viernes, 15 de febrero de 2019

Mountain Bike: Usando la bici sobre nieve

Mountain Bike: Usando la bici sobre nieve

El otro día nos propusimos realizar una ruta de bicicleta de montaña y nos encontramos con una cantidad de nieve considerable, desde el punto de vista de circular en bici. Por supuesto, no es ésta la primera vez que nos encontramos con nieve, pero el estado y la cantidad de la misma hizo que nos encontráramos con una experiencia la mar de interesante. Por ello, me he animado a escribir este artículo para intentar transmitiros las particularidades y sensaciones de esta llamativa experiencia.
 
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Quedada para salir en bici los que últimamente somos más habiturales: Ángel MP, Goyo y yo. La ruta a hacer la habíamos previsto en La Pedriza. Cuando llegamos allí al aparcamiento vemos que el suelo tiene una pequeña capa de nieve, pero viendo los alrededores no podemos sospechar lo que nos vamos a encontrar después. La barrera para los coches está echada, en principio no sabemos el motivo pero luego veríamos que sería por la presencia de hielo en la pista y aparcamiento de Cantocochino.

Como he dicho al principio, ya hemos rodado sobre nieve otras veces, pero muchas veces pasando sobre "manchas" de nieve más o menos extensas, que no dejaban de ser puntuales, y otras de forma más extensiva pero con un espesor de nieve bastante comedido, como ha podido ser este año en la prueba de La Matanza, en Valdemanco (que corrimos tras una nevada).

Voy a poner la información de la ruta porque la tengáis si la queréis, pero eso es casi lo de menos, y especialmente cuando la ruta iba a ser mucho más extensa pero tuvimos que acortarla cuando el avanzar por la nieve se empezó a poner ya realmente complicado.


Voy a relatar las experiencias según se desarrolló la mañana:

Primera subida

Nada especial que reseñar en esta primera subida hasta el pk del track. Hay nieve en polvo, pero en espesores muy comedidos, por debajo de los 10 cm por lo general,  y se sube bien. Las ruedas se impregnan de nieve pero agarran bien. Nos va sirviendo como primera toma de contacto con el estado de la nieve, que está muy en polvo, muy suelta, porque es muy reciente. Hay zonas en la que por debajo el color de la nieve se transforma de blanco hacia gris-traslúcido, pero por lo general no es hielo sino nieve humedecida generalmente por haber alguna pequeña circulación de agua bajo ella, así que cuando compruebas lo que es te das cuenta que puedes pasar sobre ello con la bici sin ningún problema.

El Yelmo de fondo


Trialera de bajada

Dado que hay una relativa cantidad de nieve, en principio nos da un poco de dudas si coger la trialera de bajada que teníamos prevista, pero enseguida decidimos bajar por ella y probar a ver qué nos encontramos.

El resultado, todo un acierto: hay un espesor de nieve que ronda los 10 cm, pero las ruedas agarran bastante bien. Incluso algunas zonas que en condiciones normales pueden ser algo comprometidas han quedado cubiertas de nieve y las pasas mejor y más confiado al no ver realmente lo que hay debajo. Al final resulta tremendamente divertido bajar en estas condiciones.

Los tacos del neumático ayudan mucho al agarre en nieve
Nos tiramos trialera abajo
Algunas zonas que podrían ser comprometidas, quedan camufladas con la nieve

Solo alguna vez que otra sufrimos algún latigacillo de delizamiento que te pega el sustillo pero suele ser fácilmente controlable, debido frecuentemente a que la rueda rebota lateralmente con alguna roca enterrada en la nieve que no has visto. Ha algún minirepechillo empinado que intentas abordar si se puede con inercia de la bajada previa, o si no te toca dar pedales en cuyo caso conviene llevar marchas algo más largas para que la fuerza transmitida sea menos brusca y evitar en lo posible el deslizamiento de la rueda que tracciona. Yo además recurro a bajar el sillín, con la tija telescópica, y sentarme en él ya que, aunque es más incómodo el pedaleo, de esta forma consigues llevar más peso a la rueda de atrás para que agarre mejor. La idea parece funcionarme bien, ya que tengo la sensación que esos minirepechines los subo con menos deslizamientos de rueda que los demás.

Disfrutando enormemente de un recorrido así en estas condiciones, y en un bonito entorno boscoso con una sensación algo alpina debido a la nieve, llegamos al final de la trialera.

