sábado, 9 de agosto de 2014

Sierra de Guara. Barranco del Lumos

Sierra de Guara. Barranco del Lumos
Año 2010. Participantes: varios integrantes del Club Nemus, yo incluido.

Tras ir con la intención de hacer el barranco del río Vero y no poderlo hacer por exceso de caudal, y dado que se nos había echado un poco el tiempo encima, nos dejamos aconsejar en Alquézar sobre otro barranco interesante y que pudiéramos hacer sin demasiadas complicaciones. El barranco del Lumos es un barranco predominantemente seco y en terreno de agloremados que se caracteriza por unos estrechísimos pasillos.

La actividad del fin de semana estaba programada por el club de montaña, estando previsto viajar el viernes por la tarde a Alquézar, el sábado hacer el barranco del río Vero, aunque no estaba en condiciones y tuvimos que cambiarlo por el Lumos, y el domingo hacer el barranco del Fornocal y volver a Madrid.

Llevo una cámara baratucha para no llevarme un disgusto si se estropea, así que disculpad si algunas fotos no son de muy buena calidad. 

Empezamos (pincha sobre las fotos para verlas a mayor tamaño):


Datos: 
Actividad: Barranquismo;      Zona: Sierra de Guara
Cimas: Ninguna.
Dificultad: Barranco de dificultad Baja (nivel 1)
Características: Barranco prácticamente seco, con algunos bonitos rápeles iniciales y luego una curiosa zona de "estrecheces". Solo tiene agua en algún que otro punto muy concreto. Las rocas en que se desarrollan son aglomerados. Barranco fácil y sin muchos peligros.


Tiempos:
Los tiempos dependerán de muchas cosas, empezando por la cantidad de gente que componga el grupo y su nivel físico y técnico. Un orden de magnitud de tiempos podría ser la siguiente:
  • Aproximación al inicio del barranco: 20 minutos
  • Descenso del Barranco: 3 o 4 horas
  • Regreso al coche: 1 hora

Track: 
Ajeno, de internet (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).





Fecha:  19 de junio de 2010

Vamos llegando la noche anterior todos los coches a Alquézar e incorporándonos poco a poco a una terracita donde se han instalado los primeros que han llegado para tomar unas cervezas y picotear algo para cenar. Allí pasamos un rato de constante bromeo y risas hasta que al acabar nos dirigimos al albergue donde tenemos reservado el alojamiento. Allí dormimos, habiendo quedado previamente para el día siguiente.

Al día siguiente nos levantamos y hacemos todo lo propio hasta que estamos listos. Bajamos al pueblo a alquilar los trajes de neopreno necesarios. También nos informamos del estado del barranco que queremos hacer, el del río Vero... ¡Mala suerte! Lleva exceso de caudal. Se nos ha hecho un poco tarde por esperar a que abrieran los sitios para alquilar los trajes de neopreno y ahora se nos va haciendo más tarde mientras hacemos los alquileres y además deliveramos sobre el qué hacer. El barranco del río Vero, por tanto, está descartado, así que también nos dejamos aconsejar en uno de los sitios de alquiler. Finalmente pensamos que la mejor opción es el Lumos, aunque es un barranco seco y un desconocido para nosotros, pero es uno de los que nos han recomendado dadas las circunstancias.

Una vez tenemos todo, nos vamos al lugar donde dejar el coche para hacer el barranco. Nos pasamos de largo, bajamos andando un buen trechillo por un sitio que no es, nos toca volver a subir, volvemos a coger el coche... vamos, que nos liamos un poco, pero al final damos con el punto donde dejar el coche.

Iniciamos la aproximación que es corta, pero rápidamente se vuelve incómoda, con bastante pendiente y con mucha piedra suelta.
 
Aproximación al barranco
 
En este punto sufro un percance ya que repentinamente se me suelta una correa de la mochila. Al cogerla de cualquier forma para que no se me vaya la mochila precipicio abajo la correa se me enrolla en el dedo meñique retorciéndomelo como haciéndomelo girar la carne en torno al hueso. En principio sólo siento un dolor muy fuerte y se aprecian "líneas rojas" a modo de grietas internas que parecen delatar desgarros por dentro del dedo. Al cabo de una hora el dedo se encontraría muy hinchado y amoratado, con un aspecto deplorable y ya en el pueblo, tras el barranco, mis compañeros lo verían y al verlo con tan mala pinta me recomiendan ir a urgencias, pero aunque me cuesta mucho moverlo yo estoy casi convencido de que el hueso no está roto. Al lunes, ya en Madrid, corroboraría con una radiografía que no había hueso roto; no obstante se me quedó una pequeña deformidad y algunos pequeños dolores y molestias que perduraron más de medio año después. Luego el dedo ya fue recuperando poco a poco su normalidad. El caso en lo referente a esta ocasión, es que tuve que hacer los barrancos con un dedo inútil y muy dolorido.

Le hago un nudo a la correa de la mochila, para poderla seguir usando y continúo. Desdendemos hacia las profundidades del barranco, con mucha precaución ya que es muy fácil resbalar por la fuerte pendiente.

Descendiendo hacia el barranco. En esta foto se aprecia el nudo en la correa de la mochila
Llegando al inicio en sí del barranco
Una pequeña charca de agua que nos puede servir de ayuda para meternos en los trajes de neopreno

Una vez en la propia boca del barranco, y habiendo llegado a una zona un poco más horizontal, comenzamos a ponernos los trajes de neopreno, con ciertas dificultades como siempre por lo ajustados que van, pero más en mi caso debido a mi dedo averiado. De momento estamos solos en este barranco, aunque luego nos encontraríamos a más gente.

