viernes, 11 de abril de 2014

Cara Norte del Monte Perdido

Cara Norte del Monte Perdido
Año 2012. Participantes: José y yo.
  
A cualquiera que le digan que partimos de Madrid un lunes, sin ni siquiera madrugar, y el martes ya estamos de nuevo cenando y durmiendo en Madrid después de haber hecho la cara norte del Pedido le costará un poco de creer. Lo cierto es que inicialmente pensábamos, como la mayoría de la gente, que necesitaríamos un puente de tres días para poder hacerla, pero cuando hice los cálculos de los horarios la cosa me encajó así en apenas dos días incluyendo los viajes en coche, aunque a costa de una buena paliza; especialmente el segundo día con unos 1.000 metros de desnivel positivo de alpinismo exigente, unos 2.250 de desnivel negativo y muchísimos kilos a cuestas durante la mayor parte de la bajada.

El tema salió en un macropuente de esos de sábado, domingo, lunes y martes. Como el sábado y el domingo hacía malo no pudimos hacer planes para el puente, dándonos mucha rabia desaprovechar un puente como éste. Pero de repente se nos ocurrió la, en principio, locura de ir el lunes a hacer esta invernal con vuelta a casa el martes. Como digo, echamos cuentas de horario y la cosa encajaba a costa de una buena palicilla. Además habíamos comprobado que las condiciones de nieve y hielo eran perfectas.

Además se me ocurrió que ya que nos pillaba casi de paso, podríamos coronar el Dedo del Perdido, que requiere de escalada, para lo cual tendríamos que llevarnos adicionalmente una segunda cuerda, los pies de gato e ir mejor provistos de friends, fisureros y en general completar más el material de roca, aparte del de nieve y hielo para la Norte.

Dicen que el Dedo del Perdido es el "tresmil" más difícil del Pirineo. No obstante para mí no es una cima, sino un resalte o apéndice del Monte Perdido formando parte de este último. Realmente por ahí se consideran cimas a cualquier cosa que resalta un poco, lo que me resulta absurdo. Por ello, y además de que no soy para nada un coleccionista de "tresmiles", en principio nunca he tenido mucho interés en el Dedo del Perdido. No obstante, ya que íbamos a pasar al lado de él y con gran parte de los útiles de escalada a cuestas, me parecía una opción a tener en cuenta.

Volviendo al plánning general, nuestra idea era el lunes hacer el viaje en coche y subir al Balcón de Pineta a dormir, y el martes hacer la Norte del Perdido, el Dedo del Perdido si pilla bien de horario y ganas, descender al Balcón de Pineta, recoger el campamento, descender al coche y regresar en coche a Madrid. Quedaba un martes un tanto agotador, pero los horarios encajaban. Lo malo, la gran cantidad de peso que nos tocaba llevar, con material de roca, hielo, nieve... y hasta la tienda de campaña, aunque esta última, junto con los sacos y alguna cosa más, se quedaría en el Balcón de Pineta en nuestro recorrido por la cotas más altas.


Empezamos (podéis pinchar en las fotos para verlas más grandes):


Subida al Balcón de Pineta (14 de mayo de 2012)

Datos: 
Actividad: Montañismo;      Zona: Pirineos
Cimas: ninguna
Dificultad: es una fuerte subida que finaliza con el conocido "embudo". Hay que prestar mucha atención e informarse de las condiciones en que se encuentre esta subida, pues puede resultar complicada en determinadas condiciones de nieve y hielo y además presentar alto riesgo de aludes.
Características: Terreno inicialmente fácil para pasar a fuertes pendientes que se pueden complicar en presencia de nieve y hielo.
Longitud total: 6,2 km;     Desnivel acumulado positivo:  1460 m;     Desnivel acumulado negativo: 200 m 
Tiempo: Nosotros tardamos algo más de 4 horas, incluyendo equivocaciones y paradas.

Track: 
Obtenido de internet y adaptado (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).


Fecha:  14 de mayo de 2012

Salimos en coche desde Torrejón de Ardoz, a una hora muy relajada. Nos vale con llegar a la hora de comer al párking de Pineta y subir al Balcón de Pineta por la tarde.
 