Disfrutando a tope de las trialeras en este estado
Goyo en acción
 
Tramito asfaltado y más o menos horizontal de pista

Aunque la pista va a ser de subida, los metros iniciales son más o menos llanos y asfaltados: en mi opinión una combinación perfecta para que se formen peligrosas placas de hielo, si el agua no drena suficientemente. Por contrapartida, el asfalto va a absorber rayos del sol, así que la cobinación sol-asfalto va a ayudar a que a lo largo de la mañana estas placas se deshagan. No obstante cuando pasamos nosotros ese segundo efecto todavía no ha ocurrido y nos encontramos con una zona de placas de hielo, generalmente finas, pero en la que hay que tener cuidado.

Intentamos ir con una velocidad muy moderada y por donde no hay o está más fina esa capa y están intentando ya asomar las rugosidades del asfalto, lo que hace que el hielo esté cerca de deshacerse y sea quebradizo al rodar sobre él.

De esta forma no tenemos mucho problema, pero no siempre es así ya que sin poder apreciarlo acabo pasando por un hielo un pelín más consistente y me voy al suelo... el deslizamiento de este tipo con hielo es tan rápido que se te va la rueda (delantera en mi caso) tan repentina y bruscamente que antes de que te quieras dar cuenta ya estás completamente tirado en el suelo. Afortunadamente habíamos tomado la precaución de circular despacio y la caída no tiene ninguna importancia, pero si se va rápido uno se puede hacer bastante daño en este tipo de caídas que no te dejan ningún tiempo de reacción.


Pista de subida

Empezamos a subir y a hacer zetas. Cada vez hay más nieve polvo y cada vez se rueda con mayor dificultad, porque la nieve va frenando la rueda de delante. Esto ocurre cuando la nieve polvo alcanza y empieza a superar los 20 cm de espesor (con nieve dura no ocurre esto porque no te hundes tanto). Empezamos a intentar aprovechar la huella del que va delante, como ocurre cuando vas andando por la nieve en el monte, pero es prácticamente imposible rodar dentro de una huella tan estrecha y sobre todo en nieve y en subida con velocidades bajas donde es complicado mantener la dirección recta; solo conseguimos algún pequeño "aceleroncillo" de la bici cuando conseguimos avanzar algún metro por la huella, pegando un tironcillo como si se activara un turbo o algo así, jeje.

Subir así desgasta un montón, pero encima la cosa va a peor y llega un momento en que a la rueda de delante le cuesta mucho avanzar y la rueda de detrás empieza a deslizar y no agarra para traccionar, así que cuando ese efecto empieza a ser acusado de vez en cuando te quedas "clavado" y los pies caban cayendo al suelo. En estos casos suele también costar un montón volverse a poner en marcha sin que patine la rueda.

Llega un momento que ese efecto es ya tan contínuo que ya no resulta razonablemente viable continuar mucho más así y solo nos quedaría el recurso de empujar la bici. Queda muy poco para un punto en el que poder recortar la ruta prevista sin tener que dar media vuelta, pero vemos que en estas circunstancias no podemos ni hacer ese poco que nos queda y tampoco nos vale la pena empujar la bici, así que acabamos por parar para reponer un poco de fuerzas y dar media vuelta. Las bicicletas incluso se quedan de pie "hincadas" en la nieve, como quien deja hincados los bastones de esquí cuando necesitas soltarlos un momento.

Tenemos que dejar de subir por la dificultad de avanzar así. La bici se tiene en pie sola en la nieve.


Bajando por la pista

Media vuelta y tiramos para bajar, con dudas de cómo rodaremos bajando y si estará muy deslizante la nieve bajando así como está. Las primeras sensaciones son buenas, ya que vemos que agarra bastante e incluso tenemos que pedalear para romper la resistencia de la nieve y bajar cuando la pendiente es suave.

Emprendemos la bajada


No obstante, por donde bajamos la pendiente es en general alta y la bici tiende a embalarse. Vamos dejando coger velocidad según vamos adquiriendo confianza, sobre todo la confianza para reducir la  velocidad suficiente cuando llegamos a las horquillas a toda pastilla y no salirte por la tangente ladera abajo. Lo primero que notamos es que el freno de delante no hay ni que mirarlo si no quieres irte al suelo, pero con el freno de detrás se puede controlar bien la situación, aunque no esperes frenar igual de bien que en seco ni de lejos. Algún derrape y pequeño latigazo da la rueda de detrás, pero es fácilmente controlable. En algún caso el derrape es a la hora de girar en una horquilla con lo que si queda controlado acaba incluso facilitándonos el giro.

