lunes, 24 de junio de 2019

Ruta MTB: Cercedilla-Camino del Agua-Pto. Fuenfría-Valsaín-Pto Cotos-Pto Navacerrada-Cercedilla

Ruta MTB: Cercedilla-Camino del Agua-Pto. Fuenfría-Valsaín-Pto. Cotos-Pto. Navacerrada-Cercedilla
Año 2019. Participantes mayo: Ángel MP, Alfonso y yo. Participantes junio: Goyo y yo


Ruta muy bonita, con cierto kilometraje y desnivel pero bastante llevadera... salvo el último kilómetro de llegada a Cotos. Destacan varias partes del mismo como la subida por el siempre agradecido Camino del Agua, el largo descenso trialero y técnico del sendero del Gallo + Trialera Segoviana o el paso por el archiconocido y bonito paraje conocido como la Boca del Asno.





La ruta la he realizado recientemente dos veces, una en mayo y otra en junio, debido a que en la primera ocasión una avería mecánica obligó a Goyo a retirarse, así que me ofrecí gustoso a repetirla con él en cuanto volviéramos a tener una buena ocasión. Para el relato del trayecto me voy a basar en ambas fechas, poniendo las particulares de cada una de ellas en el color correspondiente.

Se trata de una ruta algo larga, con lo que va un poco justa para hacerla en una mañana, como hacemos normalmente (contando con los trayectos en coche y no madrugando en exceso). Pero el caso es que en ambas ocasiones surgieron varios incidentes que hicieron que nuestros horarios se fueran un poco al traste, con lo cual acabamos llegando a comer a casa un poco tarde. En el primer caso también nos perdimos nuestras habituales cervezas finales, pero en el segundo no la perdonamos e incluso repetimos; sin problema ya que antes de salir de casa ya habíamos avisado que podía ocurrir fácilmente que nos acabáramos yendo un poco de horario.  


El track obtenido es prácticamente el mismo en ambas veces, ya que hicimos el mismo recorrido. Pongo el de la vez de junio por poner uno de los dos, pero ya digo que el otro sería prácticamente el mismo. El perfil con sus datos son los siguientes:

Track: Grabado in situ (pincha aquí para acceder al track en wikiloc).

Índice IBP: 117



Fechas: 5 de mayo y 9 de junio de 2019

En ambas ocasiones aparcamos en nuestro sitio habitual cuando hacemos una ruta que parte de Cercedilla. Allí nos preparamos.

Mayo: Los días precedentes había hecho un calor de verano, así que cuando llegamos a Cerdedilla con nuestra equipación de verano y vemos que hacen 4 grados nos entran muchas dudas de vestimenta, ya que hace bastante frío pero es posible que luego nos sobre la ropa. Unos optan por chalecos, manguitos, etc. Yo opto por el socorrido chubasquero que suelo llevar siempre en la mochila, que me hará de cortavientos y de contenedor de calor hasta que me sobre y me lo quite... si es que llega ese momento; he traído en el coche un maillot de manga larga pero prefiero optar por el de maga corta y el cubasquero, lo cual al final me funcionó bien.

Junio: Aunque aquí en Cercedilla hace algo de fresquillo, nada que ver con la vez anterior, así que salimos directamente con la equipación de verano (si acaso manguitos y Buff), con la idea de que aunque ahora al principio hay que aguantar un poco el fresquete enseguida nos va a ir bien.

Atravesamos una parte del casco urbano de Cercedilla para acceder al Camino del Agua, con unas calles en cuesta que te hacen entrar rápido en calor. Una puertecilla te da acceso al camino del Agua, entrando en bosque desde el primer momento.

El Camino del Agua es un sendero boscoso muy agradable. Hay algunas zonas un pelín técnicas con raices y rocas, pero todas salvo una se salvan con relativa facilidad. En esa otra hay que bajarse puntualmente de la bici, pero enseguida estás de nuevo montado. Tiene tendencia de subida, pero es suave.

