miércoles, 18 de abril de 2018

Mountain Bike: ¿Toca ya cambiar de bici?

Mountain Bike: ¿Toca ya cambiar de bici?

Aprovechando que hace pocos meses me he modernizado y he cambiado de bici, con lo que he podido experimentarlo en primera persona, he pensado en escribir este artículo pensando en las últimas evoluciones que se han introducido en las bicicletas y en las diferencias a efectos prácticos que puedes notar. 

Como comentaba en el artículo de la Ruta MTB: El Salse-Font de la Duenya-Font de Ballester-El Salse, al intercambiárnoslas y probar la bici de mi compañero me di cuenta de que realmente notaba mucho más las diferencias que existían entre su bici y la mía, que lo que sobre en un papel pudieran parecer o que yo imaginara. Eso me sorprendió mucho y me hizo decidirme sobre la necesidad que tenía de renovar al completo la bici comprándome una nueva.

Hasta ese momento la bici que usaba era una de 26 pulgadas, cuadro de aluminio con suspensión solo en la horquilla delantera, 3 platos y 9 piñones y frenos de disco, como principales características. No era mala, ni los componentes eran malos, ni tampoco era muy vieja pues no llegaba a los 6 años, era bastante ligera, y en general yo estaba bastante contento con ella.

Pero ya hace tiempo que venía notando dos cosas: la primera es que rodando en llano me costaba o no me resultaba cómodo seguir el ritmo rodador de las 29 pulgadas, y la segunda que mientras algunos compañeros bajaban algunas trialeras con una relativa “suavidad” yo las bajaba con mis ruedas rebotando de roca en roca como si fuera un pinball. El probar la bici de mi compañero no solo me hizo notar eso en mis carnes sino una serie de cosas más que me sorprendieron mucho notando una diferencia entre una bici y otra mucho más grande de lo que pensaba. 


Por partes

Veamos primero por partes las siguientes diferencias que destaco entre la bici nueva y la antigua, antes de hacer luego un resumen del conjunto.


El diámetro de las ruedas

Había oído mucho las ventajas e inconvenientes de las ruedas de 29 pulgadas frente a las de 26, y de hecho escribí un artículo sobre el tema (Mountain Bike. El lío de los diámetros de rueda (26", 27,5" y 29")). Pero me las sabía más por referencias que por haberlas probado bien. He aquí mi opinión tras unos meses de uso:

Se habla de que se necesitan unos tres días para adaptarse a que la rueda de 29 pulgadas cuesta más de empezar a mover, pero lo cierto es que es algo que yo no noté mucho, quizás debido a que personalmente suelo llevar relaciones de cambio más largas y por tanto hacer más fuerza al pedalear que el promedio de la gente, que suele llevar marchas más cortas que yo. Sin embargo sí que noto sobre todo en llano la mayor inercia de la rueda de 29 pulgadas una vez que está en marcha, en el sentido de que al menos yo claramente aprecio que cuesta menos mantener el ritmo y la velocidad. También se nota que si de repente te encuentras una subida, la inercia te empuja con más ganas hacia arriba.

También se nota que el mayor diámetro hace que las ruedas se “coman” mejor las irregularidades del terreno y las notes menos, tanto desde el punto de vista de resistencia a la rodadura como del de confort.

Por otra parte, puede que con mi antigua 26 consiguiera hacer radios de giro menores, pero tampoco es una cosa que haya notado como un problema y, en definitiva, la 29 se maneja bien y no notas ninguna “tara” en este sentido. En esto puede también que tenga influencia otros factores que ayudan al manejo, como el manillar más ancho, o la propia geometría de la bici.

Hay otros aspectos que van en conjunción con otras partes de la bici que pueden tener igual o más influencia que el diámetro de la rueda. Por ejemplo el aumento de tracción, en el que seguro que el diámetro de rueda aporta su granito de arena, pero también influyen en ello otros aspectos como la geometría de la bici o la relación de cambios, cosas que luego hablo de ellas. 


La suspensión

El pasar de la única suspensión de la horquilla delantera a una doble suspensión es una de las cosas que más he notado. Para la gente como yo vaya frecuentemente por senderos muy rotos, trialeras, etc, la doble suspensión se encarga de filtrar mucho esas irregularidades. Los buenos amortiguadores/suspensiones de hoy en día además permiten el poderse bloquear selectivamente y regular otros interesantes parámetros como el rebote. Con todo ello, se consigue una efectividad enorme, muy lejos de mi antigua 26 pulgadas: como digo yo, ya puedo bajar trialeras sin que las ruedas vayan rebotando de roca en roca como un pinball, como ocurría algunas veces con mi 26 pulgadas.