Tal y como tenemos previsto, llegamos a la hora de comer al párking de Pineta. Allí tranquilamente, en un día soleado y muy agradable, comemos en las mesas que hay.
 
Párking de Pineta. Día estupendo y paisaje increíble
Comiendo tranquilamente en las mesas instaladas
Tras comer acabamos de preparar nuestras mochilas. Llevamos muchísimo peso en ellas: tienda, sacos, cuerdas, arneses, estacas, fisureros, friends, exprés, mosquetones, anclas de nieve,.. hasta los pies de gato.
 
Una vez preparados iniciamos la marcha; tenemos por delante la pesada subida al Balcón de Pineta (unos 1.300 m de desnivel y algunos más de propina por equivocarnos).
 
El inicio es agradable, en zona boscosa, bajo los árboles y con pendiente suave. En esta zona vamos charlando José y yo y disfrutando del entorno.
 
Inicio agradable por zonas boscosas y pendientes suaves
No obstante, al cabo de un rato se acaban los árboles y pasamos al “desierto” sin sombras. Las pendientes crecen un poco aunque siguen sin ser demasiado fuertes. Seguimos avanzando y llegamos a una fuente en la que hacemos una parada muy rápida y continuamos.

Los árboles desaparecen. El paisaje magnífico, lleno de cascadas
Un poco más adelante el terreno se empieza a empinar repentinamente. Allí nos colamos y cogemos el sendero que no es. Siguiendo ese sendero, que se empina muchísimo, acabamos en plena cascada. El sitio es precioso y aprovechamos para hacernos algunas fotos. Pero el camino no es por aquí, así que nos toca descender... ¡qué rabia da eso y sobre todo cuando llevamos tantísimo peso en las mochilas!
 
Nos colamos de sendero y llegamos a plena cascada
Tenemos que descender un buen trecho para poder visionar el camino correcto, y sobre todo para poder cogerlo, pues el entorno empieza a ser bastante agreste y ya no es fácil pasar de un sitio a otro si no hay puntos de paso. Nos ha tocado hacer unos cuantos metros de desnivel extra.
 
El entorno se verticaliza mucho y el sendero se transforma en empinadísimas rampas haciendo zigzags. El paisaje es espectacular.
 
Según vamos cogiendo altitud nos toca cruzar algún nevero que otro. El sendero se hace interminable y parece que nunca termina de subir; es desesperante comprobar con el altímetro que después de un montonazo de subida, todavía te falta casi la mitad. Supongo que también la gran cantidad de peso que llevábamos a nuestra espalda nos llevaba a esa sensación de subida interminable, aunque realmente la subida es de muchos metros de desnivel muy empinados y sin descanso.
 
Cruzamos algún nevero que otro
Por fin llegamos al famoso embudo. Tenemos que parar para ponernos las polainas y los crampones, ya que la nieve es continua y el embudo son unos 300 metros de desnivel muy empinados, a la vez que pesados. Cuando estamos preparados continuamos subiendo por ese enorme embudo de nieve que tampoco parece tener final.

Remontando el embudo
La verdad es que el nombre de embudo le va que ni pintado, pues tiene claramente la forma de un embudo gigante. Por este motivo también suele ser una zona algo peligrosa por aludes, en determinadas condiciones.

Por fin llegamos al balcón de Pineta, donde reina un fortísimo viento en contraste con el buen tiempo que hemos disfrutado hasta aquí y sin nada de aire. Lo primero que hacemos es intentar localizar agua. Empezamos a andar en dirección al refugio de Tucarroya y solo encontramos agua después de una buena caminata. El agua que encontramos es una pequeña cascada de agua. Está muy incómodo y peligroso para coger  agua, ya que hay que subirse y estirarse en una especie de filo, erguido en el aire, de nieve helada que no da mucha impresión de estabilidad y consistencia. Entre eso y la caminata que tenemos hasta la cascada, nos queda claro que la próxima agua la íbamos a intentar conseguir derritiendo nieve.