Llegando hacia su final el sendero empieza a cambiar de subir a llanear y finalmente bajar. En la bajada el sendero se empina hacia abajo y se ensancha pero también se va volviendo un poco trialero. Al final, abajo, se gira a la izquierda donde enseguida te encuentras una puerta precedida por una zona muy rocosa.

Rebasada la puerta se continúa para cruzar al otro lado del arroyo y se acaba subiendo, con algunos tramos de raices algo peleones, a un camino con el que se enlaza y se continúa un poco, hasta un punto en el que hay que girar en gran medida hacia la izquierda, casi como si estuvieras retrocediendo. De esta forma se coge una pista asfaltada que te lleva al conocido Camino de la República que es a donde vamos a parar (km 7 del track).

Siguiendo el Camino de la República se realiza una subida larga pero llevadera, hasta el Mirador Vicente Aleixandre (km 11,6 del track), luego hay un tramo de descanso donde se deja a nuestra izquierda el reloj de sol de Cela (pasado el km 12 del track), y posteriormente está el tramo final de subida  hasta el Puerto de la Fuenfría, pasando primeramente por el Mirador de la Calva (km 15,4 del track) y llegando al Puerto (km 16,1 del track) por cuestas que visualmente parecen casi llanas, aunque tus piernas te dicen que no es exactamente así.

Mayo: Como hacemos habitualmente cuando vamos con Ángel MP, la subida la hacemos a buen ritmo, pero interrumpida por pequeñas microparadas que aprovechamos para reagruparnos, hacer alguna foto, comer una barrita, contemplar vistas, etc. Solemos hacer las paradas en el km 8,4 del track, en el mirador Vicente Aleizandre, alguna vez hemos visitado el Reloj de Cela, y en el Mirador de la Calva; aunque frecuentemente y dependiendo de como vaya el grupo (agrupado o desperdigado) muchas de estas paradas no las hacemos y otras son microparadas. Hacemos una parada en el puerto para comer algo, aunque hace frío y yo sigo con el chubasquero puesto.

Junio: Como vamos Goyo y yo solos y subimos a un ritmo muy parecido, decidimos hacer toda la subida al Puerto de tirón, sin paradas, con idea de no romper el ritmo y además ahorrar algo de tiempo que luego nos puede venir bien. En el puerto comemos algo y dedicamos unos pocos minutos de relajación antes de seguir.

Junio 2019: Goyo y yo en el puerto de la Fuenfría

Tras el descanso en el puerto, continuamos por el camino que baja por la derecha según hemos llegado al puerto. Este camino de descenso (como tónica general, aunque tiene algún pequeño repechín), algo agreste, pronto se va estrechando y convirtiendo en sendero.

Más adelante el sendero se convierte en una eterna trialera bastante técnica en algunos puntos y algo peleona, con mucha roca y algunos escaloncillos, hasta que finalmente se llega a un pequeño prado en alto que constituye un punto de descanso intermedio.

Mayo: Vamos bajando los cuatro y cada uno peleando con las rocas hasta llegar a la praderita, donde nos vamos reagrupando.

Mayo 2019: Alfonso bajando por el sendero del Gallo

Junio: Voy delante de Goyo y en uno de los tramos estando en plena "pelea" con las rocas oigo la caída. En cuanto puedo soltar la bici a un lado echo la vista atrás y veo a Goyo espanzurrado en las rocas y quejándose. Como veo que no se incorpora y en el sitio donde ha caído es de rocas y muy abrupto me asusto un poco de verlo espanzurrado sin levantarse, pensando que se ha podido romper algún hueso. Dejo la bici y subo rápidamente. Goyo se empieza a incorporar, se ha llevado un buen golpe pero no parece que tenga nada roto. Al parecer se le ha trabado la rueda delantera y ha salido por delante de la bici. En principio se queja de la palma de la mano y el muslo. De primeras parece que lo peor es lo de la palma de la mano, porque se le hincharía y se le formaría un buen hematoma, pero al cabo de los días eso perdería importacia y sin embargo le aparecerían fuertes dolores en el tórax y el muslo le seguiría dando guerra, mandándole el traumatólogo un mes y medio de reposo relativo (sin actividades de impacto). Echamos unos minutos allí hasta que Goyo se va restableciendo y vamos viendo cómo queda la cosa. Donde estamos no hay mucha opción de retirada y como parece que la cosa no es grave y lo principal son las molestias en la mano sobre todo a la hora de frenar decidimos continuar la ruta. 