La nueva generación de suspensiones no tienen nada que ver con las de las doble suspensión antiguas: ya no suponen un lastre de peso tan notable y además tienen un diseño “inteligente” tal que independentemente de la opción de bloqueo, no “amortiguan” el esfuerzo de las pedaladas o al menos no lo hacen tanto como las antiguas.

Por otra parte, el hecho de que los amortiguadores sean de aire en lugar de aceite (tanto delante como detrás) tiene una doble ventaja, puesto que aparte de reducir peso, puedes usar más o menos presión de aire para ajustarlo, sobre todo en función de tu peso.

Suspensión trasera con varias posibilidades de regulación

El diseño del cuadro y de la bici en general

En relación con la geometría de la bici, no es que sea un entendido, pero se nota un comportamiento muy estable y con mucho aplomo. Las piezas y el diseño está dispuestas con ángulos muy estudiados y también buscando bajar todo lo posible el centro de gravedad y eso se nota… y mucho. Creo que también se ha avanzado mucho en ese campo de las bicis últimamente.

Lo cierto es que, quizás también ayudado por otros aspectos como el comentado de la doble suspensión, pero la bici da una sensación de estabilidad y seguridad enorme en todo tipo de situaciones… aquí también he notado una enorme mejora con respecto a mi antigua 26 pulgadas.


La tija de sillín telescópica

Hasta hace bien poco, yo nunca bajaba el sillín aunque llegara a una trialera complicada. A lo que recurría si hacía falta era a bajar el culo por detrás del sillín, pero eso tenía el problema de que frecuentemente se me enganchaba el culote en el sillín.

En una salida hace poco en la que venía una persona con la que nunca había salido en bici, al llegar al inicio de una trialera paró y a la vez que lo hacía él nos recomendó que los demás también bajáramos el sillín para bajar por allí. Así hicimos y me sorprendí de la gran ventaja en control de la bici y seguridad que se ganaba con ello, muchísimo mejor que bajar el culo por detrás del sillín. A partir de entonces me convencí de que mi próxima bici debía de equiparla con una tija telescópica, que permite subir y bajar el sillín sin detenerse simplemente accionando un pulsador en el manillar.

La tija telescópica tiene dos tramos: uno fijo y otro regulable desde el manillar
Después de tenerlo en mi bici nueva, puedo asegurar que no puedo estar más contento de llevar este sistema, pues es una auténtica gozada y enormemente práctico para los que frecuentemente nos tiramos por lugares un tanto comprometidos. 


La transmisión (conjunto de platos y piñones)

Aquí he pasado de tener 3 platos y 9 piñones a un único plato y 11 piñones. Lo de los tres platos es cierto que era un desperdicio, pues al final realmente no tienes 3x9=27 velocidades distintas, sino que varias se repetían. Ahora he pasado a un único plato. Con el monoplato solo tengo 11 velocidades pero ninguna se repite.

Los principales inconvenientes que la gente manifiesta en relación con el monoplato se refieren a su reducida oferta de velocidades: falta de velocidades más largas, falta de velocidades más cortas y velocidades menos escalonadas (mayor salto entre una velocidad y la siguente).

En cuanto a lo que yo he notado, la verdad es que el tener escalones algo más altos entre marcha y marcha a mí no me ha supuesto un problema, e incluso me parece mejor así para mi forma de montar en bici, pues con la antigua incluso había veces que tenía que bajar dos o tres velocidades prácticamente de golpe, porque para mí los escalones muchas veces eran demasiado pequeños y necesitaba hacer un cambio más grande; realmente yo no soy tan meticuloso y preciso con eso y aprecio más el no tener que recorrer varias marchas hasta llegar a la que me encaja. No obstante, hay gente que sí que prefiere ese “ajuste fino” y en ese caso lo puede notar más que yo.