Volvemos al punto donde tenemos previsto acampar. No es fácil encontrar un sitio para montar la tienda y andamos recorriendo todos lo alrededores en busca de un lugar apropiado. El viento sopla fortísimo, por lo que lo prioritario del lugar que buscamos es que está algo al cobijo del viento.

Por fin encontramos un sitio que podría valernos. Tiene una gran roca que nos puede proteger del aire. Está algo inclinado, pero creemos que podemos excavar en la nieve una plataforma horizontal donde montar la tienda.

Nos pegamos una buena palicilla en excavar esa plataforma horizontal y a continuación intentamos montar la tienda... ¡Nos resulta imposible! El viento cambia de dirección constantemente, con lo que la protección contra el viento de la roca no sirve de mucho. El viento es tan fuerte que aunque lo intentamos varias veces aprovechando momentos en los que soplaba más flojo es imposible desplegar mínimamente la tienda, y menos empezar a izarla.

Lugar donde intentamos montar la tienda
En vista del éxito nos olvidamos de momento de la tienda e intentamos cenar a ver si más tarde tenemos más suerte. Por mucho que cobijamos los infiernillos se apagan cada dos por tres. Además el viento se lleva el calor a una velocidad de vértigo. Tanto es así que tanto a José como a mí se nos acaban los respectivos cartuchos de gas sin haber podido cocinar del todo la cena , que nos la tenemos que tomar tibia y a medio cocinar. Hemos derretido algo de nieve para cocinar la cena, pero a partir de ahora sin gas el obtener agua nos va a resultar más complicado. No obstante el frío no es excesivo y se puede encontrar algunos puntos en los que de vez en cuando cae alguna gota de agua. Aprovechamos esos puntos para colocar debajo cantimploras, cuencos y todo lo que pillamos para que con paciencia recolecten agua.

Después de cenar el poder montar la tienda sigue siendo igual de difícil o peor, así que no queda más remedio que hacer vivac... ¡Qué rabia, después de haber cargado con la tienda y subirla más de 1000 metros de desnivel!

Hemos visto antes un lugar relativamente preparado, así que nos dirigimos a él. Está muy expuesto al viento y por eso lo habíamos desechado para la tienda, pero para hacer vivac nos puede valer pues aparte de tener un murito de piedra está limpio de nieve, lo que nos viene muy bien para vivaquear. Seguramente está limpio de nieve precisamente por estar desprotegido del viento.

Recrecemos el murito de piedras, que resultaba un tanto ridículo y más con el viento que sopla. Además intentamos rellenar huecos entre las rocas del muro, pues aun con muro se cuela muchísimo viento. Cuando lo hemos dejado decentemente nos preparamos a vivaquear, no sin antes asegurar todo lo que tenemos por ahí para que no se lo lleve el viento. Por si tuviéramos alguna duda de usarla o no, el fuerte viento hace obligatorio el uso de la funda de vivac para protegerte de él.

Norte del Monte Perdido, descenso y regreso (15 de mayo de 2012)

Datos: 
Actividad: Alpinismo;      Zona: Pirineos
Cimas: Monte Perdido (3355m)
Dificultad:
  • Tramo técnico: 800 m AD (Algo Difícil). Son dos corredores unidos por un tramo de cruce del glaciar. El primer corredor tiene una pendiente constante de unos 45-50º. El segundo corredor tiene una pendiente ligeramente mayor, 55º-60º, y puede presentar tramos en mixto si no hay suficiente nieve. No obstante nosotros no seguimos el segundo corredor sino que hicimos una variante directa con una pendiente mayor.
  • Resto del recorrido: Ojo a la presencia de hielo con poco espesor en la subida al cuello del Cilindro. El tramo final de descenso al Balcón de Pineta es muy vertical y hay una cuerda fija instalada, pero que en nuestro caso no pudimos utilizar al estar enterrada bajo nieve, por lo que tuvimos que destreparlo con sumo cuidado.
Características: Terreno inicialmente fácil para pasar a fuertes pendientes que se pueden complicar en presencia de nieve y hielo.
Longitud total: 11,4 km;     Desnivel acumulado positivo:  990 m;     Desnivel acumulado negativo: 2250 m