En el prado se gira a la derecha para continuar por el sendero que continúa por este lado, con un punto algo más delicado al poco pero luego ya más fácil, hasta que se cruza un pequeño arroyo y hay un repechito que nos lleva a confluir a una pista.

Mayo: En pleno repecho tras cruzar el arrollo, Goyo empieza a experimentar problemas con el núcleo de su bici y los piñones giran locos sin hacer girar la rueda. Tras coronar el repecho lo medio solucionamos para poder continuar.

Sin embargo, no tenemos que continuar por esta pista sino tirar para abajo un poco a la izquierda, por un sendero que al principio casi no se aprecia pero luego se define más. Este descenso de repente se empieza a volver un poco técnico y trialero, pero que finalmente se va dejando resolver todo bien sin tener que echar ningún pie al suelo.

Finalmente se llega a un río, que hay que cruzar por el agua, y un pequeño tramo de camino después se alcanza otro camino ya más importante.

Mayo: El río nos pilla un poco de sorpresa y de momento no sabemos qué hacer pues lleva cierto caudal. Al final decidimos cruzarlo montados y resulta la mejor solución, aunque no por ello nos libramos de acabar con los pies chorreando agua y por supuesto los calcetines y zapatillas totalmente empapados.

Mayo 2019: Yo cruzando el río
Mayo 2019: Vista atrás tras cruzar el río. Goyo vuelve a tener problemas con su rueda
Mayo 2019: Y vista hacia adelante desde el mismo punto

Junio: Lo del río ya nos lo sabemos de la otra vez, así que esta vez sin parar cruzamos montados sin más miramientos. 

Seguimos bajando por el camino al que hemos llegado y más adelante nos salimos por un sendero que sale por la izquierda. Siguiendo el sendero acabamos llegando a orillas del río Eresma.

A partir de este punto vamos a ir bajando por la margen izquierda del río Eresma, con bonitos parajes. Hay tramos conformados por enormes bloques de rocas que en algún momento anconsejan desmontar de la bici para pasarlos. En algunos puntos hay pequeños desvíos o variantes que permiten esquivar algún punto demasiado conflictivo para la bici. Y hay bastanzes zonas de rocas y raices que sin embargo se van dejando hacer.

Con esta tónica se recorren unos 3 kilómetros a orillas del Eresma hasta que se llega a la zona conocida como Boca del Asno. En este punto te desvías unos metros del cauce y subes un repechillo para situarte de nuevo a orillas pero en todo lo alto en un singular y magnífico punto donde el entorno y el paisaje te deleita los ojos. Allí parece un punto obligado para hacer una parada para picar algo.

Mayo: La bici de Goyo sigue dando problemas cada dos por tres, y antes de llegar al río Eresma lo damos por imposible. Como no hay buenas opciones de recortar la ruta desde aquí, se decide que nosotros continuamos la ruta prevista y Goyo sale a las Siete Revueltas y sube al puerto de Navacerrada desmontado de la bici, con idea de bajar desde allí a Cercedilla mayoritariamente montado porque es cuesta abajo y no hay que dar pedales. Alfonso, Ángel y yo continuamos la ruta y recorremos la orilla del río Eresma parando a hacer fotos en algunos puntos. Finalmente llegamos a la Boca del Asno y tra subir el repechin hacemos la parada aquí. Allí echamos un buen rato comiendo algo y contemplando el entorno.Yo ya me despojo del chubasquero y me quedo exclusivamente con la equipación de verano.