En cuanto a que falten marchas por arriba o por abajo, pues es cierto que más de una vez he echado en falta el poder reducir una marcha más para subir una pendiente muy fuerte, o aumentar una marcha más en un descenso rápido, pero realmente sigo pudiendo subir más o menos igual las mismas cuestas que con mi antigua 26, y por el otro lado la velocidad máxima que puedo llegar a alcanzar con la bici con el monoplato es más que suficiente. Asimismo, también puedes hacen algún retoque a tu gusto como ha hecho un compañero que se ha comprado la misma bici que yo, pero ha montado un plato con dos dientes menos ya que él ha dado prioridad a poder subir cuestas fuertes más fácilmente frente a poder alcanzar mayor velocidad punta.

Pero hemos hablado de los inconvenientes del monoplato y no hemos hablado de las ventajas, que para mí compensan esos inconvenientes más que de sobra. Esas ventajas son:
  • Mayor simplicidad en el manejo del cambio: Es una gozada el preocuparte solo de subir o bajar piñones según lo necesites, sin preocuparse de cambiar platos. Asimismo, ya no tienes que estar vigilante de buscar en cada momento el plato más adecuado conforme a lo que te vas a encontrar en los próximos metros, para evitar que te toque cambiar de plato y piñones más o menos simultáneamente en el momento más crítico para ello. 
  • Mayor simplicidad mecánica: Ya no necesitas desviador de plato, porque tienes solo uno, así que es su lugar va una pieza fija que dirige perfectamente la cadena al único plato, con lo que las posibilidades de que se te salga la cadena del plato se puede decir que son nulas. Además, el reglaje del cambio es mucho más fácil por razones obvias. 
  • Ahorro de peso: pues sí, claramente supone un ahorro de peso, y no solo porque de 3 platos pasamos a uno solo, aunque pueda aumentar también algo el número de piñones, sino porque también te ahorras el peso del mecanismo desviador de plato, el correspondiente cable con su funda, y el mando de manejo desde el manillar, que todo va sumando.
Monoplato, o plato único, con la pieza que imposibilita que se salga la cadena

Yo diría que la mayoría de las bicis de hoy en día montan dos platos, consiguiendo solo algunas de las ventajas descritas y de forma parcial, porque no se quiere sacrificar para ello una relación de cambios más amplia y con escalones más progresivos, pero para los que no nos importa o no nos afecta tanto eso, el monoplato es perfecto. 


El material del cuadro

Aquí la duda es si vale la pena el carbono o no. La principal ventaja del carbono es el ahorro de peso, pero a costa de un notable incremento de precio.

Por otra parte, el carbono es algo más delicado en cuanto a resultar dañado, por ejemplo cuando la apilemos con otras bicis para transportarlas en coche o furgoneta y se arañen entre ellas, a la hora de apretar tornillos del cuadro, abrazaderas como las de algunos componentes o mismamente la del trípode de trabajo, etc. Incluso te dicen que donde con el movimiento pueda andar rozando un cable propio de la bici coloques un adhesivo que proteja el material del cuadro. También puede ocurrir que algunos productos químicos lo dañen, con lo que hay que tener también algún tipo de precaución con ello. El aluminio es mucho menos delicado y no requiere tantas precauciones, si bien es verdad que con el carbono tampoco es un drama y se trata simplemente de ser un poquito más cuidadoso.

En mi caso, la bici que me interesaba, porque me encajaba perfectamente todo lo que yo quería, y encima tenía oferta con un importante descuento, directamente era de carbono, así que no me lo tuve que plantear mucho.

Por otra parte hay bicis de aluminio que consiguen también un buen ahorro de peso. Pero en definitiva, la cuestión es si realmente vale la pena el sobrecoste en relación con las ventajas que te ofrece, cosa que ya tiene que valorar cada uno y en cada caso… porque puede pasar como a mí que por un lado no tenía muchas opción donde elegir y por otra la importante rebaja en el precio mitiga ese sobrecoste.

En mi opinión, es más importante montar componentes buenos y luego, si sigues teniendo margen presupuestario, valores si compensa apostar por un cuadro de uno u otro material. 


El manillar

Aquí también he notado un cambio con respecto a mi anterior bici: la nueva tiene un manillar notablemente más ancho, lo que contribuye a tener una manejabilidad mucho mayor, y se nota.