Tiempos:
Nuestros tiempos aproximados fueron los siguientes:
  • Punto de vivac-inicio Norte del Perdido (inicio primer corredor): 0h30min
  • inicio Norte del Perdido (inicio primer corredor)-Cima Monte Perdido: 2h30min
  • Fotos y disfrute de la cima: 0h20min
  • Descenso hasta lago helado: 0h40min
  • Subida al cuello del Cilindro: 0h25min
  • Descenso hasta vivac: 1h20min
  • Comida y recogida del vivac: 1h30min
  • Descenso hasta el coche: 3h:30min
Los tiempos incluyen algunas pequeñas paradas y una parada larga en el caso del descenso hasta el coche. No obstante deben considerarse como orientativos y dependerán de las condiciones de la ruta y de la condición física de cada uno. 
 
Track: 
Obtenido de internet y adaptado (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).


Croquis:
Croquis de la ruta habitual, (más abajo el de nuestra variante):




Croquis de nuestra variante:
Croquis del descenso desde el Cuello del Cilindro:


Fecha:  15 de mayo de 2012


La noche es dura y apenas pego ojo entre el fuerte viento y también un poco obsesionado por que no se me empape el saco de plumas por falta de transpiración , ya que la funda de vivac que llevo no deja transpirar lo suficiente (a raíz de esta excursión posteriormente jubilaría mi funda de vivac y me compraría una nueva más transpirable). No obstante, nada más sacar el saco de la funda de vivac se congelan las gotas de agua de transpiración y las puedo sacudir fácilmente con la mano... curioso y a la vez efectivo para mantener el saco seco; así que finalmente el problema de no mojar el saco resulta fácilmente subsanable.

Nos despertamos (quiero decir de una forma más consistente) de nuestro vivac un poco tarde para hacer una invernal ya que el fuerte viento sigue ahí y nos hace dudar si meternos en la Norte del Perdido. Mientras el amanecer le da un bonito tono al Perdido, a nosotros nos da una pereza terrible salir del saco… Pero finalmente a las 7:30 decidimos que nos ponemos en marcha a ver qué pasa, con intención de ir viendo sobre la marcha el tema del viento.

El amanecer le da un bonito tono a la Cara Norte del Perdido


En nuestro vivac, ya poniéndonos en marcha. Un lujo haber encontrado una calva en la nieve... pero a costa del viento
Yo apenas he pegado ojo durante toda la noche y le comento a José, sin que fuera ninguna broma, que ya me encuentro cansado incluso antes de empezar. ¡Con el día tan duro que nos espera! Supongo que se ha juntado todo: la palicilla y complicaciones de ayer, el cenar mal, el no pegar ojo. Pero hay otra cosa que con toda probabilidad también me está afectando y es que arrastro también las secuelas del maratón popular que he corrido hace poco más de 2 semanas y del que seguro que no me he recuperado todavía del todo (dicen que se tarda incluso meses en recuperarse de una carrera así). No quiero pensar en el día que me espera... pero siempre intento ser todo lo positivo que puedo y me digo “vamos tirando y vamos viendo”, así que la suerte está echada y nos ponemos en marcha, habiendo dejado en la zona de nuestro vivac la parte del equipo que no vamos a usar: la tienda, los sacos, los infiernillos y alguna cosilla más. Finalmente nos ponemos en marcha a las 8:00... un poco tarde para una actividad invernal.

Tras aproximadamente media hora de aproximación desde nuestro vivac, un pelín pesada por los continuos sube-y-baja, llegamos al pie del primer corredor. Nos preparamos lo poco que nos queda por preparar, ya que hemos salido del vivac prácticamente equipados. Llevamos colocado el arnés y el material por si en un momento dado hace falta sacarlo, pero en este primer corredor ya se intuye que no va a ser necesario.

Empezamos a subir por el primer corredor, bastante facilito, con unos 45º de inclinación bastante constante. Se hace prácticamente todo clavando únicamente los regatones de los piolets y no hace falta recurrir a clavar los picos de los piolets.

José lleva un buen ritmo, alto diría yo, pero yo tengo que llevar un ritmo más normal, pues como he comentado voy algo tocado físicamente. José va todo el rato con una cierta ventaja sobre mí.