Mayo 2019: Bonito recorrido junto al río Eresma
Mayo 2019: Haciendo fotos en este bonito entorno
Mayo 2019: Una vista hacia atrás
Mayo 2019: Alfonso en acción
Mayo 2019: Ángel fotografiándole
Mayo 2019: Parada en la Boca del Asno
Mayo 2019: Ángel fotografiando el entorno
Mayo 2019: Y Alfonso con el picoteo

Junio: En esta ocasión Goyo y yo seguimos la ruta sin incidencias, si bien paramos en un punto para que Goyo meta un rato la mano lesionada en la fría agua del río para ver si  mejora algo. Llegamos a la Boca del Asno y hacemos una miniparada pero enseguida decidimos seguir y dejar la parada para comer algo para más adelante, quizás por Valsaín.

Junio 2019: Goyo aliviando la mano en el río

Junio 2019: Goyo y yo en la Boca del Asno

Llegados a la Boca el Asno, se continúa durante un rato todavía por agradables senderos en dirección a Valsaín, siempre por la margen izquierda del río. Llega un momento en el que hay un puente que cruza el río y casi inmediatamente un acueducto; debemos cruzar ese puente para pasar al otro lado del río, y luego pasar por debajo del acueducto, llegando a una explanada grande. Luego ya por caminos llegamos a Valsaín, pasados unos 4 km desde Boca del Asno.

Cruzamos las pequeñas urbanizaciones limítrofes con Valsaín, usando un pequeño tramo de unos 200 metros de la carretera CL-601 (la que baja de Navacerrada por las famosas siete revueltas), y salimos de las urbanizaciones por una pista asfaltada (km 31,1 del track) que es la que tendremos que seguir durante un buen rato para ir subiendo a Cotos.

Al poco de empezar esta pista astaltada, en una curva a derechas (km 32,2 del track), hay a la izquierda (exterior de la curva) un agradable paraje.

Mayo: Aprovechando que Alfonso se va quedando un poco, Ángel y yo nos salimos un momento a visitar este paraje. Alfonso nos pasa de largo, pero enseguida enlazamos de nuevo con él.

Mayo 2019: En el acueducto, ya cerca de Valsaín
Mayo 2019: Foto del río en el paraje
Mayo 2019: Ángel en el paraje

Junio: Pensando en el sitio donde hacer la parada, en un principio había pensado en Valsaín, pero luego me acordé de este paraje. Goyo y yo hacemos la parada en este paraje, donde comemos algo y Goyo también aprovecha para refrescar de nuevo su mano en el río.

Junio 2019: Goyo y yo en el paraje
Junio 2019: Abandonando el paraje

Hacemos la subida hacia Cotos por la pista. Esta subida tiene tres partes muy diferenciadas: una subida inicial, donde se sube por pista asfaltada con pendientes algo machacantes y constantes, una parte intermedia donde hay un auténtico sube y baja con repechos que te van minando las fuerzas sin darte cuenta, y la tremenda parte final hasta el puerto de Cotos por el GR-10.1 o Camino Viejo del Paular, que luego comentaré.

En la primera parte las pendientes no dan tregua ninguna, si bien son pendientes razonables, aunque algo altas en algunos momentos. No obstante, al estar la pista asfaltada se sube bien marcando un ritmo.

La segunda parte en teoría tiene un balance global más o menos horizontal, pero empieza con una larga bajada y contínuos sube y bajas que te van desgastando y los repechos que te vas encontrando cada vez "caen peor". Es quizás una cuestión psicológica de que piensas que lo que bajas luego lo tienes que subir, pero también hay tramitos con sus buenas pendientes que te obligan a esforzarte un poco. Esta segunda parte finaliza con una bajada que te deja en el cruce con el GR-10.1, que es el que hay que coger ahora.