Notamos que es mejor ir fuera de las huellas, por nieve virgen, ya que la bici se ve más estable así y además contiene un poquito más la velocidad, pero con la nieve tan suelta yo particularmente tampoco llego a notar muy problemático cruzar "carriles" o huellas cuando toca hacerlo o incluso meterte de lleno por ellos  

Bajando. Las rodadas son nuestra huellas de subida y de bajada


Finalizando la ruta

Llegamos a la zona más o menos llana, donde a la ida me he caído en una placa de hielo. El rato que ha pasado ha sido suficiente para que las finas placas de hielo hayan ido siendo pasto de la mezcla sol+asfalto, así que ahora en principio no hay problema, aunque algo de hielo queda y hay que ir con mil ojos porque ahora la velocidad con la que pasamos es considerablemente mayor.

Más adelante subimos por pista asfaltada donde justo antes de coronar un minipuerto nos espera una zona sombreada donde se ha conservado bastante nieve con hielo bajo ella, o mejor dicho nieve helada. Se pasa relativamente bien aunque la bici pega algunos latigazos en tracción, especialmente en alguna zona que está peor, pero sin llegar a hacerme poner pie en el suelo.

Bajada por pista y luego por rápida trialera, ya sin excesivos problemas de nieve y hielo, y acabamos llegando de nuevo al coche.


Conclusiones de la experiencia de rodar con nieve polvo

Las conclusiones que yo saco de esta experiencia son las siguientes:

Con la nieve dura será otra cosa, pero con la nieve en polvo las ruedas agarran mejor de lo que uno en principio se podría esperar. Hay quien dice que la nieve es incluso muy abrasiva para las ruedas y la verdad es que la goma se quedan de un color negro muy puro que parece corroborarlo.

Las rampas y repechos se suben relativamente bien mientras el espesor de nieve ande claramente por debajo de los 20 cm; cuando ya se acerca a estos espesores y se superan las ruedas se van frenando y la rodadura con la rueda de delante empieza a costar mientras que la rueda de detrás empieza a deslizar en tracción debido a que le cuesta a la bici avanzar. Cuando el espesor ya se sitúa claramente por encima de los 20 cm el intentar subir así acaba convirtiéndose en misión imposible, puesto que la frena delantera se queda trabada mientras que la trasera.

En bajada la bici tiene también mucho más agarre de lo que uno podría imaginarse de primeras, y se puede bajar incluso a gran velocidad, siempre que tengas en cuenta que te va a costar más parar. Mejor rodar por nieve virgen. Cuanto más espesor de nieve haya más frenada irá la bici, de forma que si la pendiente no es suficiente alta en relación con el espesor de nieve incluso tendrás que pedalear para bajar. El freno de delante no hay ni que mirarlo si no quieres caerte, así que el control de la velocidad lo tienes que hacer únicamente con el freno trasero.

Las trialeras en estas condiciones de nieve en polvo no excesivamente abundante tampoco parecen ser un problema y pueden llegar incluso a resultar más fáciles que sin nieve, además de ejercer un efecto quitamiedos al quedar las dificultades menos visibles. Solo tienen el pequeño inconveniente de las rocas que no ves enterradas bajo la nieve y contra las que puedes golpear la rueda lateralmente produciéndote un cierto desequilibrio o desplazamiento lateral, pero tampoco suele ser un problema verdaderamente notable ni preocupante.

Y por último, aunque no es un problema exclusivamente de condiciones de nieve, mucho cuidado con las placas de hielo especialmente a primeras horas de la mañana, y los sitios propicios para que se formen. Las caidas pueden ser malas porque son casi instantáneas y prácticamente no te dan tiempo a reaccionar para caer de una forma más controlada y menos lesiva.

1 comentario:

  1. Las trialeras en estas condiciones de nieve en polvo no excesivamente abundante tampoco parecen ser un problema y pueden llegar incluso a resultar más fáciles que sin nieve, guiaesceptica.org/biografia-de-heejin/


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