En el primer corredor

Tras haber superado el primer corredor nos toca ahora el cruce del glaciar, que es la parte facilita entre las dos partes o corredores de la ascensión. El cruce del glaciar no resulta ser nada más que remontar una gran pala de nieve. No obstante me resulta una cuesta algo más empinada de lo que me esperaba, pues me había hecho una idea de que este tramo subía con una pendiente muy ligera e iba a servir como un cierto descanso físico.

Vamos cruzando el glaciar, describiendo un arco en dirección a donde vemos que tenemos que continuar. Si miramos hacia atrás tenemos una muy bonita vista de los cortados del final del balcón de Pineta.
 
Cruzando el glaciar. Por detrás, bonita vista de los cortados del final del balcón de Pineta.

Al llegar al cruce del glaciar hemos visto a un montañero que va delante de nosotros. Mientras vamos cruzando el glaciar observamos que el montañero que va delante de nosotros, en lugar de ir a buscar el segundo corredor para subir por él, se dirige directo en vertical hacia arriba, dejando el corredor bastante más a la derecha. El aspecto de la ruta que toma es terrorífico y se ve tremendamente vertical, pero vemos que sube bastante bien, sin cuerda y le cunde mucho, señal de que sube sin problemas. Por ello decidimos seguir su ejemplo y subir directos en vertical hacia arriba.
 
Una pequeña grieta del glaciar

En rojo la ruta seguida por nosotros, en verde la ruta habitual de la Norte del Perdido, por el segundo corredor.
La misma foto sin líneas, para que se pueda apreciar mejor la ruta y la verticalidad de nuestra variante.
Efectivamente, el terreno adopta una inclinación terrible; yo diría que entre 65° y 70° (esos grados de inclinación ya dan sensación de subir totalmente en vertical). No obstante, comprobamos que efectivamente se va subiendo relativamente bien, pues los picos de los piolets y las puntas delanteras de los crampones entran y sujetan muy bien. La única cuestión es tener mucha precaución, teniendo siempre bien anclados los tres puntos restantes antes de mover el cuarto. Con esa precaución y no sin cierto respeto, optamos por seguir subiendo sin sacar las cuerdas, pues la jornada es larga y así ganamos un poco de tiempo.

Eso sí, si mirabas entre las piernas daba un poco de pánico ya que tenías más sensación de pared que la de tobogán que tendrías en corredores de inclinaciones más normales. A ello contribuye también el subir tan al descubierto, en lugar de ir encajonado dentro de un corredor.

Subiendo en el tramo más vertical, con sensaciones de pared si mirabas entre las piernas
José hace una pequeña parada para que le coja, aprovechando que una grieta permite dar un respiro para los gemelos. La continuación sigue siendo muy vertical, pero ya se ve que va quedando poco para que empiece a ir tumbando el terreno.

Continuamos, tras una pequeña parada

Tras un ratillo más alcanzamos la arista cimera. Tenemos la cima de Monte Perdido ya a la vista. El viento nos ha respetado hasta ahora, pero aquí sopla de lo lindo.

La arista cimera es amplia y sin ningún tipo de dificultad. El collado lo tenemos al lado y luego nos quedará una cuesta para llegar a cima.

Llegamos a la arista cimera, con la cima del Monte Perdido ya a la vista
Las vistas son sencillamente espectaculares, resaltando un bonito paisaje nevado en un soleado y despejado día. Llama especialmente la atención la bonita estampa del Añisclo... indescriptible... hay que estar ahí para verlo...
 
Espectacular vista del Añisclo. Al fondo Cotiella

Mirando hacia atrás. El paisaje de fondo es impresionante
No paramos de disfrutar de las vistas y hacer fotos
La cuesta de subida a la cima del Monte Perdido no es muy empinada pero me resulta más larga de lo que parecía a primera vista.