Mayo: Ángel para un momento a quitarse ropa y Alfonso se va quedando. Yo prefiero subir a un ritmo constante y algo más alto o no tan lento, por lo que dejo atrás a Alfonso con idea de parar para reagruparnos en un desvío que creo que hay más adelante; no obstante, imagino que Ángel meterá ritmo y me alcanzará. Al final no veo ningún cruce y acabo terminando la primera paarte de la subida, por lo que al venir ahora una buena bajada decido que es un buen sitio para esperarles. Al parecer Ángel se quedó con Alfonso al alcanzarle para acompañarle a su ritmo. Espero más de 7 minutos hasta que aparecen, con lo que ya estaba preocupándome de si les había ocurrido algo, pero por fin aparecen y continuamos. La segunda parte de la subida vamos como un chicle, esperándonos un poco a cada rato con idea de no desperdigarnos tanto como antes. Finalmente alcanzamos el cruce con el GR-10.1 y allí paramos para comer y reponernos un poco de cara a la dura subida final.

Mayo 2019: Alfonso en el primer tramo de subida
Mayo 2019: Yo en el tramo intermedio
Mayo 2019: Cruce con el GR-10.1 al que se llega por la pista de la izuierda en la foto
Mayo 2019: Alfonso y Ángel, parados en el cruce (o intersección en "T") con el GR-10.1

Junio: Goyo marca su ritmo, pero vamos los dos solos y ademas hoy yo creo que no iría mucho más rápido ya que ya he ido viendo que no me encuentro del todo fino, así que decido acomodarme a su ritmo y que subamos juntos. De todas formas el ritmo de Goyo no es malo. Al cruzar un puente Goyo pide hacer una paradita intermedia para comer una barrita o algo, y así hacemos; la verdad es que por un lado yo no tengo intención de comer nada y el parar me rompe el ritmo, pero de todas formas mis riñones también agradecen la parada. Continuamos y más o menos juntos acabamos llegando al cruce con el GR-10.1. Allí paramos unos instantes para comer una barrita y recuperar algo, pero no tardamos mucho en continuar para no quedarnos fríos.


Lo que queda hasta Cotos es la dura subida por el GR-10.1 o Camino Viejo del Paular. Son "solo" 3,2 km, pero durillos. El cálculo de pendiente media en este tramo me sale el 9,2 % (286,4 m de desnivel en 3100 metros), con lo que ya se puede uno imaginar que la mayor parte del tiempo estás con pendientes por encima del 10%. Hay algún tramito de medio-descanso y otros son especialmente duros. Y el terreno no ayuda sino todo lo contrario, ya que se trata de un camino de tierra y grava en el que hay que controlar la tracción para no derrapar, y encima hay una parte final técnica con rocas, raices, barro, agua... Esa parte final se puede hacer por el camino o por un sendero paralelo, plagado de raices pero útil cuando el camino se convierte en un arroyo por el que es difícil subir.

Mayo: Tiramos para arriba, cada uno a su ritmo. Al principio la subida no parece tan horrorosa, pero ya pica. Intento seguir a Ángel aunque me cuesta, mientras que Alfonso va a su ritmo. Voy vigilando el cuenta kilómetros para intentar motivarme de que cada vez queda menos, pero casi que produce el efecto contrario el ver lo que le cuesta ir sumando al cuentakilómetros. Algún tramo de falso llano permite recuperarte un poco. Una curva amplia a izquierdas me resulta particularmente dura, quizás por intentar no despegarme mucho de Ángel. Tras ella nos metemos en el tramito final, que son unos 600 metros. En esta ocasión el camino está bastante mal, con agua, y nos cuesta mucho progresar; Alfonso, que venía por detrás se ha metido en el sendero paralelo y se coloca a nuestra altura. Ángel y yo nos bajamos de la bici para trasladarnos al sendero y nos unimos a Alfonso. Yo ya subo con Alfonso hasta arriba, poniendo pie en tierra en algún que otro punto para superar raices, pues las fuerzas no están como para hacer machadas y además ya teníamos asumido y hablado que no vale la pena derrochar fuerzas para completar esta especie de reto. Arriba hay una puertecita precedida por un escalón, así que cuando llegamos, muy justos de fuerzas, y veo el escalón, pienso que Alfonso, que es muy trialero, lo va a subir montado y me va a "obligar" a mí a hacer lo mismo. Afortunadamente Alfonso se baja de la bici justo al llegar al escalón y pasamos la puerta... nos sorprende no ver a Ángel detrás nuestro. Tras bastantes minutos de espera, le llamamos por el móvil y resulta que ha tenido una pequeña avería con la bici que se le ha complicado mucho pero ya está terminando y sube. Nos juntamos todos en el pueto de Cotos, donde Alfonso a aprovechado para recargar agua. También nos ponemos en contacto con Goyo que nos dice que acaba de llegar. Nosotros calculamos que ya iremos rápido y en menos de tres cuartos de hora nos juntaremos con él. 