Manillar ancho
El único inconveniente es el derivado de que su anchura en algún momento dado puede llegar a dificultar el paso por sitios estrechos. En mi caso en interiores al pasar la bici por puertas que no sean anchas te obliga a maniobrar la bici para que pase y resulta algo engorroso. En una ocasión, también llegué a tocar en una trialera con el manillar en el tronco de un árbol, sin mayores consecuencias que un pequeño sobresalto al rebotar el extremo del manillar en el tronco. En caso de vegetación cerrada lógicamente la anchura de manillar tampoco beneficia en cuanto a llevarse arañazos en los brazos. 


El sistema antipinchazos

Aquí he pasado de las bandas antipinchazos que usaba en mi antigua bici, al sistema tubeless. No voy a entrar en detalles ya que he escrito un artículo específico sobre el sistema tubeless (próximamente) y aquí alargaría el artículo más de lo deseado; simplemente apunto que, como muchas cosas, tiene sus ventajas en inconvenientes, pero creo que metiéndose en una bicicleta de gama alta probablemente es el sistema más apropiado y yo estoy muy contento con él, tanto en resultados como en sensaciones. 


Otras partes

Hay algunas otras partes en las que también se nota que la tecnología va avanzando y van mejorando. Se va optimizando el manejo, el peso, la comodidad, la fiabilidad, el mantenimiento, etc de muchos otros componentes (los frenos. las llantas, los desviadores, las cubiertas, las manetas...). Pero creo que en general los cambios que más se notan y aprecian son los que he expuesto hasta ahora.


El conjunto. Conclusiones

Realmente ya he ido diciendo todas las virtudes de la bici nueva, pero me gustaría resaltar las principales cosas que destacaría con una visión de conjunto, lo que en cierto modo va a servir como las conclusiones que yo saco.

Lo que primero destacaría es el tema de la enorme estabilidad y seguridad que transmite. Yo especialmente lo valoro bastante y a ello contribuye una geometría de la bici muy estudiada, apoyada por otras importantes características como puede ser la doble suspensión, el manillar ancho, o las ruedas de 29 pulgadas. Con todo ello se tiene una enorme sensación de seguridad y control sobre la bicicleta, dando confianza para lanzarse sin miedo por terrenos difíciles. La tija de sillín telescópica le da ya la puntilla cuando de lo que se trata es de bajar por trialeras.

En segundo lugar, la propia comodidad de rodadura de la bici y la facilidad para mantener ritmos algo más altos que con mi antigua bici. Entre el tamaño de las ruedas y las modernas suspensiones se consigue un gran “filtrado” de las irregularidades del suelo, que aporta comodidad y seguridad, e incluso una menor resistencia a la rodadura. Asimismo, la inercia de las ruedas de 29 pulgadas se nota a la hora de mantener ritmos de rodadura.

Otro aspecto que destaco es la comodidad de llevar un único plato, tanto a la hora de gestionar los cambios como con su ajuste y mantenimiento. En otros casos puede que no, pero en mi caso las limitaciones que el monoplato conlleva quedan compensadas sobradamente.

Una dificultad que me encontraba en alguna ocasión con mi bici antigua es cuanto atacaba una pendiente de tierra tremendamente empinada, si me levantaba para pedalear derrapaba la rueda trasera y perdía fuerza por ella, y si me mantenía sentado a cada pedalada la rueda delantera se levantaba haciendo caballito e iba rebotando con una cierta dificultad de control. Es una situación que no era fácil gestionar bien. Sin embargo, con la bici nueva eso no me pasa, o al menos no tan marcadamente, gracias a la combinación de ruedas grandes, geometría de la bici, relación de cambio, etc.

En resumen de todo, el cambio ha sido mucho más significativo de lo que me esperaba, por lo que a los que le ocurra como me pasaba a mí que tienen una bici que se ha quedado algo desfasada (un indicio por ejemplo es que se trate de una 26 pulgadas con tres platos) a pesar de que no tenga muchos años, creo que deben valorarlo.

No obstante, que nadie se lleve a engaño que las bicis por muy modernas que sean no ruedan ni suben solas y en el fondo hay que seguir haciendo un esfuerzo parecido para llegar a los mismos sitios. Así que el que esté pensando en rodar y subir de una forma menos exigente entonces tendría que estar pensando en otra modernidad como son las bicis con asistencia eléctrica, que te permiten reducir esfuerzos… o afrontar rutas mucho más largas y exigentes que de otra forma podrían ser inabordables: se trata de otro concepto distinto pero igualmente válido, respetable y que incluso no tiene por qué ser menos exigente.



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