Nos empezamos a poner los trajes de neopreno
Ya equipado para iniciar el barranco.

Iniciamos el barranco e inmediatamente nos encontramos con el primer rápel, el mejor de todos. Se trata de un bonito descuelgue vertical sin casi apoyo en la pared, es decir, prácticamente volado. Es en seco, pero no por ello deja de ser un bonito rápel.
 
Primer rápel, prácticamente volado
Ana, en este primer rápel
Pilar, tras terminar el rápel

Nos vamos colocando unos y otros al final de las cuerdas no solo para poder controlar desde abajo si fuera necesario el descenso de los menos experimentados en rapelar, sino también como medida de seguridad para todos, pues siempre hay que ser prudentes.
 
Controlando el descenso de los que están rapelando

Más adelante vamos encontrando una serie de rápeles encadenados, que en algún momento que otro resultan algo incómodos por la estrechez del barranco.
 
Vistas hacia el exterior desde dentro del barranco
Julia y Carlos a punto de iniciar un estrecho rápel
Jesús en otro de los rápeles...
...que primero aterriza en una pequeña poza...
...pero luego continúa
Yo rapelando
Gabi visto desde abajo
Otro de los rápeles, un tanto incómodo y raro por lo estrecho que es
 
Encontramos alguna que otra pequeña zona de agua, aunque como ya he dicho en general el barranco es bastante seco.

Llegado a un punto el barranco estrecha sus paredes espectacularmente hasta el punto de que tienes que pasar de lado. Realmente es como ir por dentro de una grieta de unos 40 metros de profundidad, pero de anchura yo creo que se llega a estrechar hasta unos 30 centímetros. Esta zona según creo se llama "los estrechos".

En esta zona es tan estrecho el espacio entre pared y pared que hay que pasar de perfil, metiendo tripa y rozando con el neopreno en ambas pareces, por lo que es conveniente que si te has quitado la chaqueta del traje de neopreno te la vuelvas a poner de nuevo.
 
Estamos como egullidos por la Tierra y el barranco se estrecha cada vez más...
... y más...
...hasta el punto de apenas poder pasar de perfil, rozando en ambos lados con el neopreno y metiendo tripa

Con toda esta historia de rápeles y estrecheces, el barranco a pesar de ser muy seco resulta algo vistoso y entretenido, aunque el que no perdonde que no haya abundante agua ni saltos está en el sitio equivocado; aqui hay que meterse con otra mentalidad.
También hay una zona que llama la atención: un pequeño tramo también realmente estrecho pero que en esta ocasión hay que pasar "nadando"... o mejor dicho flotando arrastrándose entre dos paredes.

Con un rápel aterrizamos en una zona amplia, dejando las estrecheces atrás. Se acabó la claustrofobia.

Con un rápel aterrizamos en una zona amplia.

Después llegaría algún que otro rápel más, y alguna pequeña pocilla de agua.
 
Un rápel...
...que finaliza en una pocilla
Gabi, Ana, Goyo y Pilar en el mismo rápel

Finalmente llegamos a una zona amplia donde paramos a picotear algo de comida.

La parte final del barranco ya es más monótona hasta que llegamos al final del barranco. Nos cuesta también un poco encontrar la salida del mismo, pero finalmente la localizamos.

La caminata de retorno no es excesivamente larga y se hace bastante bien; un principio algo empinado para salir del barranco da paso enseguida a un recorrido relativamente llano.

Tras la caminata de retorno llegamos hasta el coche y volvemos a Alquézar.  Allí comemos junto al albergue donde estamos alojados, comprando latas de bebida. Unos minutos más tarde empieza a llegar mucha gente y a sonar la musica a toda pastilla: al lado comienza la celebración de una boda que nos ha pillado por sorpresa. No deja de resultar curioso observar a la gente, pero está claro que no va a ser posible echar una relajada cabezadilla de después de comer.
 
El albergue
La tarde la rematamos con una agradable visita turística al pueblo, recorriendo sus calles y rincones. Abajo os pongo algunas fotos. En una plaza encontramos y saludamos al “Pica” un amigo de Carlos que también anda por aquí haciendo barrancos con otro grupo. Luego nos vamos a cenar a una terraza.
 




Tras la cena decidimos salir a tomar una copa, así que localizamos un pub en el pueblo y allí nos metemos. Curiosamente Jesús se encuentra un amigo: “el Pelos de Coslada”; y no sé por qué digo "curiosamente"... porque la realidad es que resulta relativamente frecuente que Jesús se encuentre a conocidos en los sitios más insospechados.
 
Las copas van y vienen. En un primer momento se retira a dormir alguno del grupo y los demás nos metemos más en juerga adentrándonos más en la noche. En otro momento se retira un segundo grupo y los demás nos quedamos hasta que finalmente Goyo nos consigue “arrancar” del pub pasadas las 4 de la madrugada. Es muy tarde...  pero es que lo estábamos pasando muy bien... Estas horas de copas deparan varias anécdotas, pero esas mejor me las guardo... sobre todo por si esto lo leen nuestros hijos.
 

Es de suponer que además de tarde nos acostamos algo "perjudicados", así que al día siguiente no nos iba a ser fácil levantarnos ni hacer nuestra actividad prevista: el barranco del Fornocal.
 

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