Mayo 2019: Vista atrás desde el punto de llegada a Cotos
Mayo 2019: Ángel llegando a Cotos, y en primer plano el escalón final


Junio: Tengo idealizada de la otra vez esta subida como muy dura y encima hoy no estoy como la otra vez, así que dejo que Goyo tire delante que se le suelen dar mejor que a mí las pendientes muy explosivas. No obstante me alegra ir comprobando que mi recuerdo era peor que la realidad. Así vamos subiendo, pero como digo hoy no me encuentro del todo bien y empiezo a sufrir unas tremendas náuseas y un sofocón que no sé de qué viene. No obstante sigo para arriba, con unas ganas tremendas de echar los pies al suelo pero aguantándome por orgullo... hasta que Goyo para para descansar un poco y eso a mí me "salva". Nos refrescamos un poco y le cuento lo que me ha ocurrido y que necesito darme un airecito; esa misma tarde me daría cuenta de cual es el problema al estar suelto del estómago: el día anterior estaba mal de la tripa por una abundante comilona de dos días antes y aunque me creía ya recuperado en realidad no era así, y los polvos isotónicos que no uso mucho porque no me suelen caer del todo bien al estómago, han sido ya el detonante. Eso explica muy bien las tremendas náuseas que casi me obligan a parar a vomitar y el repentino sofocón de calor que es el típico de cuando se te revuelve el estómago. En pocos minutos reanudamos la marcha y enseguida llegamos a la parte chunga, pues estábamos ya muy cerca. Goyo tira por el camino y yo, recordando la vez anterior, tiro directamente por el sendero paralelo, aunque según parece el camino hoy estaba más transitable que la otra vez y probablemente era la mejor opción. De todos modos esto es solo al principio y uno y otro acabamos confluyendo en el mismo punto ya que enseguida se vuelven a juntar. Así, bajándonos alguna vez que otra de la bici, llegamos a Cotos. En Cotos me acerco a la fuente a refrescarme la cabeza y dejo unos minutillos que me dé el aire y así me voy sintiendo algo mejor.


Junio 2019: Goyo y yo en Cotos
Junio 2019: A mis espaldas la fuente y Venta Marcelino


 
De Cotos al puerto de Navacerrada no hay camino alternativo, así que toca ir por la carretera, lo cual no hace mucha gracia. Por suerte se puede ir rápido y no se tarda demasiado en alcanzar el Puerto de Navacerrada.
Mayo: Ángel sigue teniendo algunos problemas con la rueda trasera, así que nada más salir de Cotos paramos en la cuneta para ver qué es lo que pasa. Unos minutos más tarde parece estar todo solucionado y reanudamos la marcha. Ángel nos lleva a un ritmo altísimo, de hecho a mí apenas me dan las revoluciones de los pedales para seguir el ritmo y voy con la lengua fuera... de primeras me sorprende sobre todo que Alfonso, con su bici de 26 pulgadas, pueda llevar esa velocidad, pero luego caería en la cuenta que tanto Ángel como Alfonso llevan doble plato mientras que yo voy con monoplato y 11 velocidades; en definitiva yo no tengo la opción de poner desarrollos tan largos como ellos.

