seguir progresando y seguir equipando, cuando se equipa desde abajo).

La forma de reconocerlos es fácil: en este caso no hay tuercas ni tornillos, sino que se aprecia el cementado del anclaje en la roca.

Aquí ya no hay ni tornillo ni tuerca ni chapa, y se aprecia el cementado de la resina epoxi


Por otra parte, este sistema tampoco suele tener problemas de corrosión, además de que la propia resina epoxi le protege en este sentido. En cuanto a su colocación, es importante que el instalador haya limpiado bien el agujero antes de echar la resina, y tras rellenar el agujero con la resina debe introducir progresivamente el anclaje, como si estuviera roscándolo en la resina. La resina debe tapar hasta cubrir una parte del anillo que va a quedar fuera para servir para enganchar los mosquetones y pasar cuerdas, de forma que se vea un arco en lugar de un anillo completo; para ello puede ser necesario haber ensanchado previamente un poco la boca del agujero. Nosotros, por nuestra parte, en lo que debemos fijarnos es en que no se vea en la resina grietas que den mala espina. No obstante, en alguna ocasión me he encontrado alguna cosa que podría llevar a engaño, aunque con un mínimo de atención no debería llevar a confusión: es raro pero posible, porque a mí me ha pasado, encontrarse con algún otro tipo de anclaje, como puede ser un clavo, que porque fuera viejo, se moviera o por lo que sea, le han dado con resina para fijarlo y reforzarlo. En mi opinión eso no deja de ser una chapucilla y dudo que sea una buena solución para estos casos. Aunque en ocasiones presente buen aspecto, puede aparentar más resistencia de la que en realidad tenga, que además por supuesto que estará muy por debajo de la de un anclaje químico en condiciones. 


Por último, indicar que los que he puesto en este artículo son los tipos de anclajes más comunes que te vas a encontrar como equipamiento, pero puedes también encontrarte anclajes de otro tipo, como sirgas, puentes-roca, bloques o árboles lazados, etc, o incluso alguna variante de los que hemos visto en este artículo.


6 comentarios:

  1. Por qué no utilizas tus propias fotos para tu propio trabajo? Por lo menos podrías citar la fuente de donde has sacado algunas fotos. Que es precisamente de mi blog. Un poco de respeto ¿No?

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    1. Hola Javi. La única foto que he encontrado en común entre tu blog y el mío es una de un primer plano de un químico, que ya he sustituido por una mía. De todas formas la foto en cuestión viene de publicaciones más antiguas que tu blog, por lo que a lo mejor tampoco la has hecho tú. Si hubiera alguna foto más que se me hubiera pasado por alto no dudes en decírmelo y la sustituyo inmediatamente, no problem. Saludos

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    2. Hola Javi. No ocurre ningún problema si utilizas mis fotos, pero como te digo (y hace y tiempo te comenté y se borró el mensaje misteriosamente) las fotos que público en mi blog son de MI blog y por consiguiente mi trabajo y esfuerzo que no me agrada que otro utilice para su propio beneficio. Si por lo menos citáras al autor verdadero de la foto... En fin, de todas formas me puedo equivocar y la foto de ese químico no es mía. Pero resulta que si lo era,ni de publicaciones anteriores como dices. De momento también tienes una chapa en la que pone troquelado "Fanega" y ya te digo yo de primera mano que esa si te la has apropiado. Esa chapa la fotografié, quité y sustituí por un parabolt. No me enfado, pero me molesta que alguien se aproveche de mi trabajo. En mi opinión denota que haces una publicación sin realmente conocer de lo que hablas y pones una foto que encuentras en internet, como un administrativo que hace su trabajo con poca dedicación, por cumplir. Te lo digo sin acritud, pero es la sensación que me provocas. Aún así insisto, pones en el pie de foto que pertenece al rincón del bucardo y listo. No pasa nada, la puedes usar. Eso si me parece bien. Gracias por tu respuesta. Saludos!

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  2. muchas gracias por tu explicación.queda todo súper bien explicado y se entiende perfectamente. buen trabajo. un saludo

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  3. Muy bien explicado. Gracias por el post. Un saludo.

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  4. explicaciones claras, por fin!

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