Subiendo la cuesta final que lleva a la cima
No obstante no tardamos mucho en alcanzar la cima. ¡Cumbre! Son las 11 en punto de la mañana, así que parece que no vamos mal de horario. No hay ni rastro del vértice geodésico porque debe estar varios metros enterrado bajo la nieve

Cumbre del Monte Perdido
Seguimos ensimismados con el paisaje y no paramos de mirar a todos los lados y hacer fotos: Cilindro, Valle de Ordesa, Lago Helado, Añisclo, Pineta… vistas espectaculares por todos los lados.
 

A la derecha el Cilindro de Marboré, y a sus pies el Lago Helado
El valle de Ordesa. Siempre me llama la atención que este impresionante valle desde aquí parezca de juguete.
Las vistas eran bien bonitas por todos los lados, pero no os voy a aburrir con ellas. Disfrutamos de unos minutos estupendos en la cima, pero finalmente llega el momento de descender.

En poco tiempo hemos descendido al collado del otro lado, es decir, al que va a parar la famosa escupidera. El descenso por la escupidera no presenta ningún problema, y lo hacemos rápido pero con cierto respeto debido a la fama de punto negro que tiene. Al cabo de un rato llegamos al sitio por donde te "escupiría" al vacío la escupidera y tras asomarnos un poco decidimos hacer una pequeña parada para picar algo, ya que de momento no hemos comido nada, y ver qué hacemos con lo del Dedo del Perdido, que ya lo tenemos al lado. Son las 11:36.

Vista atrás tras bajar la escupidera

Como comenté antes llevábamos a cuestas  también los pies de gato y material para escalar el Dedo del Perdido. Calculamos que hacer el Dedo del perdido nos supondría un par de horas más entre escalarlo y rapelar, así que lo desestimamos porque fácilmente llegaríamos a Madrid entrada la madrugada; además, también he comentado que no me encontraba del todo bien físicamente y todo me estaba costando lo suyo, lo que era otro motivo más. Por otra parte el interés de hacer el Dedo del Perdido era simplemente por aprovechar ya que pasábamos por aquí y por la etiqueta que le ponen del tresmil más difícil del Pirineo (por decir que lo has subido), pero como he comentado al principio de la entrada, realmente no tiene gran interés y simplemente se trata de una cortísima y fácil escalada sin mucho atractivo.

Una vez descartado el Dedo del Perdido y habiendo repuesto algo de energías, continuamos el descenso hacia el Lago Helado.
 
Llegando al Lago Helado

A las 12 en punto ya estamos en el Lago Helado. Lo siguiente es subir al Cuello del Cilindro. La verdad es que cuando estás ya en plan de bajada no sienta nada bien tener que hacer una subida como esta, cuando ya vas cansadillo. No es que sea excesivamente larga pero es empinada. De todas formas no hay otra alternativa mejor para pasar de nuevo a la vertiente norte.

El cuello del Cilindro. Toca subirlo para pasar al otro lado

Vista hacia atrás del Perdido y su escupidera. En primer plano el Lago Helado que lo empezamos a dejar abajo. A la izquierda del collado más marcado en el centro de la imagen se ve el Dedo del Perdido, que no deja de ser un resalte dentro de lo que es el Monte Perdido.
Empezamos a subir al Cuello del Cilindro. Pronto llegamos a los afloramientos de roca. El paso por ahí está un poco delicado, pues hay una fina capa de hielo que no sirve para darle pioletazos. Pasamos con mucho cuidado esta zona y en unos cuantos pasos está superada. A las 12:25 ya coronamos el Cuello del Cilindro. La vista del Monte Perdido, todo nevado, desde aquí sencillamente es espectacular y te deja embobado. El ambiente de alta montaña es indescriptible.

La vista del Monte Perdido desde el Cuello del Cilindro es espectacular

Empezamos el descenso por el otro lado del Cuello del Cilindro. Hay muchísima nieve y hay tramos en los que te hundes bastante, por encima de las rodillas... lo que nos faltaba para ir minando todavía más nuestras fuerzas.

Empezando a bajar por el otro lado del Cuello del Cilindro
Tras una parte de descenso se llega a una zona en la que hay que ir un tramo bastante largo hacia la derecha, a modo de gran travesía, en busca del paso para descender de la barrera de resaltes de roca. Por primera vez de hoy cojo algo de delantera a José, no se si por las ganas de bajar ya; pero en parte viene bien porque aunque encontrar el paso para el descenso no es del todo fácil, yo lo tengo bastante claro y más según voy observando el terreno al ir avanzando. Todo este tramo está lleno de ondulaciones como una montaña rusa, de alternados pequeños llaneos con pequeños descensos.