Junio: Vamos más o menos rápido pero no tanto como la otra vez, jajajaja. El airecillo en la cara por la velocidad me sirve para irme recuperando. En Navacerrada nos encontramos con que se está celebrando el Maratón Alpino, con el que tedremos coincidencia con algún que otro pequeño tramo de aquí a Cercedilla, en el que adelantaremos a los corredores con mucho cuidado de no estorbarles.
Llegados a Navacerrada, bajamos un poco por la carretera, pero tras la amplia curva a derechas que hay al poco de empezar a bajar, hay que salirse por el lado derecho. Por esa calle de acceso llegamos casi hasta el final y a nuestra derecha bajan unas largas escaleras, que tienen una rampa por la derecha.

Mayo: Llego yo el primero a las escaleras. Como no veo muy claro si la rampa es viable para bajar en bici o me voy a encontrar un cortado o algo así, opto por bajar por las escaleras desmontado (la rampa aunque es muy empinada parece fácil, pero si tienes algún problema y acabas cayéndote donde las escaleras te puedes hacer mucho daño). Ángel me da la impresión que por un momento duda, pero hace lo mismo que yo, y Alfonso opta por bajar montado en la bici por la rampa, que supongo que la conoce y la baja sin problema.

Junio: Le comento a Goyo que tenemos la opción de bajar por las escaleras o por la rampa y que él elija, pero enseguida opina que mejor por las escaleras, que la rampa tiene una caída muy fea y ya llevamos unos kilómetros a nuestras espaldas y no vamos frescos, así que no la vayamos a liar. A mí también me parece bien, así que así lo hacemos.

Bajadas las escaleras enseguida se sale a un camino por donde se inicia una frenética bajada hacia Cercedilla. Según parece es el camino del Calvario, conocido sobre todo por lo duro que resulta suibie en bici por él. Está plagado de rocas y alcantarillas que sobresalen bastante, y hay muchas zonas por donde baja el agua por todo el camino con lo que se junta la pendiente con la roca mojada y el barro, por lo que hay que tener un poco de precaución en este sentido. El descenso acaba llevándote (con cuidado con un desvío) al embalse de Navalmedio, desde donde ya por otra bajadita se alcanza Cercedilla. Llegados a Cercedilla, se atraviesa la población y se acaba llegando a donde está el coche.
mino de

Mayo: Alfonso y Ángel bajan a toda pastilla. Yo también, pero sufro bastante para seguirles. La cuestión es que las zonas de sombra unido a que entre el barro y la roca mojada el "suelo" es negro o muy oscuro, hacen que baje, con mis gafas de ciclismo con el cristal para sol intenso, casi a ciegas sin poder ver bien lo que me voy encontrando. Eso me hace replantearme ya en serio algo que le llevaba dando vueltas: comprarme unas gafas fotocromáticas. Bajo con la sensación de jugarme el pegarme un buen piñazo al combinar el no ver muy bien con el terreno resbaladizo, y por supuesto con la velocidad de bajada de intentar no perder a mis despendolados compañeros. El agua y barro salta a su libre albedrío lanzada por nuestras ruedas, así que acabamos empapados y llenos de barro. Finalmente llegamos al coche donde nos está esperando Goyo. Hoy no he traido ropa para cambiarme, así que tengo que poner unos trapos en el coche para no mojar el asiento con la ropa empapada.

Junio: En esta ocasión ya cuento con unas gafas fotocromáticas, así que no tengo los problemas de visión de la otra vez. Aparte, también baja menos agua que la otra vez. No obstante también acabamos algo mojados y embarrados, aunque no tan exagerado como la vez anterior. Llegados a Cercedilla pasamos por la terraza de un bar con cierto ambiente, en parte alimentado por el Maratón Alpino, así que no podemos resistir la tentación de parar y tomarnos un par de tercios de cerveza por cabeza. Tras saciar nuestra sed continuamos nuestro trayecto hasta llegar al coche, donde hoy no se me ha olvidado la ropa de recambio.


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