Mirando atrás en esta zona de "ondulaciones". Tras José, en el fondo asoma el Cilindro de Marboré.

Tengo claro que hay que pasarse de largo la primera vez que aparenta que se puede bajar por ahí, ya que por muy buena apariencia que tiene luego no hay paso, y hay que andar un rato más hasta llegar a la segunda. 

Ruta por la que hay que descender del Cuello del Cilindro. La perspectiva de la foto puede engañar un poco respecto a las distancias.
La misma foto sin líneas, para que se puedan apreciar mejor los detalles
Tras este gran tramo de travesía en busca del punto de bajada del resalte rocoso de esta vertiente, por fin alcanzamos el punto correcto por donde hay que bajar. Ya nos hemos reagrupado José y yo. Empezamos a descender hasta el punto donde tiene que haber una cuerda fija para poder bajar, pues el tramo es muy vertical,... pero está enterrada en la nieve. Alguna señal —un cordino o algo así, creo recordar— nos confirma donde debe encontrarse esta cuerda, por lo que no tenemos dudas que está ahí debajo, pero como debe estar totalmente enterrada en la nieve nos resulta imposible utilizarla; ni siquiera la conseguimos ver asomar por ningún sitio.
 
Lógicamente, no nos queda más remedio que destrepar con los piolets con muchísimo cuidado. El tramo es muy vertical y delicado, así que vamos bajando con sumo cuidado. Afortunadamente el tramo es bastante corto y pronto alcanzamos terreno que, aunque sigue teniendo una buena pendiente, ésta ya permite bajar solo con los regatones de los piolets. Un poco más abajo la pendiente empieza a desvanecerse y podemos continuar andando normalmente.

El regreso a nuestro vivac atravesando el Balcón de Pineta resulta, hablando claramente, un poco coñazo. Estamos cansados y el hecho de tener que subir y bajar pequeñas lomas te machaca. Para llegar a nuestro punto de vivac tenemos unas pesadas cuestas finales —recordemos que hemos dormido en una zona alta del Balcón de Pineta—, pero finalmente llegamos a él. Son las 13:45.

Resulta una gozada quitarse la mochila de la espalda. Lo primero de todo es ponerse algo cómodo y comer. Tras comer y un poquito de relax empezamos las labores de recogida del campamento. En estas labores de recogida y preparación de la mochila al final se acaba yendo el tiempo de da gusto. ¡Pufff! ¡Cómo pesa la condenada mochila con tanto hierro y tanta historia! ¡Y lo que peor sienta es cargar de nuevo con la tienda que encima no hemos podido usar!
 
Finalmente estamos listos; son las 15:15 así que con la tontería se nos ha ido nada menos que una hora y media entre comer y recoger. Comenzamos la bajada metiéndonos de nuevo en el embudo.
 
Bajando por el embudo. Se ve un montañero subiendo con el que nos vamos a cruzar.
Si al subir se me hizo largo, al bajar ya no te quiero ni contar… Tras bajar el embudo continuamos con los tramos zigzageantes que intentamos acortar en algún momento que otro buscando algún atajo a través de la nieve, a riesgo de llevarte algún culetazo. Notamos que en algún sitio el sol de hoy ha retraído un poco la nieve; nos llama la atención notarlo de un día para otro, pero la verdad es que el sol ha estado pegando bien hoy.

El bonito pero pesado descenso del Balcón de Pineta

Cuando ya estamos hasta los mismísimos de bajar —recuerdo que nuestra jornada de hoy va a sumar 2.250 metros de desnivel negativo, a los que hay que sumar los prácticamente 1000 metros de desnivel positivo—, llegamos a la fuente, desde la cual todavía nos queda bastante —una hora aproximadamente, si no recuerdo mal—, pero que nos permite refrescarnos, beber y sobre todo desincrustarnos un rato de los hombros las correas de las mochilas, que nos están pesando una barbaridad y nos están matando.

Un merecido y necesitado descanso en la fuente
El viento había desaparecido nada más empezar a bajar del Balcón de Pineta, por lo que arrecia un calor de narices, el sol pega fuerte y hasta aquí no ha habido ni una puñetera sombra. Todo esto ha estado minando nuestro estado físico. Por ello, las sombras de los árboles junto a la fuente también son un enorme alivio.

Bonita vista valle abajo desde la fuente. Parece que no queda nada, pero realmente queda al menos una hora hasta el coche
Muy a nuestro pesar, pues en la fuente nos hemos refrescado bien y realmente se está muy a gustito, continuamos la bajada. Por fin llega un momento en el que nos metemos en bosque y en sombras. Pero no nos engañemos: en nuestro estado físico y con tanto peso en las espaldas el bosque también se nos hace interminable. Parece que no vamos a llegar nunca al coche… es como la escena de la película "Poltergueist" en la que la madre corre por el pasillo y éste se va haciendo cada vez más largo. Llega un momento que siento que no puedo más con la mochila pues se me está clavando ya exageradamente en los hombros, y tengo que llevarla levantándomela constantemente de los hombros con las manos y aun así me resulta una tortura insufrible.

Afortunadamente todo llega a su fin y por fin conseguimos alcanzar el coche y quitarnos definitivamente las mochilas. Son las 18:45. Nos aseamos y refrescamos un poco. Tengo una considerable ampolla, o mejor dicho a estas alturas ya se ha convertido en una buena herida con tendencia a boquete, en el talón de aquiles. Me ha estado fastidiando todo el día, pero hasta ahora no me había quitado la bota para poder verla. Es consecuencia de llevar los crampones —semiautomáticos— demasiado apretados en el talón y no haberme preocupado de solucionarlo en su momento; es una buena lección, para la próxima vez dedicar unos minutos a resolver el problema antes de llegar a estas consecuencias.

Recogemos y emprendemos viaje en dirección Madrid, con nuestro preciado "trofeo". Nos resulta un tanto increíble haber conseguido este "trofeo" pasando solo una noche fuera de casa, pero se han cumplido los planes a la perfección.


9 comentarios:

  1. Javi...que buena actividad...pero hasta yo me he angustiado con tanto peso a la espalda...jajaja...bueno, es lo que tienen estas actividades...asi es la montaña....pero la Norte del Perdido es muy buen trofeo.
    Saludos

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    1. Hola Wimbor. Sí, es una de esas que se te queda grabada en la cabeza, y sí, nos pasábamos con llevar material y cosas a cuestas, y luego encima no usamos nada. Ahora no es que hayamos mejorado mucho, pero algo sí... je, je. Saludos!

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    2. P.D.: Por hablar, ayer sin embargo no tuvimos en cuenta un pequeño detalle en la actividad que estábamos haciendo y nos quedamos cortos de material, jejeje... no siempre es fácil acertar.

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  2. Sois unos animales!!! je,je
    Enhorabuena pischa..., pequeña corrección lo que se ve al fondo del Añisclo no es Posets, es Cotiella. Venga salud y montaña Javi

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    1. Gracias Paco Pepe, Efectivamente he comprobado que es Cotiella y lo corrijo... ¡ya me parecía que estaba demasiado al sur! ¡Y yo que siempre he identificado esa silueta con el Posets! ¡Vaya despiste! Saludos

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  3. Joer q tute Javi!!! Menuda paliza!! Pero las vistas y el entorno son la leche!!!! Además os hizo bastante buen tiempo salvo el viento... Muy buen reportaje!!
    Hernán

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    1. Muchas gracias Hernán. No solo las vistas y el entorno: las sensaciones también, y eso no se puede plasmar en las fotos. Saludos

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  4. Joooerr¡¡ Que babazas de envidia me estan cayendo¡¡ Menuda hazaña. Gran trabajo bloguero. Un abrazo.
    Gabi.

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    1. Hola Gabi, muchas gracias. Con lo que te gusta la nieve la hubieras disfrutado mucho. Saludos!

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